Proyecciones para el 2018 en educación

 en Andrea Ramírez

Andrea Ramírez Barajas*

La cultura, la educación y la política entrelazan sus fronteras cada principio de año y más cuando dicho año es un año político como sucede ahora. Las elecciones del próximo primero de julio será -o más bien ya lo está siendo-, el componente estelar que acaparará la atención en el primer semestre del año que recién ha iniciado y la disputa por convencer y legitimarse en el segundo semestre.
En esta coyuntura permeada por lo electoral, pareciera que la educación se desdibuja, que todo se reducirá al año de la transición. Sin embargo, no es así, la educación se juega mucho en esta coyuntura y el país con ella. Hoy es bueno hacer valer aquella vieja frase demagógica que usan mucho los políticos “la educación como palanca del desarrollo”.
Para el 2018 la educación deberá cobrar su protagonismo y para ello se requiere que los educadores logren asumir su papel de vanguardia social y cultural para que, con ello hacer valer, la importancia de la educación a partir de la importancia del trabajo docente encaminado a educar.
Tanto en educación como en muchas esferas de la vida y del desarrollo humano no podemos dejar al azar los escenarios que están por venir. El 2018 es el año que servirá para que se confronten los dos proyectos de país, de nación y de desarrollo. Por un lado, aquel que está vinculado con los empresarios y con la ideología neoliberal de desarrollo y con la casta política de gobernantes corruptos y de pasadita cabe decir que llevan manejando al país cuando menos los últimos 30 años. Y el otro proyecto, que aunque disperso y heterogéneo articula las visiones ancestrales y fundacionales, se arraiga en la patria, en el pueblo, en las comunidades y sus costumbres autóctonas, dicho proyecto está más ligado a las izquierdas aunque en momentos aparece con sesgos de nacionalismo, de reformismo revisionista, pero que en el fondo debiera distanciarse del proyecto opositor, aunque muchas veces pretende negociar y se conforman con nada o con muy poco en dichos espacios de negociación.
En este momento la educación la dirigen y la controlan los neoliberales pero la ejecutan y la sostienen los nacionalistas, populares o personas vinculadas a las izquierdas. Esta es una contradicción de fondo que debiera superarse a partir de un cambio verdadero o de la instauración de un nuevo modelo en donde el poder nacional, haga desaparecer todos los demás poderes.
Para el 2018 deberá emerger un nuevo proyecto educativo potente y estratégico que sume y amalgame todas las fuerzas que han estado dispersas hasta ahora, dicho proyecto podría girar en torno a tres ejes (y todos los que se sumen a estos). A saber:

a) Neutralizar la reforma educativa neoliberal con una propuesta de contra-reforma educativa, con contenidos y procedimientos totalmente diferentes, cuyos ritmos y tiempos se impriman a partir de las propuestas populares dirigidas por los verdaderos educadores.
b) Darle un mayor protagonismo a la educación, como fue en otro tiempo, pero cuyos fundamentos y las formas de gestionarse surjan bajo lógicas diferentes (hoy inéditas en nuestro país), en donde desde la estructura educativa, las decisiones e incluso las acciones de la vida cotidiana se impriman a partir de esta lógica alternativa.
c) Generar una mística de práctica educativa, que recupere lo valioso del pasado, y que re-potencialice la vocación, la entrega y la mística con compromiso social, pero que se articule con los retos del presente.

En este año cada acción y cada idea pedagógica deberán tener un nuevo sentido el cual deberá articularse en el proyecto global del que aquí se habla.

*Doctora en educación y consultora independiente. andrearamirez1970@hotmail.com

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