Reflexiones de un año atípico e inesperado

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Terminó el año 2020, un año extraño, atípico y lleno de muy malas situaciones en el entorno mundial.
Hace algunos años Daniel Molina, un destacado dirigente de la izquierda revolucionaria, decía, refiriéndose a los cambios sociales –y citando a León Trotsky– “que había ocasiones en la historia, que podían pasar veinte años y avanzamos sólo 20 minutos en cuanto a desarrollo, pero hay otros momentos diferentes, que en veinte minutos avanzamos veinte años”. Así se pudiera entender el año 2020, un año de cambios y de retrocesos igualmente súper-acelerados.
En este cierre de año el balance en el terreno social y educativo es con un sabor agridulce; por un lado, fuimos capaces en pleno contexto de pandemia de descubrir formas diferentes o alternativas para garantizar la continuidad del servicio educativo, el cierre de las escuelas y la cancelación de la presencialidad como estrategia de trabajo educativo canceló, a su vez, uno de los elementos más valiosos que está en el vínculo directo de la relación educativa por parte de los sujetos escolares.
El año 2020 ha sido un año que se ha vivido con muchas aristas, desde el riesgo de salud por coronavirus, la paralización de sectores amplios de la economía, la alerta en las principales ciudades de diversos países del mundo occidental y oriental. Todo ello, ha rebasado los pronósticos y las expectativas de los expertos.
En educación se tuvieron que idear y utilizarse plataformas digitales no sólo para el almacenamente de datos, sino también para establecer la comunicación, cara a cara (mediada por un dispositivo) en tiempo real. Entramos a lo que se definió como una “nueva normalidad”, y se dijo que la vieja normalidad no regresará jamás.
De esta manera, el balance educativo del año 2020 no es un balance lineal, ni de saltos, es a partir de fechas claves, emblemáticas, teniendo al 19 de marzo como la fecha del gran parteaguas.
Tres cosas nos ha dejado en educación el año 2020:

1. Que a través de la innovación nos fue permitido pensar e idear formas alternativas para la atención educativa no presencial.
2. Que antes que la educación, el asunto de la salud, la preservación y el cuidado de la vida, han sido las principales prioridades.
3. Y que la escuela sigue y seguirá siendo un espacio institucional ideado por la modernidad como un espacio insustituible para mantener el trabajo educativo. Que, si bien, afloraron otros contextos como “El aprende en casa” o el aprendizaje mediado por la virtualidad. La escuela aun no es posible de ser sustituida completamente.

Bajo este contexto, comenzarán los recuentos y los balances del año. El 2020 será recordado por su dinámica atípica atrevida y por un virus que, al salirse de control, fue capaz de poner en jaque a todo el mundo.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. mipreynoso@yahoo.com.mx

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