Mensaje en la botella

 en Rodolfo Morán Quiroz

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

Zygmunt Bauman afirma que la metáfora del mensaje en la botella supone que vale la pena escribir y colocar un mensaje para enviar al azar, y que cuando alguien lo encuentre el mensaje merecerá ser sacado, leído, absorbido y adoptado. Quien reciba el mensaje, en un tiempo indefinido, habrá de considerar relevante adoptar el mensaje para que haga eco de las preocupaciones o inquietudes de quien lo escribió. Puede suceder que días, meses o años después, alguien logre leer y descifrar el mensaje. Lo que puede acontecer también, es que quien tenga la curiosidad de ver qué hay en el mensaje sea incapaz de captar la trascendencia de éste. Quizá ni siquiera le sea inteligible el lenguaje, o la idea que transmite el mensaje no resuene para nada en quien lo recibe.
De algún modo, muchas de las interacciones que tenemos como docentes con los estudiantes suponen que el mensaje que con tantos preparativos y afanes les transmitimos tendrá alguna utilidad en el futuro. Suponemos que vale la pena lanzar ese mensaje y que habrá algunos de ellos que se interesen y que además lo recordarán en el momento adecuado. Para algunos podría implicar una iluminación: “¡ah! He aquí para qué servirá aquel problema de áreas y perímetros que resolvimos alguna vez en la secundaria. Ahora que estamos en la pandemia de COVID-19 podremos resolver en qué puntos del aula hemos de colocarnos para conservar la sana distancia”, o alguna otra epifanía por el estilo.
Por otra parte, los textos que hemos recibido del pasado (reciente o remoto) nos transmiten también mensajes que aprovecharemos en algún momento de nuestras vidas. En caso de que podamos descifrarlos, claro.
De ahí que resulta deseable que parte de nuestras interacciones, sean en el aula presencial o virtual, vayan encaminadas a que los estudiantes interpreten los elementos básicos que les permitirán establecer relaciones más sofisticadas entre los elementos de nuestras asignaturas y las realidades actuales o potenciales. Es evidente que algunos de los elementos de nuestras asignaturas resultan tan especializados que sólo llamarán la atención de quienes desean convertirse en especialistas “iniciados” de alguna disciplina. Aunque la mayor parte de esos elementos deberían ser dignos de una interpretación a partir de lenguajes básicos para llevarlos a una población de lectores más amplia.
A lo largo de los años hemos cobrado conciencia de que muchas de las sesiones de nuestros cursos han pasado de noche para varios de nuestros estudiantes. En algunos casos hemos detectado que algunos de ellos tan solo se han conformado con saber en qué curso hemos compartido discusiones, aunque no recuerdan cómo se aplican los detalles específicos. Recuerdan, muchos de ellos, al menos sobre qué tema consultar a determinados docentes. Igualmente, en los meses de la pandemia de COVID hemos caído en cuenta de cuán laxo es el manejo de las recomendaciones para la salud. Probablemente antes de la pandemia muchas personas no eran siquiera conscientes de la necesidad de lavarse las manos o de las maneras en que las personas se pueden contagiar de diversas enfermedades. O de las normas de interacción entre las personas. Muchas de ellas pretenden ignorar todavía esos mensajes del pasado y simulan haber olvidado en qué momento de sus vidas alguien les dio los códigos para entender no sólo las medidas de higiene, sino hasta la geometría y las reglas básicas de convivencia con personas que les interesa conservar con vida.

*Doctor en Ciencias Sociales. Profesor del Departamento de Sociología del CUCSH de la UdeG. rmoranq@gmail.com

Comentarios
  • Tobías

    Siempre sido la vida así y lo seguirá siendo mi estimado amigo Rodolfo, pero es obligación continuar enviando el mensaje de la botella para todo aquel que pueda serle de provecho, aunque sean muy pocos. Es ahí donde decimos “YO HICE LO QUE ME CORRESPONDÍA “ saludos!

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