Pensar en la educación de los jóvenes

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

Marco Aurelio en su libro Meditaciones advertía: Edúcalos o padécelos, en relación a la formación de los jóvenes.
¿Se está educando con sabiduría y sentido de sustentabilidad humana a los jóvenes de nuestro país?
Cuando la juventud es un problema societal y no un activo del desarrollo nacional la respuesta dolorosa parece ser NO.
México es un país de jóvenes, es un país en donde ellos representan desafío de presente y esperanza de futuro.
Los días 17 y 23 de mayo según la tradición escolar se festeja el día del estudiante. Desde los jóvenes secundarianos hasta a los jóvenes universitarios tienen en su día la oportunidad de hacer fiesta, de bailar, de cantar, pero también la oportunidad de reflexionar sobre los fines personales y proyectos que los llevan a las aulas de sus instituciones formativas.
Si el temor a caer en situación de ninis es lo que los lleva y mantiene en las aulas estamos ante otra arista del problema.
Reflexionemos un poco sobre el tema.
La actividad de estudiar marca el ritmo de muchas personas y familias.
Asistir a la escuela se ha convertido en una actividad que estructura mucha de la infraestructura social de servicios, mucha de la vida y el orden de las familias.
Particularmente las instituciones donde concurren los jóvenes secundarianos, preparatorianos y universitarios son nichos ecológicos donde se incuban esperanzas pero sobre todo donde se siguen fortaleciendo habilidades cognitivas, afectivas, habilidades sociales, talentos artísticos y talentos deportivos.
Las instituciones enfrentan también problemáticas diversas relacionadas con el desarrollo de las unidades biopsicosociales que cada sujeto representa en este tramo de edad.
Mucho del enfoque de la política educativa nacional y estatal es atender al estudiantado, se han creado apoyos como la beca universal por parte del gobierno federal, pero aún hay mucho por hacer en esta línea de acción, mucho para retenerlos y mejorar la eficiencia terminal.
Caractericemos un poco el escenario.

1. Los estudiantes aprenden habilidades de participación cívica y política. Tienen organizaciones estudiantiles, comités, federaciones y, en algunos casos, organizaciones juveniles de participación en instituciones formales como los partidos políticos.
2. Los índices más altos de deserción del sistema educativo se generan tanto en la educación media superior y educación superior y un poco en menor medida en la educación secundaria. Factores como el alto costo de asistir a estos niveles y las expectativas familiares concurren a este fenómeno.
3. Los jóvenes constituyen una población vulnerable en términos de seguridad y de violencia de género. Situaciones en los entornos de las instituciones y al interior mismo de las escuelas han generado incremento de delitos como el robo, el consumo de drogas y otras sustancias adictivas legales.
4. La Pedagogía para la formación de los jóvenes tiene poco impacto en la mejora cualitativa de la práctica docente. La formación de profesores de quienes atienden estos niveles educativos sigue siendo un tema necesario. Se requiere estudiar y construir de mejor manera las respuestas acerca de cómo educar los estadios de edad y desarrollo en los que se encuentran los jóvenes en edad preparatoriana o universitaria.
El debate curricular en colegios y academias de profesores es una de las vías a transitar.
5. Las políticas provenientes desde el sector público en materia de atención de la juventud requieren replantearse desde un enfoque de integralidad con énfasis en la prevención de adicciones y la creación de oportunidades de empleo y con involucramiento del sector productivo para acercar la relación escuela-empresa.
6. La participación activa de los jóvenes en el cambio político en México y el ejercicio de una moderna ciudadanía crítica y reflexiva a través de las redes sociales ilustra el potencial que se tiene en este tramo demográfico para la construcción de un escenario de participación social y democracia.
7. Autores como Zemelman hablan de un presentismo en el devenir de la noción de tiempo y pensamiento de los jóvenes. Me parece que la competencia de un sistema de producción neoliberal cosifica de muchas maneras a quienes provienen de familias trabajadoras y las somete a una competencia asimétrica que les rapta el derecho de pensar en un futuro diferente. Jóvenes y familias en situación de pobreza en general tiene bajas expectativas en el potencial de la educación para cambiarles su destino. La lógica de los empleadores ha trastocado la movilidad social de los títulos y certificados escolares.
8. La delincuencia organizada amenaza de muchas formas el desarrollo saludable de los jóvenes y en cada vez mayor número de casos les genera un espacio laboral alternativo de vía corta a la obtención de riqueza. La delincuencia organizada se ensaña de variadas formas con los jóvenes más pobres y lucra con sus necesidades materiales y psicológicas.
9. Se dice que el sistema neoliberal ha descuidado la atención de los jóvenes y les ha dejado el peso de gestionar sus proyectos educativos personales en situaciones de desventaja. En una dinámica de demanda masiva de empleo la lógica han sido salarios bajos para la mano de obra joven y condiciones laborales desventajosas.
10. La prolongación de la infancia a edades cada vez mayores y la subvención familiar y estatal como consecuencia no parecen ser las vías más adecuadas para la emancipación de este tramo de edad denominado juventud. La formación articulada y un trabajo serio que atienda dimensiones como la corresponsabilidad social e institucional parecen ser la puerta de algunas soluciones esperadas.

Por lo anteriormente descrito algunas asignaturas pendientes en la formación de los jóvenes serían:

1. Educación sexual para hacer un uso responsable de su cuerpo y decidir con madurez el momento adecuado para la maternidad y paternidad responsables.
2. Desarrollo artístico y deportivo en una perspectiva de crecimiento saludable y potenciación de la creatividad y el desarrollo físico.
3. Uso crítico de tecnologías de informática y comunicación para resistir al apabullante dominio de sus sentidos por los aparatos digitales y audiovisuales.
4. Pensamiento científico para explicar y comprender de una manera racional el mundo y los fenómenos de la naturaleza y la sociedad.
5. Innovación y emprendeduría para producir satisfactores y contribuir al desarrollo económico.
6. Educación para la salud que les lleve a valorar y enfrentar los riesgos del alcohol, el tabaco o las drogas
7. Habilidades blandas como el fortalecimiento de la templanza, la voluntad, el gobierno de impulsos y pasiones.
8. Habilidades de pensamiento que enriquezcan su capacidad de análisis, síntesis y observación, toma de decisiones.
9. Formación cívica y participación ciudadana.
10. Formación Filosófica y otras Ciencias Sociales como la Historia y la Ciencia Política; diversificación y uso de habilidades autodidactas de uso y manejo de información.

Si. Hay un imperativo de formar con calidad a los jóvenes estudiantes. La obligatoriedad recién instituida de la educación superior no sólo ha de atender asuntos relativos a la cobertura y los apoyos a través de becas. Ha de asumir que del trabajo serio que se haga con la juventud mucho depende el destino del país.
En estos días de celebración del día del estudiante comprendamos el estado de la cuestión y propongamos ideas para mejorar la educación de los jóvenes.
O participamos en una buena educación para ellos y con ellos, o los padecemos.

*Doctor en educación. Supervisor de Educación Secundaria del sistema federalizado. ruben-zatarain@supervisores.sej.gob.mx

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