Transición turbulenta: en un final de cursos triste y un nuevo inicio que no se aclara

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

No recuerdo ningún ciclo escolar en la historia del sistema educativo local donde el final de los cursos fuera tan triste, tan frio, tan desolado. Aquí recuerdo una de las lecciones de nuestro Gran Maestro del posgrado Juan Campechano Covarrubias, cuando decía que en educación hay muchos rituales.
Hoy se distingue que cada fin de cursos, hay rituales para todo: del acto académico, misa de agradecimiento, padrinos, palabras de uno o de otro, rituales de culminación etcétera. Todo esto hoy ha quedado de lado, la pandemia también ha golpeada las tradiciones educativas. La entrega de documentos se hace austera, discreta, acotada y con muchos cuidados de acuerdo al protocolo de salud.
Por otro lado, inicia el debate en torno a cuándo arranca el siguiente ciclo escolar y ¿cómo arrancará?, ¿en entorno virtual como fue el cierre de este último?, o ¿de manera presencial, mixta, cómo?
Tanto el titular de la SEP como el responsable en el ámbito local el titular de la SEJ, han hecho pública alguna postura con respecto al calendario del siguiente ciclo escolar (2020–2021); pero, no han quedado claras las condiciones de dicho arranque.
La transición entre el año escolar que termina y el que está por iniciar, es especialmente turbulenta, va del distanciamiento a la incertidumbre; ¿esas son las marcas que pretenden que sean recordadas en cuanto al apartado educativo de esta pandemia?
Lo que se ha dado en estos días ha sido la oleada de la desinformación estelar a través de las llamadas redes sociales, videos, noticias y anuncios para dar cuenta de cuándo inicia el próximo ciclo escolar u dando fechas muy diferentes; hace falta un posicionamiento más claro y enérgico de las autoridades educativas locales y federales. Aunque no es fácil poder emitir dicho posicionamiento debido a que dependemos aun de la administración y el manejo de los riesgos, el color del semáforo sanitario y de la capacidad operativa del propio sistema.
El gran aprendizaje que nos deja esta desafortunada coyuntura que hemos vivido, es que necesitamos ser un poco más previsores de los riesgos, anticipar escenarios no es un oficio que se facilite hoy en día, pero, aun con ello requerimos aprender a manejarnos en medio de los riesgos.
Y, lo otro es la importancia de una educación en las pandemias, hoy se antoja pensar en la conformación de un Pedagogía del riesgo sanitario y del manejo de las emociones en el encierro y la prevención. ¿Cómo sería dicha pedagogía? Démosle oportunidad a los expertos que nos los diga.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. mipreynoso@yahoo.com.mx

Comentarios
  • Claudia Valenzuela

    Pues tal vez lo que esta experiencia deja claro es que, dentro de la sociedad de la información (no me arriesgo aun a llamarla del conocimiento, como las neurociencias la llaman) el conocimiento no termina. Puede ser que hagamos breves recesos entre un bloque y otro, pero si hemos de ser sinceros, la bendita tecnología, con todas las complicaciones que para algunos representa, abre un campo infinito y variado para impartir nuestras cátedras a distancia, como un iinnovador “know how” que nos permite mostrar a nuestros educandos como desarrollar su autonomía, organizar su tiempo y motivar a más de uno a continuar investigando, ya que ahora, más que nunca, las herramientas necesarias están a su alcance.

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