Ya se pasaron: ¿cuestionamiento con fines ocultos?

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

Nuevamente, como ya ha ocurrido en varias ocasiones, el presidente aprovechó el espacio que tiene en las mañanas para pedir a las escuelas, específicamente a las Universidades, que ya regresen a presencial. Fue claro y específico, dado que felicitó incluso a docentes de nivel básico, quienes se sienten bien trabajando con los niños, pero de los de nivel superior dijo, “Ya se pasaron…”, haciendo alusión a que ya tardaron mucho tiempo en volver a las aulas.
De igual manera, volvió a señalar que nada sustituye las clases presenciales y enfatizó que no todos tienen acceso a internet y que la escuela representa el segundo hogar; en concreto pide, respetuosamente, que todo vuelva a normalizarse.
Hay, no puedo decir de forma evidente pero sí velada, una intencionalidad en este afán por pedir que las escuelas actúen con normalidad, pese a que estamos en un momento en el que se están, nuevamente, incrementando los contagios. Señalo esto porque, pese a que se puso en evidencia que, al menos en este momento, las clases a través de medios tecnológicos no son la mejor opción, cualquier persona dedicada a la educación tiene claro que donde un mayor impacto positivo y posibilidades reales de lograr aprendizajes es con la población del nivel superior, dado que ya disponen de herramientas cognitivas, un bagaje cultural y, sobre todo, una capacidad de autorregulación, madurez y autodeterminación que les permiten enfocarse y centrarse en sus procesos educativos, por lo que es el nivel en el que las clases en línea pueden ofrecer mejores resultados.
Por otro lado, por cuestiones del tiempo que se vive en ella, definitivamente la escuela se erige en el segundo hogar, pero si alguien, docente o estudiante, viviera el primer hogar como un lugar armonioso, cómodo, cálido en lo afectivo y estimulante intelectualmente ¿por qué preferiría la segunda opción? No lo digo con la intención de descalificar la escuela o de cuestionar el tipo de hogar que padres y madres han construido con sus hijos e hijas, es claro el papel que juega lo social en las personas, pero no necesariamente en todas. Hay docentes de varios niveles que fueron obligados a volver y que no necesariamente están felices con sus estudiantes, pero sí han sido responsables.
Por último, en el caso de la UNAM se están viviendo aún momentos de tensión entre la planta docente y la Universidad por las condiciones laborales, lo cual hará, seguramente, que muchos directivos exijan a sus docentes a regresar a las aulas, sabiendo que eso puede incrementar la tensión.
Por lo aquí expuesto, creo que decir ya se pasaron, sin tomar en cuenta estos factores, solamente pone de relieve un deseo y exigencia con un fin por debajo, seguramente económico, que sería mejor aceptar y no justificar el comentario en elementos que, como acabo de referir, podrían no tener un sustento sólido. Estamos a días de ver quién gana. Esperemos que sea el país ¿no?

*Doctor en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

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