“No soy un virus”

 en Graciela Soto

Graciela Soto Martínez*

En la zona prohibida los apestados comen
y beben disfrutando cada minuto como si fuera el último,
porque con coronavirus o sin él,
nuestro verdadero problema y nuestra verdadera grandeza
es que somos mortales
y el tiempo es el único lujo que nos podemos permitir.

Eugenia Rico

Se ha declarado la pandemia, escaló de brote a epidemia y el 11 de marzo se le da oficialmente esta categoría por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el virus tiene presencia en todos los continentes, lo que la convierte en pandemia, llegó de forma inesperada rompiendo los planes de despedida y bienvenida del 2020. Primero Wuhan, China para después expandirse por todo el mundo. Un virus mutante que se multiplica con cargas energéticas y ataca a los pulmones ahogando a quien lo porta, impide respirar, el contagio es sencillo, a través de gotas virales por estornudos o tos que pueden sobrevivir muchas horas o días en las superficies que tocamos, las manos lo conducen al cuerpo. Su nombre común coronavirus denominado como COVID-19.
Cada día, desde que se declaró la epidemia, las noticias por todos los medios, televisión, radio y redes sociales fueron señalando el incremento de casos y la historia de los portadores del virus, contando cómo llegó, quién lo trajo, qué estaba haciendo, con quiénes se relacionó y a sacar cuentas exponenciales de los posibles contagios. Hasta los que no escuchan noticieros están atentos a la información nueva que se presenta. Entre comentarios de avance del virus, el desastre en los países que va tocando y el escepticismo avanza el mal.
Las generaciones recientes han de recordar el H1N1 que modificó la vida de todos temporalmente, suspendiendo las labores docentes y el trabajo. Como antecedente se menciona la gripe de Hong Kong en 1968, la gripe asiática en 1957 y la influenza en 1918. También muchos recuerdan la peste en 1348 que entró a Europa por barco vía Venecia o Génova, que afectó en un gran número a la población europea.
La otredad adquiere una nueva dimensión, una vez declarada la emergencia de portadores de coronavirus, COVID-19 la otredad se vuelve un riesgo, la cuarentena es un aislamiento individual, hay temor de que “el otro” te contagie que cualquier signo o sintoma representan un riesgo, hay discriminación por pertenecer al país donde salió el virus. Ya no hay aceptación, tolerancia y empatía para estos enfermos. El miedo y la ignorancia generan muchos temores, son visto como virus exterminadores que cargan la muerte. China solo fue el origen, la globalidad nos indica el movimiento de las personas a todos los puntos del mundo, este país construyó un hospital en 10 días y se habla de enfermeros robóticos, ellos prácticamente han contenido la emergencia con sus medidas drásticas de aislamiento y cierre de fronteras.
Viajar para conocer el mundo, visitar los legendarios sitios de China, su muralla, la Ciudad Prohibida, la tumba de Mao, todo es un impensable, ya que fue justo este vaivén de gente el que lleva y trae a estos nuevos ataques virales. Roma con el Vaticano, El Coliseo y La Fontana de Trevi lucen vacías, nadie se dirige ahora a Venecia, su Iglesia y la Plaza de San Marcos vieron a los últimos turistas irse en pleno carnaval, los barcos de crucero han vivido unos viacruces con el impedimento de desembarcar en algún puerto cuando existen contagiados entre ellos, se han visto como apestados o grupos marginados por el miedo a que contagien a los demás.
El miedo es el riesgo, Eugenia Rico, escritora que vive en las zonas rojas lo señala: “El miedo es el que da miedo, la epidemia de miedo para la que no tenemos anticuerpos. El hambre ha matado a ocho millones de personas el año pasado, el coronavirus miles. Toda vida es importante y debe ser protegida. Toda precaución es poca para proteger a los que amamos. Sin embargo, la crisis económica es un riesgo para el mundo y para usted mucho más real y palpable que el coronavirus”. (https://www.zendalibros.com/el-amor-en-los-tiempos-del-virus/).
