Poscovid no será igual I

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

Estamos en un momento grave, pues el incremento de contagios y muertes hacen pensar en un confinamiento más amplio. Al mismo tiempo, un poquito de luz “al final del túnel”, el inicio de la vacunación nos indica lo muy lejos que está la salida y a la vez que sí hay salida.
El momento hace posible si las formas de la educación previas a la pandemia deben ser las mismas cuando termine la amenaza de la pandemia, cuando esto suceda. Es un pensamiento “automático” el considerar que terminada la amenaza “todo volverá a ser igual”. Sin embargo, la situación creada por la pandemia nos ha estado enseñando la precariedad de algunas de nuestras formas usuales de ofrecer la educación sobre todo la educación básica. Y esas enseñanzas avisan de la importancia de comenzar a pensar cuál debiera ser la forma de ofrecer educación coherente con tales enseñanzas.
El punto de partida es la consideración siguiente: ¿estamos seguros de la pertinencia, relevancia e idoneidad de las formas de educar usuales antes de la pandemia? La respuesta sencilla es “no, no podemos asegurarlo”. El siguiente paso a de ser la cuestión por ¿cuáles nuevas acciones educativas hicimos, ensayamos o quisimos hacer para enfrentar la imposibilidad de educar a la manera anterior? Y desde luego, ¿cómo hicimos eso nuevo y cuál fue su aporte educativo y sus defectos, o mal hechuras? En este punto es importante evitar las recriminaciones a los diferentes actores educativos por lo que hicieron o dejaron de hacer, o porque no hicieron lo que pensamos debieron proponer las autoridades y los expertos para resolver la situación. Ya se hizo y dio el fruto o no. Ese es el dato para considerar adelante. Lo que pudo ser ya no fue, y, quizá, después de la pandemia, sí puede ser.
En apretada síntesis se propuso educación a distancia vía digital o vía televisión digital y abierta. Aprendimos dos cosas: no todos los maestros dominaban las formas de la educación a distancia. Y, no todos los estudiantes tenían las condiciones, personales y familiares, para utilizar y aprovechar la educación a distancia. Del primer aprendizaje se deduce, tardíamente, la pobre mirada de los responsables de la formación de maestros, pues no han propuesto (o bien la autoridad no lo ha aceptado) la educación a distancia como un área obligatoria en la educación Normal. Del segundo aprendizaje, nos damos cuenta el retraso infausto del desarrollo nacional que ha dejado a más de la mitad de la población carente del acceso a la digitalización. Son aprendizajes valiosos. Ahora debiéramos exigir y exigirnos eliminar ambas pobrezas. La pandemia nos las ha enseñado.
(Continuará)

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). mbazdres@iteso.mx

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