Pasar de ser invisible en las escuelas a la visibilización en el proceso de educar

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Desde los ojos de muchos docentes (maestras y maestros), un número destacado de niños y niñas son invisibles para su mirada. Dichos niños y niños se convierten en niños invisibles, porque son callados, porque pasan (o pretenden pasar desapercibidos a los ojos de docentes) o porque los mismos niños y niñas quieren esconderse en cualquier rincón para evitar ser nombrados o evidenciados.
La tarea educativa está obligada a visibilizar a las niñas y a los niños, no sólo nombrarlos por su nombre verdadero, sino también dar lugar a que cuenten y develen sus propias historias.
Tenemos que, en muchos escuelas, los docentes conocen solamente a dos tipos de niñas y niños a) a los que hacen demasiado ruido o se caracterizan por el (des)orden y b) los alumnos que por su rendimiento pueden ser buenos o malos alumnos; pero hay un grupo que en muchos ocasiones es un sector mayoritario y que tiende a pasar por desapercibido, son alumnas y alumnos que se colocan en un momento dado en los márgenes del espacio escolar o forman parte de una masa amorfa, la cual se caracteriza por ser un número, una estadística o una silla ocupada, pero que no hablan, no hacen ruido, no molestan y prefieren vivir así como alumnas y alumnos invisibles ante la mirada y los ojos de quien educa.
Se trata de pasar de ser invisibles a visibilizarse como parte del proceso educativo. El proceso de visibilización inicia con la presencia y el uso de la palabra en la tarea escolar, nombrarse como una persona en el mundo que tiene una postura personal ante las cosas. Muchas niñas y niños argumentan de que no participan en clase (es decir prefieren ser invisibles) ante el riesgo de equivocarse y ser evidenciados como personas que no saben. En ello, el temor a la burla de compañeras y compañeros y a la descalificación de los docentes no sólo genera silencio, sino también, asociado a ello una inseguridad que puede ir en aumento conforme avanzan los días y la exigencia escolar es cada vez mayor.
Deberá existir una Pedagogía de la visibilización de los sujetos escolares, de ello no sólo se trata de respetar a los otros y de reconocer la diversidad en el aula, se trata también de ponerse en el lugar de los sujetos frágiles en su desarrollo personal, cuya inseguridad es traducida en buscar el escondite más cercano. La visibilización de los sujetos escolares pasa por el respeto a las personas y la ayuda de pasar del “no puedo al sí quiero” e ir empoderando poco a poco a cada niña y niño en edad escolar. Para eso está la escuela, quien deberá garantizar la formación de mejores personas, de mejores seres humanos, pero hay que comenzar con las mujeres y los hombres que desde la docencia se encargan de hacer la educación.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. mipreynoso@yahoo.com.mx

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