Penumbras magisteriales

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Debemos recordar que este gremio
no es patrimonio de alguien ni de grupos ni de familias;
este sindicato es de cada uno de quienes lo integramos
y en éste todos somos iguales.

Alfonso Cepeda Salas
Secretario General del SNTE

Se cree que el próximo año el sindicalismo mexicano (sobre todo en aquellos sindicatos donde ha permeado el cacicazgo como una forma de vida y profesión), entrará en un proceso reformista, principalmente porque la elección de dirigentes se someterá a un formato con voto libre, secreto y universal, lo cual (se piensa y promociona) que en automático llegará la vida democrática a cada uno de los gremios y, con ello, prevalecerán los derechos de los trabajadores por encima de los intereses de los dirigentes.
Sería ingenuo pensar que la democracia llegará sin problemas a la vida laboral de los trabajadores, sobre todo (porque se quiera o no) el sindicalismo mexicano es y no dejará de ser un brazo de control de los trabajadores por el Estado, no por algo el discurso sindicalista es tan cambiante y su visión de las cosas suele adaptarse al son, ritmo y en la dirección que las autoridades gubernamentales le señalen, al margen si este es de izquierda, derecha o centro.
Mientras se mueven con mucho dinamismo los grupos interesados en contender por la dirigencia del SNTE (incluso hasta huelgas hacen), aun no hay nada concreto ni fechas claras para la emisión de la convocatoria, lo único que existe es un punto de acuerdo donde: “la Cámara de Diputados ha exhortado a la Secretaría del Trabajo y Previsión Social a promover eventos sindicales nacionales; y, en particular, al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación a expedir con la mayor brevedad la convocatoria correspondiente a la elección de la dirigencia nacional, a través del voto personal, libre, directo y secreto”, petición emitida el pasado 26 de noviembre.
Lo cierto de todo es que la actual dirigencia del SNTE a nivel nacional y las diferentes Secciones en los estados llevan mano en todos los procesos, porque son ellos y nadie más los responsables legales de emitir y publicar las convocatorias, así como la revisión de las contiendas (independientemente de la recomendación que ha hecho López Obrador para que sea el INE quien lo haga), incluso son los únicos representantes de los trabajadores y el canal directo con el gobierno para modificar o no el contrato colectivo de trabajo, responsabilidad que vence, sino sucede otra cosa el 1º de mayo de 2023.
En todo este tiempo (concretamente desde que Juan Díaz de la Torre dejó la presidencia) se ha insistido por grupos disidentes para que el SNTE haga su parte (emita convocatoria) y que el gobierno, a través de María Luisa Alcalde Luján, la responsable de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, presione para que ello suceda, pero al parecer no hay prisas y cada vez es más notoria la cercanía que Alfonso Cepeda Salas ha tenido con las máximas autoridades de gobierno, pasando por Andrés Manuel López Obrador, Olga Sánchez Cordero, Esteban Moctezuma Barragán, Ricardo Monreal Ávila, Mario Delgado Carrillo, etcétera, así como los distintos personajes e instituciones gubernamentales y no gubernamentales que influyen directa o indirectamente en el tema educativo, dicha cercanía que el gobierno ha visto con buenos ojos y los comentarios (en cuanto evento coinciden) es de halagos para Cepeda Salas y el SNTE.
El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación nunca será lo que el magisterio quisiera fuera como entidad defensora de sus derechos laborales obtenidos a lo largo de los años, las negociaciones que realiza no siempre son ni han sido las deseables y así será siempre, para eso están; pero lo visto durante el sexenio pasado rayó en la desvergüenza, el entreguismo y la traición, desgraciadamente (y para fortuna del SNTE) el magisterio es de memoria corta y rápido olvida las malas decisiones de sus dirigentes, a tal grado que han asimilado (sin chistar) a la nueva dirigencia y en tan solo 12 meses de la llegada de Cepeda Salas, se borró la relación política y de complicidades con el gobierno de Peña Nieto con respecto a la reforma educativa, a tal grado que a la primera de cambios renegaron de ésta y se manifestaron a favor de las nuevas políticas de la Cuarta Transformación.
2020 será de mucha relevancia para el magisterio porque (independientemente de las tardanzas intencionadas por el SNTE), se tendrán que desarrollar obligatoriamente procesos para elegir nuevas dirigencias nacionales y estatales porque ya terminaron o están por terminar sus años de gestión, lo interesante es de qué lado estarán los trabajadores de la educación, si con los “candidatos oficiales” o con las propuestas que no abanderan las visiones del SNTE, entre ellos la CNTE, Maestros por México, el STE y demás grupos o grupitos que se mueven alrededor de éstos.
El magisterio está en un punto donde no todo es luz, pero tampoco es oscuridad, lo cierto es que se encuentra en un momento histórico para intentar impulsar y construir otros liderazgos desde la elección abierta, lo deseable es que las condiciones sean similares para todos, en cuanto a recursos y espacios; tema bastante controversial porque la dirigencia actual del SNTE ni va a compartir recursos y mucho menos espacios para que lleguen o puedan llegar personajes ajenos a los estilos y formas de hacer un sindicalismo como lo ha sido en los últimos 75 años.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

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