Todo el apoyo al fortalecimiento de las escuelas Normales públicas de nuestro país

 en Andrea Ramírez

Andrea Ramírez Barajas*

Toda mi vida y gran parte de mi desarrollo académico ha estado vinculado a estudiar los problemas y la dinámica institucional de las escuelas Normales en nuestro país, las 444 escuelas Normales públicas que existen en México (el dato es de Ofelia Ángeles del libro “La transformación del sistema educativo en México 2013-2018, FCE) tienen avances y procesos muy diferenciados en este momento. De esas 444 Escuelas Normales 11 son de Jalisco, (4 federales y 7 estatales; 5 metropolitanas y 6 diseminadas por el interior de la entidad, 3 especializadas en preescolar, 5 para la educación primaria y solo 1 encargada para formar en educación secundarias –la ENSJ– y, una más para la educación especial –ENSEJ_ y la educación física respectivamente). De eta manera, el panorama es altamente flexible y diversificado, hoy en día sabemos más de los problemas de las escuelas Normales que de propuestas y de soluciones. Surgidas a finales del siglo XIX y muchas de ellas a principios del siglo XX, su envejecimiento no es sólo por los años que han pasado sino por la caducidad de poder plantear una alternativa de fondo a las preguntas y a los problemas de la formación docente en nuestro país.
Es por ello, que veo con buenos ojos el compromiso anunciado por el candidato a la presidencia del país Andrés Manuel López Obrador, de fortalecer a las escuelas Normales junto con el sistema de Unidades de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN).
La principal contribución de las escuelas Normales en sus más de 100 años de existencia, es que no sólo fueron capaces de garantizar la formación de diversos agentes educativos (en donde me incluyo) y que pudieran hacerse cargo de la atención educativa escolar en todos los niveles de la educación básica, primero fue la educación primaria, luego la secundaria que se separa del bachillerato en 1921 y más adelante del surgimiento de la educación preescolar (los jardines de niños) en 1943, para culminar con la educación especializada en la atención educativa de niños y niñas con necesidades educativas especiales (NEE) en 1978, sino que también democratizó el acceso escolar de miles de jóvenes pobres, hijos de obreros y de campesinos a la formación superior, que sino fuera por el ingreso a una escuela Normal jamás tuvieran acceso a una institución pública de dicho nivel educativo. Pero esto también es su contraparte o su parte negativa, a partir de una especie de sociología del normalismo se puede afirmar que: los normalistas se caracterizan por repertorios culturales limitados, de un fomento y desarrollo del pensamiento crítico igualmente limitado, lo cual todo es compensado por la vocación en el servicio y el deseo de enseñar aun en condiciones adversas, pero todo ello con los cambios y las nuevas regulaciones para el ingreso y la permanencia en la docencia está en crisis. Ya no basta únicamente con la vocación cuando el contexto es cada vez más demandante, es por ello que requerimos docentes como profesionales con un alto nivel académico, por encima si se quiere de médicos ingenieros y abogados sólo para mencionar las profesionales liberales clásicas.
El principal reto e impedimento institucional de las escuelas Normales está en su interior, de plantillas ecdémicas simuladoras, que desconocen las teorías y las nuevas orientaciones de la formación docente, que por el compromiso chambista y la simulación permanente están alejados del actual debate y del conocimiento de las nuevas tendencias de la formación. El reto de fortalecer a las escuelas Normales es muy bueno pero tiene el riesgo de caer en un populismo renovado, de pensar que regresarán los tiempos de gloria sin mover las piezas desde adentro de las propias escuelas, menos simulación y más academia, menos chambismo y más estudio y preparación rigurosa.
Las escuelas Normales deberán convertirse en laboratorios permanentes de formación docente, en donde todo se ensaye, todo se discuta y todo se debata. La agenda de la formación docente implica un debate nacional de cara al futuro y no al rescate nostálgico de un pasado que ya no existe.
Qué bueno que Andrés Manuel ha hecho este anuncio, ahora habría que escuchar que dicen las comunidades de las 444 escuelas Normales al respecto. Pero quiero cerrar esta entrega reconociendo, que por adentro del sistema de Normales hay un fantasma, un demonio muy perverso llamado SNTE, él y sus tentáculos serán el primer obstáculo que se opondrán al compromiso de fortalecer estructralmente a las escuelas Normales, como ha sido hasta hoy.

*Doctora en educación y consultora independiente. andrearamirez1970@hotmail.com

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