¿Mexicanos sin corrupción?, sólo con el ejemplo

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

Cuando se genera una idea y una propuesta desde lo político encontramos siempre una dualidad que puede ser interesante, difícil de creer o preocupante, dependiendo el trasfondo en el que se sustenta, las intenciones que se tienen o la visión que puede pecar de ilusa o tener un sonido hueco en palabras que se dicen sin sentido y sin un respaldo.
Entendemos las buenas intenciones y se aplaude el hecho de poner a la corrupción como un elemento central en lo educativo para poder empezar a generar cambios en la sociedad, sin embargo, la primera pregunta que salta es, obviamente, ¿cómo se va a lograr en poco tiempo el cambio a un México sin corrupción?
La idea parece ser, basándonos en palabras dichas en diferentes momentos, empezar de cero, dar carpetazo y sentar las condiciones para que a partir de este momento todo cambie y gire en un sentido que nos lleve a la incorruptibilidad de instituciones y personas. Pero esto resulta bastante complicado de digerir.
Para aquellos que estamos frente a grupo nos queda claro que la mejor forma de transmitir e inculcar valores en los alumnos, de cualquier nivel educativo, es a través del ejemplo, no de las palabras. El respeto y la honestidad, valores inherentes a lo incorruptible, tienen un nivel de abstracción semántica compleja, por lo que su puesta en la práctica y convivencia cotidiana servirán como ejemplo y reforzadores en su aprendizaje. Sin embargo, para que se pueda lograr su consolidación y aplicar en verdad los principios básicos del constructivismo, es necesario que cada infante y adolescente pueda vivirlo y atestiguarlo en todos los contextos en los que se desenvuelve, no sólo la escuela.
Y aquí la complicación, porque algunas de las palabras que más llegan a escuchar en los medios de comunicación y de boca de sus padre y madres son, precisamente, “corrupción”, “soborno”, “desvío de fondos”, “tuve que dar un dinero para que me dejaran ir o para facilitar los trámites”, así como quejas de muchos porque gente que se sabe robó mucho dinero, o incluso asesinó, sigue libre y nunca pagará por lo que hizo.
Otro aspecto que resulta delicado tiene que ver con el hecho de que muchos maestros estamos bajo gobiernos que empezaron su gestión antes de que entrara en funciones el actual presidente, por lo que empezar de cero y tener que olvidar el desvío de recursos, la venta de plazas, la falta de respeto al trabajo del docente y tener autoridades con fines políticos y no educativos, que corrompen de esta manera el sistema, no sé que tan bueno y correcto sirva como ejemplo para los alumnos el quedarse callados y no denunciar.
Pero, tal vez me estoy adelantando y viene en camino una estrategia que realmente cambiará todo el sistema educativo, quizás también el familiar y el social, y daremos por fin buenos ejemplos a los alumnos para eliminar la corrupción, ¿será?

*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

  • Desiderio Ramos Camarena

    Hay que tener la esperanza de que vendrán tiempos mejores ya lo estamos viviendo y yo voté por ese cambio ya estaba hasta la coronilla de tanta caca política gobernante,Ud.debe inculcar en sus escritos esa confianza y firmeza y no sembrar la duda.Gracias es un buena descripción política social.

  • MARCO ANTONIO GONZALEZ VILLA

    Gracias por su comentario, procuraré, como me sugiere, ser más firme para transmitir confianza a quien gentilmente, como usted, lea mis trabajos. Le mando un saludo

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