¿Oportunidad o repetición?

 en Miguel Bazdresch Parada

Miguel Bazdresch Parada*

Todos los mexicanos nos damos cuenta de los daños provocados por la pandemia del Covid-19. Más allá de visiones alarmistas y otras despreciativas, los daños son evidentes. El número de personas muertas, las personas con secuelas, los efectos en el mundo del trabajo, la educación, la salud y la ecología son evidentes. No es fácil cuantificarlos pues además de los enredos de las cifras “oficiales” de las diferentes dependencias implicadas, la postura oficial del gobierno de “no pasa nada que no podamos atender” ayuda poco a lograr una definición precisa, al menos confiable, de las repercusiones y los daños ocasionados hasta el momento.
La actividad educativa sufre de las consecuencias y del deficiente diagnóstico de los daños. En parte por la defensa de la versión oficial, por costumbre ancestral, muy superficial, y en parte por lo deficiente de las acciones realizadas o sólo declaradas por las autoridades para enfrentar los efectos reales. Se notan dos clases de decisiones de las autoridades. Una clase es aquella que parte del supuesto de “lo pasado ya paso” y volvemos a la normalidad previa, sin mayor discusión. Ejemplo: Que una imprecisa pero grande cantidad de estudiantes no regresaron a la escuela (se les incluye en un grupo denominado con el terrible epíteto de “abandono de la escuela”) no hace cuestionarse el porqué del “no regreso”.
Desde luego, hacerse cargo del abandono implica un trabajo de indagación complejo y pesado, e indispensable. ¿Murieron? ¿Se quedaron huérfanos por muerte de sus padres? ¿Los padres ante sus dificultades económicas les dan preferencia a las hijas? ¿Las escuelas quedaron inservibles por alguna causa? ¿Las familias optaron por migrar al “norte”? ¿Familias y estudiantes optaron por dedicarse a trabajar para ayudar a la familia ante la precariedad económica? ¿Quizá optaron los padres por buscar una forma nueva tipo “escuela en casa” y aprovechar los recursos que la propia secretaria de educación y otras empresas pusieron a disposición gratuita en las redes digitales?
La segunda clase de decisiones fue reducir el presupuesto, en diferentes formas y con razones válidas quizá o baladís en otros. Es muy conocido el cierre del programa de “Escuelas de tiempo completo” con el cual se ayudaba a estudiantes, familias y aun a profesores en sus necesidades primarias. No es decisión sólo en la actividad educativa. En 2022 se dejaron sin presupuesto 150 programas de gobiernos federales. El gobierno federal usa un argumento curioso, por decir lo menos, “se suprime el programa, y los recursos se trasladan al SEP”. ¿A cuál apartado de la SEP? A saber.
La pandemia y sus efectos en la operación de la estructura educativa y en el manejo de la austeridad selectiva del gasto público, han sido desaprovechados para revisar y replantear los supuestos de la educación, tanto en lo sustancial: ¿Cómo aprenden los estudiantes de hoy? Como en lo financiero: ¿Porqué no se descentraliza la responsabilidad educativa a estados y municipios? ¿No nos dice nada los efectos de la pandemia en estudiantes, profesores y familias, en la dirección de cambiar el modelo de gestión centralizada?
En educación repetir es un paso. Seguir repitiendo elimina los siguientes y obligados pasos.

*Doctor en Filosofía de la educación. Profesor emérito del Instituto Superior de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). mbazdres@iteso.mx

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