¿Qué le toca aprender al Sistema Educativo Nacional?

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

El Sistema Educativo Nacional (SEN) es una abstracción, es un ente nebuloso y complejo, que se integra de los sistemas educativos estatales, de todos los componentes del propio sistema (departamentos, áreas, dependencias estratégicas, etcétera); tiene el compromiso de hacer operar el sistema todos los días para atender a los millones de niñas, niños y jóvenes en edad escolar, emitir certificaciones, legalizar estudios, formar y contratar a los agentes educativos que deberán atender el propio sistema, diseñar programas, proyectos, y rutas de atención a partir de ejes estratégicos y un largo etcétera. Sin embargo, el SEN por su carácter abstracto se niega a aprender de sí mismo y de las enseñanzas externas.
Son tres los principales errores en el funcionamiento del sistema educativo:

a) La falta de autocrítica de lo que se hace (de lo que se hace mal e incluso de lo que se hace bien).
b) La capacidad de corregir a tiempo errores humanos o técnicos, que impactan negativamente en su funcionamiento.
c) El generar estilos anquilosados en el funcionamiento del mismo (burocracia, parálisis institucional, inmovilismo académico).

El destacado politólogo mexicanos Jesús Reyes Heroles, le llamó al sistema educativo: el “paquidermo reumático”. Metafóricamente podría pensarse que es un aparato enorme, complejo, pero con muy poca capacidad de movilidad.

a) El SEN y los sistemas educativos estatales, padecen otros problemas estructurales, la desarticulación entre políticas, lineamientos y estilos de hacer las cosas, a éste se une,
b) El autoritarismo y la vía vertical de decidir y disponer.

El SEN de México está muy lejos de acercarse a cumplir con lo que establece un modelo o una propuesta de una gestión democrática, debido a que la antidemocracia es su carta de naturalización.
La gran pregunta sería: ¿cómo poder hacer que el sistema educativo aprenda y ahí mismo cómo hacer de que aprenda de sí mismo?
En todos los años que tengo trabajando en y para el sistema, como docente frente a grupo, asesor técnico, formador y formador de formadores, etcétera; en ningún momento me ha tocado ver un documento que rescate el balance y la evaluación de su propio funcionamiento. De manera implícita o explicita ha existido siempre una postura por hacerse creer que todo está bien, lo interesante de todo ello es reconocer que el sistema no está abierto a aprender ni tampoco a incorporar las innovaciones que han servido en otros contextos. Por lo tanto, estamos ante un sistema resistente al cambio y encerrado en sí mismo.
¿Cómo sería el pensar en un sistema educativo basado en la innovación? Es lo mejor que le pudiera pasar al sistema, abrirse a las innovaciones.
El problema está en los sujetos, no podemos hacer que el sistema aprenda cuando los sujetos que lo operan o lo dirigen no están dispuestos a aprender, peor aún, no conciben la necesidad de que hay algo nuevo o diferente por aprender, y que pudiera incidir en mejorar los procesos y, por lo tanto, obtener mejores resultados.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com

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