Y si hacemos de la educación un videojuego entretenido

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Algo está pasando en educación que está influyendo en las prácticas y en los resultados educativos. En este fin de ciclo escolar hay una sensación de tedio y de hartazgo escolar. La reforma que viene no se le concibe como alternativa válida para resolver los grandes y los pequeños problemas del sistema.
En el lado de las innovaciones educativas, se comienza a desarrollar un fuerte movimiento llamado “gramificación pedagógica”, la inclusión o el uso del juego al utilizar distintas plataformas en entornos virtuales ha cobrado un mayor posicionamiento en nuestra realidad escolar.
El juego en educación siempre ha sido importante, aunque fue atendido mayoritariamente en los abordajes e indagaciones antropológicas, ¿quién no recuerda los juegos que jugaba durante su infancia?, tomar la calle, convivir con los pares infantiles o adolescentes. Jugos como la trais, la changai, los encantados, el chinchilegua, el resorte, los quemados, futbol, beisbol, choyita y un larguísimo etcétera. Estos juegos de los que fue ninguneado su valor educativo, pero que los millones de niños y niñas que nacieron antes de los ochenta lo llevan en su ADN vivencial sirvieron en el desarrollo físico motor, en la convivencia y la socialización con pares y la disputa y el triunfo por gana el espacio público.
De ahí la propuesta de hacer de la vida en la escuela un videojuego. Hoy sabemos, sin necesidad de recurrir a reportes e investigación que el 99.7 de niñas y niños. sobre todo en los polos metropolitanos, maneja, juega y convive con un aparato tecnológico para jugar, competir, entretenerse, etcétera. Ahora el juego mediado por entornos virtuales ha cobrado un especial protagonismo, hoy ya es inminente dicho práctica; miles de niñas y niños prefieren enlazarse a un video juego que estar presentes en una clase en contextos convencionales.
De ahí la importancia de dirigir la mirada de nuevo al juego, que junte o amalgame la práctica tradicional de los juegos directos con las alternativas lúdicas del entorno virtual y que las reglas, los fines o lo que se pone (por ganar puntos, primeros lugares, ganar vidas…). deberá cruzar principios, fines e intenciones verdaderamente educativas.
En este compromiso de resignificación habría que pensar que jugar es educarse y educarse es jugar. El juego y la educación van íntimamente vinculados, no sabemos cuándo ni cómo se escindieron, pero hoy se nos presenta una oportunidad válida de reconciliación.
Como dice el uruguayo Gonzalo Fraga creador de videojuegos, “el juego no te castiga, no te pone cero, te da otra oportunidad para seguir jugando”. Y esto es importante en los procesos educativos, hay miles de niños y niñas que deben salir de las escalas porque debido a la rigurosidad de sus reglas o con los estándares que están definidos desde una mirada de gente que no jugó o que no sabe jugar. Ahí mismo se escucha una recurrencia en las voces infantiles “me castigaron porque estaba jugando” (sic).
Los creadores, desarrolladores y programadores de juegos en entornos virtuales deberán pensar en el diseño de un videojuego que sirva para educarnos globalmente. En todo ello es importante regresar a los fundamentos del juego junto con las bondades de la intención del acto de educar. Es importante pensar la educación como un gran videojuego, se reciben propuestas de los diseñadores.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com

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