Not in your lifetime

 en Rodolfo Morán Quiroz

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

Esta expresión anglosajona suele usarse para señalar que, ante las propuesta de determinadas personas o grupos de concretar cambios en las relaciones o en las normativas, habrá quien se oponga enérgicamente para que eso no suceda en varios años o décadas. La verdad es que nuestra imaginación y posibilidad de proponer es mucho más amplia y de mayor alcance que nuestras capacidades de concretar nuestros planes. La historia que escuché por primera vez de boca de un jesuita ilustra esta brecha entre lo posible y deseable y lo que las realidades humanas e institucionales permiten que se logre. Según ese relato, alguna vez estaban reunidos varios sacerdotes de diversas congregaciones dependientes de la iglesia católica. El carmelita, un poco sorprendido, comentó que el actual Papa (pudo ser el de hace cincuenta años, o quizá el Papa del inicio de la tercera década de este siglo) había propuesto a los obispos que consideraran la posibilidad de que el sacerdocio no implicara celibato. El escalabriniano comentó: “es algo que no se ve en muchos lugares del mundo cristiano, aunque ya sabemos que varias iglesias cristianas no vinculadas al Vaticano siempre lo han permitido”. El jesuita remató: “no creo que eso suceda pronto. Es algo que no verán ni nuestros hijos”.
La moraleja es que esa iglesia en particular es bastante parsimoniosa para emprender los cambios, aunque podríamos generalizar para afirmar que la humanidad es también de ritmos lentos en cuanto a la posibilidad de nuevos arreglos vitales. Lo vemos en un debate que se presenta con regularidad en nuestras sociedades, al menos las occidentales: ¿son las mujeres dueñas de sus propios cuerpos y han de reconocérseles derechos reproductivos y de control de la natalidad? La reciente propuesta en Estados Unidos, que se ha presentado como una revocación del famoso juicio “Roe vs Wade” de 1973, de revocar el derecho a practicar el aborto como una decisión en manos de la mujer, es un ejemplo de entre muchos. La sentencia de Roe vs Wade data de enero de 1973 y, a casi cincuenta años de su existencia, tras múltiples debates en los estados y en el ámbito federal, respecto a si esa decisión es un tema de derechos civiles o de derechos humanos, la Suprema Corte de Justicia de EUA propone que no es inconstitucional que el gobierno intervenga en la decisión de la mujer de abortar.
Para muchas personas, esta decisión es motivo de indignación, mientras que para los sectores más conservadores, esta decisión puede verse como un triunfo tras su insistencia de décadas en que el gobierno debería castigar la intervención humana/médica en la interrupción del embarazo.
Así, hay quienes, ahora que está en el aire esta discusión, reclaman que retirar ese derecho es dar un salto hacia el pasado, mientras que para otros será un avance en la intervención debida de los gobiernos (ejemplar dentro y fuera de los Estados Unidos) en las vidas privadas. Para algunos, se trata de un proyecto que se verá frustrado, para otros, de un proyecto a punto de cristalizar. Esta instancia legislativa, asociada a temas de salud y de derecho sobre el propio cuerpo, tiene paralelo en el tan discutido derecho de los padres a intervenir en la educación (en especial, la educación sexual) de sus hijos: ¿debe la escuela dar información acerca de cómo funciona la sexualidad o solo deben acceder a ésta los estudiantes en el ámbito doméstico?
En el contexto de la propuesta de modificar el sistema educativo nacional en México para eliminar los grados y establecer únicamente fases, cabe preguntarse si quizá es un simple cambio de designación: estar en primer grado de primaria quizá será lo mismo que estar en la primera fase de la primaria. O si se trata de cambios largamente acariciados por sectores interesados en cambiar la concepción de lo que debe aprenderse en las escuelas y, añade la propuesta actual, en las comunidades.
No cabe duda de que habrá todavía muchos debates que no se resolverán en lo inmediato. Aun cuando habrá quienes estarán pendientes de hacer “avanzar” o de evitar cambios que signifiquen “retrasar” la educación o los derechos sobre el propio cuerpo o sobre lo que los miembros de las familias pueden aprender, lo que podremos observar será una serie de acciones y de reacciones para concretar estos proyectos… o para evitar que se modifiquen las normativas actuales.

*Doctor en ciencias sociales. Departamento de sociología de la Universidad de Guadalajara. rmoranq@gmail.com

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