Vienen a consulta cuando ya se están muriendo

 en Rodolfo Morán Quiroz

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

Mi padre, médico y extremadamente sociable, solía quejarse de que algunos de sus pacientes iban a consulta después de haber sufrido dolores y molestias durante semanas. “¿Y por qué no vino antes?”, les preguntaba. “Es que no quería dar molestias”, contestaban algunos. Ante lo que mi padre contestaba: “las molestias han sido para usted, y ahora viene a verme cuando ya siente que se está muriendo”. La afirmación puede servir de analogía para otros servicios, pues acudimos al fontanero cuando se inunda la casa, al mecánico cuando el coche no arranca o no frena; en esos casos, después de varios meses de goteos o de dificultades y rechinidos.
De manera paralela, acuden a los docentes los estudiantes para señalar sus dificultades con la asignatura… en la última semana del curso. Desde las dificultades que han tenido para saber cómo entregar los trabajos escritos, cómo hacer los apoyos visuales, las fechas de presentación, los requisitos formales. Hasta las situaciones como el hecho de que en algunas sesiones no pudieron asistir por razones de salud, o asuntos familiares, o porque “creyeron” que no habría sesión en determinadas fechas que ellos determinaron festivas.
Es decir, cuando ya se acercan las fechas fatales se dan cuenta de que están en riesgo de repetir el curso. Cuando eso sucede, suelo decirles que no hay problema, si les gustó tanto el curso, pueden no presentar trabajos y asistir el siguiente semestre. Que será un placer verles ahí, dado que ya tienen algo de experiencia en la asignatura. Y si tuvieron tantas dificultades para asistir este semestre, hay esperanzas de que se resuelvan para el siguiente periodo escolar.
En todo caso, esas breves entrevistas al final del semestre refuerzan el valor que mi padre solía enfatizar acerca de la medicina preventiva: comportarse de manera que la gente no se enferme es mejor que atender los padecimientos, solía decir. No esperar a que haya necesidad de trasplantes de órganos, o a tratamientos radicales sin, decía él “portarse bien”. Ni demasiado vino, ni demasiada comida, ni demasiado sedentarismo. Y por eso enfatizo, en las primeras sesiones del curso, los requisitos de los trabajos, los requisitos formales a cubrir, los detalles importantes.
Suelo plantear, en la primera sesión, una afirmación “preventiva”: ¿tienen preguntas?, rara vez algún estudiante plantea preguntas acerca de cómo llegar sanos y salvos al final del curso. Así que yo insisto en sugerir la pregunta: ¿cómo acreditar el curso?, es entonces cuando algunos reaccionan y muestran su acuerdo en que es una pregunta importante en términos de prevención.
Por rutina o no sé qué, la incertidumbre suele cernirse sobre la asistencia al curso, en especial con los estudiantes de primer semestre. Algunos desertan sin despedirse siquiera, otros se dedican al amor o a la política y, sabedores de que eso es más importante que el aprendizaje de determinadas asignaturas, dejan de asistir varias sesiones del curso, hasta que se acerca la fecha del examen ordinario (o extraordinario, si las pasiones les obnubilan tanto el calendario). Y es entonces, cuando ya se ven muertos para el curso, que comienzan a consultar a los docentes acerca de qué trató el curso y cómo demostrarán que aprendieron lo que debieron aprender.

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del Departamento de Sociología del CUCSH de la UdeG. rmoranq@gmail.com

Comentarios
  • Humberto Arenas

    Recordar el mensaje preventivo de tu padre y obviamente a el y aplicarlo en tu contexto profesional nos demuestra la trascendencia y el legado de tu padre que sigue vivo en ti su hijo y en mi uno de sus hijos putativos.
    Saludos. Humberto Arenas

  • Héctor Armando Cisneros Muñoz

    Saludos al maestro. De él aprendí el esquema de Level y Clark en medicina preventiva. Hace 46 años.

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