¿Para qué sirve la educación?

Jaime Navarro Saras*

Ante sucesos tan dramáticos como los del pasado fin de semana en Estados Unidos, donde murieron por ataque con armas de fuego 31 personas y más de 50 heridos en las poblaciones de El Paso, Texas y Dayton, Ohio, difícilmente pueden pasar desapercibidos para la población en general, sobre todo porque aparentemente fueron motivados por el odio contra migrantes latinos (en especial de origen mexicano), y donde (en dicho ataque) hay un evidente racismo y la creencia de la supremacía blanca.
Esta clase de hechos no son nuevos, sin embargo, han ido creciendo desde que el presidente Donald Trump llegó al poder en 2017, a este presidente se le conoce por sus declaraciones incendiarias y el desprecio contra los migrantes de origen latino, las cuales consciente o inconscientemente han influido en aquellas personas que creen que los mexicanos, los centroamericanos y todas las demás personas provenientes del Río Bravo hacia el sur del continente americano son inferiores a los ciudadanos y residentes americanos blancos o de origen anglosajón.
La historia de los EEUU está plagada de enemigos e indeseables, los cuales fueron eliminados poco a poco y ya no tienen cabida en el imaginario actual de su población, primero fueron los indios cuando llegaron a invadir América; posteriormente los sureños cuando impusieron el esclavismo; también los mexicanos del siglo XIX cuando querían ampliar sus territorios; igual con los alemanes y japoneses en la primera y segunda guerras mundiales cuando empezaban a convertirse en la gran potencia que actualmente son; también los chinos, los rusos y demás comunistas en la guerra fría; qué decir de los cubanos para dar una lección a los países de la región; y con los motivos de la producción del petróleo el tema de Venezuela, Irán e Irak y todo el mundo musulmán; no menos importantes y el motivo de este artículo los migrantes indocumentados latinoamericanos de los últimos años, etcétera, etcétera.
Ante este tipo de realidades, el tema educativo es por demás vital para erradicar conductas tan despreciables como el racismo, conducta por demás injustificable para países que se dicen civilizados, sin embargo, cada que vuelven a aparecer esos fenómenos entran muchas dudas y la conclusión es que la historia no ha dejado los aprendizajes correctos y lección alguna, ante ello, qué opinión tienen los judíos, los afroamericanos, los cristianos, la comunidad lésbico gay, los chinos y demás comunidades que en su momento sufrieron agresión y persecución.
El problema seguramente no es de leyes, sino de una práctica social que basa sus principios en fanatismos y prejuicios, los cuales solamente pueden ser eliminados con educación, eso nos hace suponer que quien tiene un poco de inteligencia y conciencia le queda claro que el color de la piel, el idioma, la religión, el origen étnico, sociocultural y económico no hace superior a nadie de otros, lo cual se debe trabajar a nivel familiar, social y escolar permanentemente, de otra manera, no dejarán de aparecer fenómenos como los del fin de semana y, lo peor, que nos acostumbremos a ello como si fuera una conducta normal y que, los malos de la historia siempre serán las víctimas por ser lo que son.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com