Observar, analizar y reflexionar las prácticas educativas. ¿Qué tenemos de nuevo?

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

En el artículo anterior que publiqué en este mismo portal, aventuro una serie de preguntas y algunas afirmaciones ligados al análisis de la práctica docente (por decirlo de manera escueta) a partir del ejercicio llevado a cabo en la sexta sesión del CTE de este ciclo escolar. El artículo mencionado generó sorprendentes respuestas no tanto por sus contenidos sino por el aspecto simbólico, hablar de la práctica en el marco del CTE y por el deseo de muchos docentes de revisar y conocer lo que hacen y por qué lo hacen así, etcétera.
Hoy quiero retomar el mismo asunto (hablar de la práctica educativa), de los contextos en donde ésta se realiza y preguntarse acerca de algunas novedades para pensarla, observarla, analizarla…
De entrada, los estudios centradas en el análisis de la práctica ya pasaron un poco de moda, investigadores como Ángel Pérez Gómez, José Jimeno Sacristán, Rafael Porlán, Ned Flanders, Sara Delamont, John Elliott, entre muchos otros, se metieron al aula pasar analizar el sentido de las acciones y las relaciones que ahí se viven fugazmente, después salieron del aula para vincularse con el contexto social y la relación que se establece entre lo que sucede dentro de los espacios escolares con los que pasa afuera en los contextos sociales y culturales, de esta manera surgieron los conceptos de cultura escolar, antropología de los espacios áulicos y cosas pir el estilo. ¿Qué tenemos hoy en día?, una importante masa de información (de hallazgos y de propuestas), que casi siempre sólo es revisada por los mismos investigadores, ¿qué pasa con los maestros frente a grupo?, ¿revisan o consumen reportes de investigación vinculados con la práctica, la práctica de otros relacionada con su práctica propia? Convencionalmente hay una lectura prescriptiva, reconocer que algunas cosas se hacen mal y desear hacerlas bien y esta relación entre lo bueno o lo malo de las prácticas educativas es muy fugaz y sobradamente relativo, en todo caso mirar la práctica con elementos a favor y elementos en contra sería metodológicamente más factible.
Más adelante surgió una metodología basada en las narrativas, (Patricia Medina Melgarejo, José Antonio Serrano de UPN Ajusco), en donde se intentó desmantelar el aparato técnico de la práctica (que es, casualmente en donde se hospedan las prescripciones), para dar lugar a la palabra y a su fluidez, con la intención de recuperar narrando lo que se hace en una primera vuelta, para hacerle preguntas a la práctica mediada por los relatos en un segundo momento. Esta perspectiva fue acusada de falta de rigor metodológico.
Luego vino el auge del enfoque por competencias, que lejos de aclarar terminó confundiendo a los docentes que deseaban ser competentes, es decir, hábiles en la práctica y capaces de proponer y consolidar situaciones de aprendizaje al lado de los alumnos a su cargo.
Como lo han reconocido algunos colegas, estamos ante un espacio de circularidad de los aportes, nos estamos “refriteando” lo que desde los años setenta y ochenta comenzaba a discutirse. Aunque en todo ello valoro fuertemente la cultura de la observación, del intercambio de experiencias, de dialogar horizontalmente entre iguales. En todo ello (y entre paréntesis) he ampliado mi banco de testimonios de la pasada experiencia del último viernes de abril y efectivamente había directores de escuela que querían hacer ajuste de cuentas con los maestros observados. Para eso no sirve el analizar la práctica.
En mi postura (en una modesta elaboración ranchera de este campo), reconozco que el sujeto de y en la práctica es un sujeto con una historia personal determinada, que está en educación por circunstancias dignas de develarse y visibilizarse, que realiza su tarea en un contexto determinado, bajo condiciones casi siempre adversas y que la negociación más importante es establecer un vínculo significativo con los alumnos a su cargo para proponer y consolidar propuestas y situaciones vinculadas con los aprendizajes, teniendo en el centro una propuesta curricular que no siempre ayuda o que no es pertinente para favorecer la práctica reflexiva.
La reflexión de la práctica o –como la nombró mi colega Víctor Ponce Grima– la reflexividad de la práctica, me parece que es el estadio más alto de un profesional de la educación. No es la intervención porque ello se reduce a un asunto técnico, instrumental e incluso redundante, es como hablar de practicar la práctica o de intervenir las intervenciones. No, se trata de un ejerció más complejo y demandante, se trata de distanciarse de lo que se hace, para reconstruir la lógica de su articulación o de encontrar el sentido de las acciones o de diferenciar los nodos significativos que vinculan a los sujetos en la acción con los otros sujetos (alumnos) que también están en acción, pero parados en otro lugar y viene la realidad desde otra perspectivas y con otras búsquedas muy diferentes.
En todo caso (y tampoco es una idea nueva) habría que crear comunidades de práctica, para que a partir de pensar en colectivo, analicen y reconozcan los problemas y sus posibles salidas, pero más desde una visión plural como magisterio y no como sujetos aislados, fragmentados y descentralizados. Un aporte muy valioso de Eduardo Remedi (a partir de algunos ideas de Wittrock) es reconocer que los docentes realizan su tarea en la soledad, en el aislamiento y en la inmediatez, ¿cuál es el estado que guardan los estudios sobre la práctica vinculados con dichos aspectos en este momento?

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. mipreynoso@yahoo.com.mx

  • Jaime García

    Cito tercer párrafo del artículo…”El análisis de la práctica ya pasaron un poco de moda”…pienso que el análisis de práctica docente no pasa de moda Miguel Ángel, ya que es el eje estructurado dentro del aula para los aprendizajes por lo cuál merece una atención pedagógica, didáctica y metodológica que constantemente se están actualizando. Por lo cual es un quehacer fundamental en las UPN…..no crees?

  • Miguel Ángel Perez

    Si de acuerdo contigo Jaime. Aunque el enunciado hay que verlo en contexto. El análisis de la práctica ahora deberá verse arropado, cobijafo o condicionado de diversos factores. Dicho factores hoy en fía se están convirtiendo en los actores centrales de la película.

  • Adriana Piedad García Herrera

    En la medida en que la propia actuación docente se vincule con procesos de “evaluación”, como los propuestos en los CT y en la reforma en general, será imposible transitar al análisis de la práctica. Saludos

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