Elementos para pensar un sistema nacional de mejora continua de la educación
Juan Campechano Covarrubias*
Están en marcha una serie de cambios legales que modificarán el marco normativo que fundamentó lo que se llamó como reforma educativa. Hoy la “mal llamada reforma educativa”.
Como docente lo dije en diversos foros y con diferentes actores, cambiar las Leyes sobre educación no es cambiar la educación. Creo más en los cambios de las prácticas cotidianas de los maestros para mejorar realmente la educación. El Sistema Educativo Nacional, en un país como México, es algo muy complejo; no es sólo evaluación, no son sólo los maestros, no son sólo los planes y programas de estudio, no son sólo los niveles y tipos de escuelas, no son sólo las autoridades educativas en los diferentes niveles de gobierno. Son también las zonas geográficas, son las desigualdades económicas, son los contextos de violencia, son las diferencias lingüísticas y étnicas.
Cuando pienso en un sistema como un todo articulado, constituido con diversos elementos, que tienen funciones específicas, que se articulan, se relacionan, que interactúan funcionalmente para un fin determinado. Es fundamental tener claridad que no es sólo definir los elementos del sistema, es también saber cómo funcionan y cómo se relacionan. Qué tipo de finalidad persigue.
En ocasiones, pareciera que, a pesar de normas nacionales, planes de estudio nacionales y estructuras académicas iguales, los resultados y lo que se obtiene de aprendizaje en los alumnos tiene muchas diferencias. Qué, en qué condiciones y cómo aprenden los alumnos de Chiapas, Oaxaca, Guanajuato, Nuevo León, Jalisco, nos ofrece semejanzas y diferencias.
En la anterior reforma se le dio mucho peso a la evaluación y a la calidad, se generó un entramado jurídico, institucional y de procedimientos en torno a la evaluación, ante el agobio de recopilar evidencias, rúbricas, planes de mejora y otra serie de presiones burocráticas, muchos buenos maestros se jubilaron, algunos que no tenían tiempo para jubilarse se preocuparon por cumplir con los requisitos burocráticos, más los que tenían que evaluarse en el desempeño. Lo que menos se logró, en muchos casos, fue la normalidad mínima y los aprendizajes esperados. Docentes de inglés a los que nunca se les pago, profesores de contrato porque no estaban en tiempos de evaluaciones de ingreso. Al final, se pretendió presentar un nuevo modelo educativo, que quedó más en papel y buenas intenciones que en las prácticas reales.
De lo que se propone veo dos aciertos y un buen ánimo. El principal acierto es la búsqueda por crear un Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación que entre sus propósitos tendrá:
d) Proponer mecanismos de coordinación entre las autoridades educativas federal y de las entidades federativas para la atención de las necesidades de las personas en la materia” (Decreto 15/05/2019, p. 5).
Esperando que ya no haya justificaciones por falta de coordinación entre el FONE y las autoridades locales, la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente y sus contrapartes en los estados. Otro acierto, es reconocer las diferencias, lingüísticas, étnicas, geográficas, de condiciones en que operan y de características de los alumnos.
El buen ánimo del magisterio al saber que su trabajo no está supeditado a una evaluación y la carga de trabajo que implicaba cumplir con los requisitos de las instancias evaluadoras, se puede destinar en la atención a los procesos de enseñanza y aprendizaje de los alumnos.
Cómo involucrar a todos los actores y todas las instancias en procesos de mejora continua de la educación. Implicará necesariamente que la sociedad cambie en el sentido que apoye los cambios en la educación. No es suficiente sólo pensar en casos ejemplares o paradigmáticos, de los niños y maestros que en condiciones muy adversas obtienen resultados sobresalientes. Es cómo llevar a la mayoría a niveles de excelencia, de procesos de mejora continua.
Son muchos los aspectos y actores que se deben pensar y relacionar para pensar al Sistema Nacional de Mejora Continua, pero no se debe pensar que tomando o privilegiando un elemento se transformará el todo. Deben ser las partes y el todo, pero también el todo y cómo ese todo determina las partes, en ida y vuelta.
También lo dije, que cuando se fueran los salvadores y los opinadores de la educación, los profesores seguirán ahí, en cada escuela, en las condiciones más adversas, a pesar de muchas autoridades, educando de acuerdo a sus posibilidades y condiciones.
Que se piense en las necesidades de las personas en la materia, ya es un buen inicio.
*Maestro en educación. Coordinador en el Instituto Global de Estudios Sindicales y Educativos del SNTE. [email protected]