¿Televisión?, buenas intenciones, pero…

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

Las palabras de Esteban Moctezuma Barragán han generado diferentes reacciones, aunque obviamente las que más importan son las que emanan del mismo gremio magisterial. Debo empezar reconociendo que hay buenas intenciones en las medidas propuestas, así como intentos claros, no vistos últimamente, por combatir la desigualdad; mención aparte merece el gasto que tendrá que realizar el gobierno en un momento en el que la economía no está en su mejor momento.
Sin embargo, es imposible no tener dudas y mirar con cierto recelo el impacto que puedan tener, pedagógicamente, las formas elegidas. De inicio, resulta interesante involucrar a televisoras cuyos contenidos de programación lejos se encuentran de brindar información o mensajes educativos, académicamente hablando. Es también curioso que se hayan involucrado televisoras que han hecho todo lo posible por atacar y desprestigiar al gobierno actual, lo cual podemos interpretar como un intento de hacer las paces o bien de tener al enemigo cerca, pero esa es otra historia.
Se observa también en las medidas uno de los errores más arraigados que se tienen desde lo político y que se relaciona directamente con la presuposición de estudiantes a la que se dirige la información. Resulta obvio pensar que los contenidos manejados en los programas educativos de radio y televisión que empezarán transmisiones el día 24 del presente mes están basados y determinados por los planes de estudio correspondientes a cada nivel educativo, pero, hay un gran pero, no parten de una evaluación diagnóstica por lo que dan por sentado que cada estudiante ha adquirido los conocimientos y habilidades del ciclo o ciclos anteriores, lo que no necesariamente ocurrió; varios estudiantes evidentemente no lograron los resultados esperados considerando los imponderables que trajo consigo la pandemia.
Otro factor reside en la significatividad de la información. Hemos sido Constructivistas, en el papel, por varios años, pero seguimos malentendiendo la forma en que se propicia la significatividad ¿cómo se logra que una clase sea significativa cuando se desconoce los intereses de los estudiantes o sus circunstancias sociales geográficas? Si damos por sentado que todos los estudiantes son iguales, entonces las clases por medio de un programa tienen sentido; pero no es así.
De igual manera, va a ser importante el papel de los supervisores que tendrán los responsables del cuidado de cada infante y adolescente, dado que no todos, lamentablemente, cuentan ya con una capacidad autorregulación, y las casas cuentan con muchos distractores.
Se le quiere dar mucho peso a la decisión tomada, lo cual se entiende políticamente, pero es lógico que no se pueden garantizar resultados en el proceso educativo llevado a cabo de esta manera, lo que llevará a cada docente a resolver, cuando inicie su labor, las dudas del ciclo anterior y las dudas generadas por las clases en televisión. Hay buenas intenciones, pero seguimos sin escuchar la experiencia de los docentes. No lo sé, tal vez después de esto las televisoras regalen un espacio a los docentes. Pero lo sé, no pasará.

*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar