¿Necesitamos más o menos vacaciones?
Alma Dzib Goodín*
En unos días más los niños de educación básica tendrán oficialmente sus merecidas vacaciones en México. Todas los demás niveles ya comenzaron sus periodos de asueto (bachillerato, licenciatura y posgrado), pero curiosamente, los niños de educación básica, a quienes se les reconoce como los más activos y quienes aman pasar más tiempo alejados de los libros, son precisamente quienes aún están cautivos en las escuelas.
Me parece que la mejor palabra es “cautivos”, pues la mayoría han terminado los programas y, sin embargo, deben continuar en la escuela por lo que se ha incrementado la tasa de accidentes de leves a moderados y por supuesto las actitudes negativas se han incrementado entre los niños, que sienten que se les va la vida entre 4 paredes.
La verdad es que el nuevo calendario podría causar muchos problemas. Bajo la lógica de que más horas de estudio puede beneficiar a los niños, en realidad podría causar lo opuesto.
Cuando se analizan los calendarios alrededor del mundo, encontramos que México descansa dos semanas de Navidad, 2 en Semana Santa y entre 4 y 5 durante el verano.
Por su parte, en los Estados Unidos se cuenta con calendarios de 180 días en algunos estados y otro de 170 días.
En Alemania son un poco más flexibles, ya que cuentan con 2 semanas en Navidad, 2 en Pascua, 6 en verano, 2 en otoño, y por supuesto hay otros días de asueto previstos durante el año.
En el Reino Unido, el año escolar es de 190 días, pero las escuelas tienen el privilegio de cambiar las fechas de inicio y término dependiendo de las necesidades de cada país o comunidad, lo cual implica que están al pendiente de cuestiones atmosféricas o sociales que pueden potencialmente afectar a los estudiantes.
En Rusia, los estudiantes cuentan con 2 semanas de vacaciones durante el invierno 1 de descanso en primavera, 1 en verano, más 4 días que se descansa por ley durante el año.
En los Estados Unidos se ha analizado el uso del tiempo y el beneficio de pasar más o menos tiempo en las escuelas, las opiniones han considerado dos aspectos importantes: por un lado el valor educativo de que los niños pasen en los salones de clase y por otro, la necesidad social y económica de que los niños tengan un lugar seguro y estable en donde aprende lo que la sociedad requiere.
En este sentido, la escuela se ha convertido en un lugar para aprender y en un espacio “seguro” para crecer. Pero esto debe ser puesto en duda con el aumento de las actitudes negativas y conductas violentas que los estudiantes han generado hacia sus compañeros de clase.
Por supuesto, no es posible olvidar que los padres han de trabajar todo el día para tener una vida socialmente estable, así que la escuela les brinda ese espacio de protección, que sin embargo, a veces es sobre abusado con la idea de los padres debieran proveer de todas las herramientas para a vida, lo cual es una paradoja, pues la vida es lo que sucede fuera de los salones de clase, y que se basa en relaciones sociales que cada vez se pierden más.
Ante esta actitud, los cursos de verano vienen a ser una extensión de las actitudes hacia las escuelas, con los cual los padres quedan libres de los momentos familiares y los niños han de sufrir las actitudes de otros niños, distintos a sus compañeros de escuela, por lo que han de continuar aprendiendo nuevas formas de defenderse o bien de abusar a otros.
¿Debería extenderse el calendario y los horarios escolares?
La pregunta es compleja y no debería responderse solamente por el grupo en el poder, sino por la sociedad entera, pues será ella quien reciba los beneficios de la educación brindada a sus hijos.
Si los niños aprenden actitudes y aprendizajes que tienen sentido para ellos, por supuesto la respuesta sería que lógicamente deseamos más tiempo en las escuelas. Pero el volumen de los programas hacen compleja la asimilación de los mismos, así que los niños hacen como que aprenden y los maestros hacen como que enseñan y los padres hacen como que les importa, así que en ese fingir, los niños pierden los mejores años de su vida, aprendiendo a sobrevivir en un mundo que nada tiene que ver con lo que ven en los libros.
*Directora del Learning & Neuro-Development Research Center, USA. alma@almadzib.com
Creo que no poder opinar si se necesitan más vacaciones o no, pues ese sería un muy buen tema de investigación. Lo que si se es que a muchos padres nos falta tomar las riendas de la educación de nuestros hijos pues malamente algunos creen que es en la escuela donde el estudiante debe de recibir toda la educación, sin tomar en cuenta que la mayor educación se imparte en el hogar.
No son los días. sino la capacidad de lo maestros, la afectiva administración escolar, además de la enculturizacion de los papás en los
procesos socio-educativos en el Ciclo Escolar.
Respuestas al problema las hay y muchas. En Italia hay cuadernos de trabajo que se deben resolver durante el verano. Esto lo hacen para que la curva del olvido no se acentúe durante el adieto En Francia les programan más horas para las actividades artísticas y deportivas. Y en México les recetamos chetos doritos y una coca para que amacisen las lecciones dictadas por la tele para pobres de dinero y la compu para los de espíritu. Para los sueldos que pagan en este rancho maquilador los profes les caemos a los parientes a dos días por familia ya que todos sabemos lo que pasa al tercer día A descansar un rato porque hay que pagar un avión que no Obama
Estimado Manolo, !Gracias por tu comentario!
Es cierto, hay formas, de hacer que los niños continúen aprendiendo y trabajando los contenidos de aprendizaje, pero ese es el punto, la escuela no puede hacer todo, y los padres prefieren buscar un lugar donde se entretengan. Estoy muy de acuerdo en el punto de los deportes, los museos, durante el verano hay muchas actividades familiares que bien ayudan a los niños, pero en lugar de eso, los alejamos.