Los países y las ciudades con sus ministerios de salud reportan sus casos, los ciudadanos de lugares que en apariencia no ha llegado piensan como en todas las ocasiones que a nosotros no nos tocará. El mundo como lo conocemos actualmente se trastoca, lo cotidiano se vuelve extraordinario, ir a la escuela, asistir a un evento, salir a hacer compras, todo es regular en los países que ya declararon una crisis como China, Corea, Irán, Italia, Japón, España, Estados Unidos, Francia y muchos países más que se van sumando.
Los mercados caen, se desactiva la economía de todos los ámbitos del desarrollo, lo mismo el turismo que el transporte, la industria, el comercio, la cultura, los eventos masivos se empiezan a cancelar conforme avanza el tiempo, la orden es el confinamiento y esto es vigilada por guardias que piden el papel que te autoriza andar en la calle, no acatar la orden puede ocasionar una multa millonaria.
Cerrar las fronteras es una de las decisiones tomadas, este día que se declara la pandemia Estados Unidos le cierran las fronteras a Europa, no recibirá más vuelos del Viejo Continente, también se suspende la temporada de la Asociación Nacional de Basketball (NBA), personajes públicos del cine, el deporte, la política dan positivo, la estrategia ante esto es evitar cualquier acto público y promover las actividades desde casa, clases online, trabajo en casa, salir solo por comida o a la farmacia.
En nuestro país estados como Puebla, Querétaro, Coahuila, Sinaloa, CDMX y Chiapas ya registran casos en sus ciudades, se reconocen pero como en todo, se piensa que hay más, que aún no se aplican las pruebas adecuadas y está tomando a la ligera; que nuestros pensamientos mágicos y no el conocimiento científico es lo que aplicamos. En educación han señalado medidas preventivas, como el lavado de manos correcto y la limpieza de superficies, el filtro familiar para que los niños enfermos no asistan a la escuela. Es importante ser previsor y no esperar que se declare una crisis para reunir artículos de primera necesidad sin hacer compras de pánico está complicado, sin embargo, se requiere tomar providencias con los países que ya lo están padeciendo y van adelante aprendiendo de la experiencia.
La escuela como formadora de hábitos, coadyubando en la cultura de la prevención, superando retos ya que debe haber agua, jabón y papel en todos los baños, limpiar a profundidad su espacios; ayudar a aprender a mejorar los hábitos alimenticios para tener un fuerte sistema inmunológico, la educación también tiene que ayudar a demás a aprender a superar las intolerancia, os miedos reales y los que han sido construidos por los medios de comunicación y por la magnificación de los pensamientos. Aprender a cuidar al otro aun en crisis para que esté mejor sin rechazarlo o etiquetarlo como infectado o un virus.
Dos obras literarias nos recuerdan que el mundo ha sobrevive a estos cataclismos, la peste de Albert Camus y el amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez, hay que tener presente que somos fuertes, que se sufre con estos hechos, nuestra familia resistió y pertenece a los sobrevivientes dado que estamos aquí. La recomendación es de Yolanda Ramírez Michel, escritora tapatía en España, donde esta viviendo la crisis y nos manda decir: “el enemigo no es el coronavirus, es el miedo, es que no atendamos los bienes de quedarnos en casa recluidos un poco, para estar con uno mismo, con los libros, con los sueños.”
Este es el sitio para ver la distribución de los casos en el Continente Americano, en el cual se puede ver la actualización de los datos.
http://who.maps.arcgis.com/apps/webappviewer/index.html?id=2203b04c3a5f486685a15482a0d97a87&extent=-17277700.8881%2C-1043174.5225%2C-1770156.5897%2C6979655.9663%2C102100

*Doctora en Educación. Jefa de Sector de Educación Preescolar en la SEJ. meipe1gsm@gmail.com

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