Un ejemplo a seguir

 en Rodolfo Morán Quiroz

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

En días recientes tuve el honor de participar en un diplomado sobre migración, por invitación de la Universidad de Guanajuato (UG). En combinación con una asociación de mujeres latinas en Estados Unidos, la dirección de egresados de la UG organizó ese diplomado con fondos propios. La idea de partida es relativamente sencilla pero no la conozco de ninguna de las instituciones en las que he cursado estudios superiores, ni tampoco de aquellas con las que he colaborado… hasta el momento. Se trata de seguir a los egresados de la universidad y aprovechar sus inquietudes para organizar actividades académicas y recabar fondos para esas actividades, además de financiar becas para estudiantes de la propia universidad.
Según entiendo, el dinero no pasa por la administración central de la universidad, lo que quizá le quite atractivo a este tipo de actividades para algunos funcionarios que sacan algunas tajadas de los ingresos (y egresos) universitarios. Sabemos de otras universidades cuyas direcciones (o asociaciones) de egresados ofrecen descuentos a sus exalumnos en algunas empresas fundadas por otros egresados con espíritu emprendedor. También de algunas que organizan jornadas de trabajo en las que los expertos que salieron hace algunos ayeres de la institución comparten con los actuales estudiantes parte de sus experiencias, sabiduría y consejos.
Lo que resulta novedoso (al menos para mí, que no he recibido solicitudes ni ofrecimientos similares a las que propone la Universidad de Guanajuato) es la posibilidad de algo que los egresados solemos expresar: ¿cómo ser de utilidad a una institución educativa que nos formó durante unos cuantos semestres que resultaron cruciales para nuestra carrera profesional? En el caso de la UG, me entero que la dirección de egresados ha sido capaz de promover varios otros diplomados, con apoyo de sus exalumnos como expositores o financiadores y en coordinación con instancias universitarias como las de educación a distancia.
Con las tecnologías actualmente a nuestra disposición (o, al menos, a disposición de las universidades), es posible ampliar el alcance de nuestras labores docentes, para llegar hasta poblaciones que no tienen los horarios o los recursos suficientes para una formación profesional en las aulas. Por otro lado, la existencia de becas para apoyar con los costos de alojamiento para estudiantes originarios de lugares en los que no existen centros universitarios, ayuda a ampliar la educación superior más allá de las metrópolis y de los grupos de población que suelen verse favorecidos por la formación de profesionistas. Habría que ver qué otras ideas creativas pueden generar los egresados sin que tengan que pasar por costosas burocracias universitarias que consumen buena parte de los recursos que suelen aportar los exalumnos de nuestras instituciones de educación superior… o de los impuestos locales o federales que alimentan las nóminas de las instituciones educativas.

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del Departamento de Sociología del CUCSH de la UdeG. rmoranq@gmail.com

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