Risa

 en Jorge Valencia Munguía

Jorge Valencia*

Como purificadora de pasiones, la risa es un recurso contundente. También es contagiosa. Por sí misma tiene el poder de banalizar lo solemne y cuestionar la jerarquía autoritaria. Los adolescentes la practican como condición natural y pertenencia a un grupo: es el “password” de su ingreso al mundo.
Se opone a lo sagrado como una actitud herética. Los dictadores la proscriben; la Inquisición la persiguió con denuedo, como demuestra Umberto Eco en “El nombre de la rosa”. El ciego Jorge de Burgos, personaje de la novela citada, ofrendó su vida y la de otros para restringirla y castrarla.
Milan Kundera planteó la risa y el erotismo como las únicas alternativas de resistencia ante la invasión comunista de su patria.
En el México posrevolucionario destaca la novela de Pito Pérez (“La vida inútil de…”). José Rubén Romero presenta al personaje como un ser libre, capaz de burlarse de todos, hasta de sí mismo con tal de alcanzar la libertad, el valor supremo que humaniza y emancipa.
Los payasos la persiguen como una vocación; los comediantes, como su fuente de ingresos.
A través de la risa, Molière fue el crítico más severo de ridiculez de sus contemporáneos.
En nuestro entorno, Jis y Trino han sabido mostrarnos con expresiones y situaciones abiertamente cómicas, tácitamente regionalistas. El ser tapatío como resultado de mitos, barbarismos, ingenuidades.
Ibargüengoitia, Quevedo, Cortázar, Posada, Chaplin, Quino, Arreola, Astrid Hadad, Chava Flores, Les Luthiers… Por citar unos cuántos ejemplos: arte y risa; crítica y sentido del humor.
La risa incomoda lo mal acomodado, lo que pende de los hilos de la represión, que siempre es injustificada e inhumana. Desmitifica. Libera. Purifica, de acuerdo con la definición aristotélica.
Y, además, ilumina la cara. Fortalece el espíritu, limpia la mirada. Espeta el ser.
Como recurso de la insolencia, ha frustrado doctrinas y dogmas; minimizado la severidad y burlado la censura punitiva.
La risa es el arma letal de la rebeldía. El antídoto más eficaz contra la estupidez y la exhibidora implacable de la mentira. No hay bala más expansiva que la risa ni cuestionamiento más hondo. Es el testimonio más puro de nuestra esencia. Nuestra identidad deslindada. No admite la impostación ni la moderación. Si surge, surge sincera.

*Director académico del Colegio SuBiré. jvalenci@subire.mx

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar