Responsabilidad ciudadana, asignatura y forma de vida por mejorar

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Los efectos del Covid-19 han sacado lo peor y lo mejor de las personas e instituciones, sin duda que muchas serán las lecciones que dejará (cuando todo pase) y, se quiera o no, serán motivo de una revisión profunda y, una vez asimiladas las experiencias, éstas serán materia de enseñanza para las instancias que nos hacen funcionar como individuos y como colectivo social.
No cabe duda que, son de reconocer las muestras de solidaridad en la mayoría de casos, especialmente del personal de salud y de quienes han hecho posible que las escuelas no hayan pasado desapercibidas, sin embargo, hay aspectos que han demostrado lo que hemos dejado de hacer como humanos, entre otros casos aquellos sujetos que se aprovecharon de las condiciones de alarma para hacer su agosto con la venta y control de medicamentos, además de los demás recursos y aditamentos para enfrentar la pandemia.
Pero eso no ha sido todo, qué decir de aquellas personas que aprovechándose del caos del programa de vacunación, se vacunaron sin ser población vulnerable y mucho menos de los grupos prioritarios (personal de salud, personal de primera línea o adultos mayores), su único valor ha sido ser cercanos de quienes suministran y organizan la vacunación en los diferentes puntos de la república.
En este tipo de realidades siempre aparece el tema de la educación ciudadana como un asunto prioritario y, sin duda, es una asignatura en donde estamos reprobados como sociedad. Este tipo de fenómenos se vuelven a repetir una y otra vez debido a que no tenemos la capacidad para organizarnos y tampoco somos colaborativos y con voluntad para que las cosas salgan bien, sino todo lo contrario, a toda costa queremos ser los primeros en recibir los beneficios al menor costo y sin el sacrificio de la espera.
Tampoco podemos ignorar que las autoridades ponen su parte, la comunicación en lo que va de la pandemia no ha sido la mejor, un día se dice una cosa y al siguiente se hace lo contario y, así no se puede generar confianza. Es lamentable lo que sucedió en el municipio de Tlaquepaque, Jalisco, este municipio, al ser parte de la zona metropolitana de Guadalajara, sirvió de laboratorio para iniciar la vacunación en la parte más poblada del estado, en los días de vacunación de la semana pasada, vimos escenas ausentes de los protocolos que se han manejado para enfrentar la pandemia, nunca se respetó la sana distancia y mucho menos el orden, daba tristeza ver en pleno sol filas de ancianos sin la compañía de algún familiar o gente metiéndose en las mismas filas violentando el derecho de quienes resguardaron su lugar por horas.
En este primer intento muchos habitantes de Tlaquepaque se quedaron sin vacuna porque personas de otros municipios de la zona metropolitana se las ingeniaron para recibir la vacuna sin tener el derecho y con la complacencia de los organizadores, lo cual, y como decía una persona que no alcanzó la vacuna: ¡así somos y no vamos a cambiar mientras no haya alguien que imponga el orden y la confianza para respetarnos!

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

Comentarios

Escriba su búsqueda y presione ENTER para buscar