Yo no soy para eso de los números

 en Alma Dzib Goodin

Alma Dzib Goodin*

Cada vez que escucho esas palabras, creo que debemos darle las gracias a la cultura que nos llena de estereotipos. Recuerdo un comentario de mi buen amigo Fernando Fuentes, quien en una ocasión entrevistó al aclamado científico Arturo Álvarez-Buylla y su impresión fue que “tiene toda la facha de investigador”, ¿acaso debemos parecer investigadores para serlo?
La cultura nos llena de tantos estereotipos que segrega a las personas y les da o les niega permiso de hacer ciertas cosas. Los niños son inteligentes, las niñas son lindas. Los inteligentes pueden estudiar ciencias y los no tan aptos son buenos para carreras técnicas. Los hombres pueden tocar a las mujeres y las mujeres deben lucir los escotes, aunque al mismo tiempo, si lucen demasiado dan permiso para que otras cosas sucedan. ¡Todas son imágenes que hemos creado en nuestras cabezas aún antes de nacer!, porque el azul es para los niños y el rosa para las niñas.
Lo terrible es cuando asumimos esos roles y permitimos que la cultura dicte lo que puedo y no puedo hacer, pues nos negamos a nosotros mismos intentar cumplir sueños. Los números no son para mí, la ciencia es para gente con mucha inteligencia. ¿En serio?, tanto los número como las ramas científicas son invenciones culturales tan nuevas como las letras, fueron inventadas recientemente, así que no hay un gen o una estructura cerebral que las contenga.
Lo que si existe es un predominio de los hombres, pero no porque tengan funciones cerebrales superiores, sino porque les hemos dado el tiempo para dedicarse a estos quehaceres, además del permiso para tomar las ideas de las mujeres.
Las mujeres se dedican al hogar y en el tiempo que les queda libre pueden seguir sus pasiones. Hemos asumido esos roles de manera pasiva, hemos aceptado que los hombres dirijan el mundo, de manera literal. Les hemos dado nuestro voto de confianza, solo porque no sabemos como llamar al esposo de una presidenta.
Actualmente se sabe de muchos casos donde las mujeres han trabajado duro en proyectos, que son retomados por los hombres, porque “en manos de un hombre estas ideas valen más”. Me permito mencionar solo dos casos famosos: Einstein parece deberle mucho a Mileva Maric, así como Watson y Crick le deben mucho al trabajo de Rosalind Franklin, ambas fueron eclipsadas por el genio masculino.
Sin afán de hacer de éste un debate feminista, existen otras posturas, por ejemplo los afroamericanos no merecen estudiar, o los latinos son todos drogadictos. Los blancos tienen supremacía sobre el resto de las culturas. Las ciencias y la tecnología es para los hombres y son difíciles, mejor me dedico a algo más sencillo. En realidad todo esto moldea nuestras mentes de modo más agresivo que cualquier gen que pudiera existir.
Así lo muestran aquellos que se han atrevido, mujeres que ahora destacan en las ciencia, los negocios o la literatura y se ganan el respeto de los hombres. Niños que se han atrevido a ir en contra de los cánones familiares y se han dedicado al arte. Grandes bailarines que aceptaron la repulsión familiar porque el status quo dice que eso es solo para homosexuales.
Es tiempo de romper el molde y dejar que los niños exploren sus propias capacidades, ¡que lo intenten!, si no les gusta al menos no se quedaron con las ganas. Es tiempo de permitir aprender de los errores, ¡ya basta que todos seamos perfectos!, el error tiene aprendizajes infinitos. Motivemos a los niños hacia la ciencia, lo mismo que al arte o el deporte. Los deportes de contacto pueden ser para niñas, no porque los inventaron los hombres les pertenecen; del mismo modo que el tejido y maquillaje es un campo fértil para una visión masculina.
Abramos puentes para que los niños exploren sus talentos, no pueden saber que existen si no lo intentan. Cerrar las oportunidades corrompe el espíritu de las naciones y terminan exportando su talento hacía los países que sabe aprovecharlo. Ya basta de tirar el dinero educando a ese talento que tanto vale y cerrando las puertas en las nariz de aquellos que se han asumido, o que hemos asumido como de segunda categoría. El desarrollo de habilidades no depende de presupuestos y no debería depender de estereotipos, sino de la confianza en uno mismo, y en el ambiente que permita darse el lujo de intentarlo, por lo menos, intentarlo.

*Directora del Learning & Neuro-Development Research Center, USA. alma@almadzib.com

  • Ramón Escobar Tabera

    Tenemos la fuerza de la voluntad y la tenacidad para vencer obstáculos. Estas debe ser formadas y educadas en la familia y en la escuela o colegio.
    Cuando poseemos estas virtudes o cualidades las asignaturas tipificadas o no como difíciles se estudian con la disciplina para dominarlas o aprenderlas significativamente.

    • Alma Dzib-Goodin

      Mil gracias Ramón por tu comentario y por leer mi humilde idea.
      !Es cierto!, necesitamos impulsar el talento, ayudar a que los chicos lo descubran y se enamoren de ello. Esa es nuestra labor:)

  • MANOLO

    Publiqué recientemente un texto relativo al porqué NO se nos dan las ciencias a los mexicanos. Son trabajos presentados en congresos en los últimos seis años. Las raices son socio- históricas tanto como socioculturales. Y a pesar de toda la dificultas del sistema educativo nacional y local para tratar el problema, muy a su pesar no es capaz de aniquilar el talento científico en la población. En breve la baja calidad del sistema educativo nacional, no es un problema: es un proyecto de clase. Recientemente informan de estudios realizados relativos a la reprobación en la U. de G. a nivel superior.. Las aignaturas en las que el índice de reprobación es mayor… no es ninguna novedad… son las relativas a los temas de las Matemáticas. Como en tantos otros casos, la mano izquierde no ve lo que hace la derecha…. muchos estudiantes que reprueban estas asignaturas son egresados del nivel medio superior de la propia institución. ¿Cómo y ahí qué?

    • Alma Dzib-Goodin

      !Muy atinada la paradoja estimado Manolo!
      Lo dices bien: “no se logra extinguir el talento de algunos por la ciencia” y lo hacen tan bien que la exportan y dejan que otros se beneficien,
      Yo recuerdo maestros de matemáticas que decían que eran buenos por que reprobaban a muchos alumnos. En mi cabeza siempre creí que un buen maestro es aquel que hace que uno se enamore de la materia.
      Los problemas surgen desde la primaria, que los dejan pasar con carencias cognitivas, y luego en la secundaria, no les ayudan, y para ahorrarse el trabajo de enseñar, les dan puntos a los alumnos por hacer la tarea, por asistir, por sonreír, por no hablar. Llegan a la educación media superior y los reprueban sin darles las herramientas que supuestamente deberían tener. Ayuden al chico a entender que 2 + 2 son 4. Eso reduce por mucho a los interesados en ciencia, y quienes se atreven encuentran un mundo a parte. Pero son pocos los que se atreven.
      Mi teoría es que en la Universidad encuentran a personas apasionadas por su rama, lo mismo que gente que solo presume, pero es ahí donde uno distingue.
      Necesitamos enamorarlos antes, y dejarlos que se equivoquen antes. Aunque para ello necesitamos tener claro que es lo que se quiere como país.

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