¿Quién fue más estimulante?

 en Rodolfo Morán Quiroz

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

Todos alguna vez nos enamoramos o infatuamos de alguna de nuestras maestras o maestros en la primaria. O incluso en grados más avanzados de nuestra educación formal. Admirábamos su forma dulce de explicar, o su belleza física, o su trato hacia los niños, o su manera de escribir o de moverse. Algunos de sus comportamientos o parte de su aspecto. Incluso los zapatos o la forma de peinar. Recuerdo especialmente una profesora en un posgrado a cuyas sesiones no faltaba ninguno de los estudiantes varones no sólo porque era bella y tenía un acento diferente al hablar en español, sino porque además sabía muy bien de qué estaba hablando y qué era lo que debíamos leer o analizar para poder profundizar en los temas de la asignatura.
Sin embargo, cabe todavía la pregunta de cuál de los docentes que hemos tenido ha sido más estimulante: ¿quien nos enseñó lo más básico para poder continuar nuestras pesquisas en territorios más avanzado?, ¿quién nos mostró nuevas formas de hacer las cosas que creíamos ya dominar?, ¿o quién nos motivó a leer otros autores o sobre otros temas que nos abrieron nuevos horizontes?
La inquietud viene a cuento porque es probable que queramos después imitar sus comportamientos para ser buenos docentes; o porque la respuesta puede ayudarnos a saber a qué docentes hay que apoyar y a cuáles hay que motivar para que sean estimulantes para sus alumnos. En todo caso, conviene saber qué docentes han sido los más estimulantes para los estudiantes en este ciclo escolar, desde la perspectiva de quienes han participado en sus cursos.
Habrá algunos docentes que hayan tenido que lidiar con asignaturas que suelen generar algunas resistencias, como suelen ser las de idioma extranjero o las de matemáticas. Pero que aun con esas asignaturas logran estimular a que los estudiantes cobren un interés legítimo en ellas. En contraparte, hay algunos docentes que acaban con lo que parecía ser una asignatura atractiva. Y, no obstante, el nombre de la asignatura, el programa o las lecturas, acaban por inhibir la iniciativa de los alumnos por aprender de esos temas o por leer los textos asignados.
En cambio, los docentes estimulantes ni siquiera necesitan ser los más informados en cada asignatura, sino los que son capaces de generar un interés tal que cada estudiante al menos considere que hay aristas de la asignatura o del curso que vale la pena explorar. De tal modo que podemos peguntar a los estudiantes de nuestra escuela: ¿quién fue más estimulante lo que va de este ciclo escolar, hasta el momento de las vacaciones? Y se puede extender la pregunta en el tiempo: ¿quién ha sido más estimulante en el nivel escolar que cursas? Y si preguntamos a alguien que haya pasado ya por varios niveles, ¿quién fue más estimulante en cada uno de esos niveles? ¿En cada una de los temas que has revisado a lo largo de la educación formal? ¿Quién ha sido inspiración para aprender e incluso para dedicarse en alguna época de la vida a la docencia?
Por otro lado, la identificación de los docentes estimulantes en nuestras carreras escolares nos permite plantear la contraparte en un contexto más amplio: ¿de quién hemos aprendido más sobre lo que debemos hacer o no hacer? ¿A qué personas, de aquellas de las que hemos aprendido, imitaríamos como docentes o ejemplos de comportamiento? ¿De quién evitaríamos sus conductas por haber reprimido, inhibido o aburrido nuestro aprendizaje?

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del Departamento de Sociología del CUCSH de la UdeG. rmoranq@gmail.com

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