Violencia sistemática para neutralizar

 en Carlos Arturo

Carlos Arturo Espadas Interián*

No importa el acoso laboral, sufrimiento del trabajador, abandono de los “clientes”, derrumbe de las instituciones y demás, lo único importante es: que no haya escándalo. Que se muera, sufra, lamente, pero en silencio… en silencio…
Eso es lo que el sistema y estructura de poder admira en un puesto directivo: el control de los subordinados, la manipulación, el discurso vacío que no convence después de ser oído más de una vez y no ver resultados; es decir, lo que se aprecia es que quienes son gobernados, coordinados, sometidos, lo sean de conformidad y con paciencia, en un profundo silencio amargo que es orquestado por ese directivo.
Qué más despreciable que alguien con poder que lo usa para construir un terrorismo al interior de las instituciones, en un proceso sistemático donde no se cuestiona lo que se dice o se denuncia, sino el hecho de haber hablado y denunciado, ese es el delito y ahí, en ese momento la maquinaria se activa.
Porque es de saberse que el opresor, el terrorista no está solo, tiene como respaldo un sistema corrupto, represor y terrorista, porque recordemos, hay muchas formas de matar a un ser humano y una de ellas, es por medio de la violencia sistemática para neutralizarlo.
En eso la psicología, como ciencia de la conducta –que fue definida así en algún momento de su desarrollo disciplinario–, es donde cobra fuerza; ha servido como herramienta del sistema para el control, preparación y campañas de sometimiento. No es el único campo del conocimiento humano que ha servido en esta misión, hay muchos más.
Hoy, lo importante es desgastar y someter para dejar sin voz a quienes por derecho la tienen, no es necesario cortar la lengua para silenciar. Se trata también de impedir que se escriba; para ello se cuestiona desde el absurdo lo incuestionable, haciendo a un lado el principio de realidad para bloquear la expresión escrita y no se necesita cortar la mano para silenciar.
Hoy, los procesos brutales de eliminación de la expresión e incluso del pensamiento que plantea posibilidades de mundo e instituciones justas, ya no responde a violencia física, sino a violencia psicológica y en ello son expertas las instituciones.
Falta mucho que denunciar, falta mucho que expresar. Lo único es que, si estos procesos son lamentables en las instituciones en general, resultan insoportables y lamentables al extremo en las instituciones educativas, porque ahí es donde se resguarda parte de la cultura civilizatoria humana.
La paz se construye no con sometimientos, en mundos artificial y violentamente uniformados ante la imposibilidad de la expresión. La paz se construye en la diversidad, en el diálogo y en el entendimiento honesto, abierto y en el trabajo concreto, real que transforma y regresa la justicia a quienes históricamente han sido marginados y violentados.

*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. cespadas1812@gmail.com

Comentarios
  • Norberto
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    La lengua , expresión oral o escrita es una habilidad del ser humano inteligente, eso al sistema autoritario nunca le ha convenido, porque cuestiona desde las habilidades superiores del pensamiento y eso es muy peligroso para el estatus quo autoritario.

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