Manejar emociones y reacciones

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

El tema de las emociones es abordado desde distintos enfoques académicos y academicistas.
El tema de las reacciones del comportamiento humano es también objeto de estudio y reflexión desde las leyes de gravitación universal de Newton hasta el nacimiento de la Psicología, el Psicoanálisis, los enfoques conductistas y neoconductistas y los ensayos sobre la inteligencia emocional.
Las emociones son un objeto de estudio e intervención sobre el comportamiento individual y colectivo del ser humano.
Conocer las formas de comportamiento humano, incluyendo los estímulos que disparan sus emociones primarias tiene aplicación práctica en la industria militar, farmacéutica, del cine; en la administración de recursos humanos, la industria, entre otras.
La emoción y su mercado, es de hecho uno de los pilares del sistema consumista y de mercadotecnia que somete, que da faz sentido existencial.
Sobre el conocimiento de las emociones hay mucho saber por aportar. Sobre la educabilidad de las mismas y la construcción de su didáctica también.
En la línea de formación continua de los docentes es un tema tradicionalmente descuidado, es un tema territorio de fenicios del desarrollo humano y de programas emergentes institucionales sin articulación, sin estrategia.
El proceso de aprender sobre emociones y de educarlas tiene mucho por avanzar en el frente del fortalecimiento de la cultura pedagógica, obsesiva tradicionalmente del aprendizaje de las Matemáticas y de temas relativos a la lectura.
El punto de inflexión es que ahora debemos ser prácticos y reflexivos de la inteligencia emocional en las condiciones materiales que definen nuestra casa, que definen nuestro hogar.
Las herramientas básicas de la inteligencia emocional no tienen por qué ser asunto exclusivo de psicólogos y educadores, de académicos.
Su conocimiento y divulgación ha de aportar sobre todo herramientas útiles comunes para comprender la dinámica social y enriquecer la vida cotidiana en condiciones de aislamiento social.
En la coyuntura del quédate en casa y de Susana distancia habitar nuestra casa y compartirla es todo un desafío en las condiciones de limitación de espacio.
La nueva generación de casas se hizo en tiempos de explosión del negocio de fraccionadores, en tiempos especulativos que llevó a proyectar en un mínimo de metros cuadrados y costeo de miles de pesos.
La nueva generación de casas estandarizadas son producto de trámites apresurados sobre uso de suelo y licencias para construir de dudosa transparencia, autorizados por gobiernos municipales condescendientes en tiempos del unipartidismo o bipartidismo fantasmagórico.
Por esto muchas de las casas de hoy son un obstáculo para la sana convivencia, para la salud emocional de sus habitantes.
En tiempos de Coronavirus este modelo de casa es disfuncional para la convivencia a la distancia.
No hay espacio vital para el juego de los niños.
No hay espacio vital para las cada vez más territoriales hembras de la especie humana en condiciones de claustro.
No hay espacio vital para los hombres cazadores y recolectores posmodernos. El sofá, la azotea, la mirada vaga en las ventanas de los multifamiliares no realizan ni hominizan.
No hay espacio vital para los adultos mayores.
Hay riesgos de neurosis.
Hay riesgos de frustración de los satisfactores básicos de orden biológico y psicológico.
La luz y el oxígeno en habitaciones, salas y baños es limitada. La ergonomía del lucro y del frágil poder adquisitivo de la clase trabajadora llevó en ocasiones a acotar el espacio hasta una mínima recámara.
Compartir el espacio nos impone aprender a controlar emociones y regular nuestras reacciones. Nos impone a blindar la infancia para atenuar el shock traumático de la contingencia, como sugiere la UNICEF.
Nos impone otra agenda del ejercicio de la autoridad y del constructo del amor en familia; nos impone aprender sobre nosotros mismos y los cercanos.
Reconstruir la noción de hogar en el entendido que este es la suma de relaciones humanas individuales, uno a uno, en equipo y conjunto, cara a cara, hombro a hombro, nos conduce a desafíos inéditos en materia de uso del tiempo, del espacio y en materia de mantenimiento de la salud colectiva de la familia.
Nos impone entender la red de relaciones que ahora se tejen en el marco de la sana distancia, en el contexto donde se comparten luces y colores de pantallas y sonidos de los aparatos, de las voces propias y de los otros.
Tal vez sea el momento de acuerdos y negociaciones sobre el tiempo de uso y contenidos.
Tal vez sea el tiempo del compromiso social de las empresas de radio y televisión para cualificar sus emisiones.
Tal vez sea el momento de que evalúen sus programaciones a favor de la paz y la tranquilidad de todos.
En un rastreo mínimo de carácter exploratorio en estaciones de radio AM y FM en un par de días de la cuarentena, se corrobora que se programa reggaton, banda, norteño, Rock y otras variantes altisonantes.
La música sin calidad también es factor de stress en casa y con los vecinos.
El tema de la televisión no difiere mucho del perfil de la radio. En voz recurrente de los lectores de noticias se enfatizan escenarios grises y fatalistas. Los Twitter, youtube y facebook dan mucho foro a voces y planteamientos de auténticos terroristas a la democracia a través de la amenaza de epidemiólogos improvisados sobre Covid-19.
Políticos oportunistas de magros principios, rebasados ahora, a los que solo queda golpear arteramente con el fantasma del padecimiento. Especialistas en cuestionar todo y proponer nada.
Tal vez sea el momento de tregua y cambio de estrategia de los partidos políticos que hacen indigna oposición; tal vez sea el momento de dejar de pelear y de producir iniciativas a destajo en las fracciones divisionistas en los congresos estatales y de la Unión.
Tal vez además del quédate en casa sea el momento de la unidad para enfrentar el desafío.
Los seres humanos somos reactivos y emocionales en grupo e individualmente. Reaccionamos ante los estímulos del medio ambiente y ante los eventos sociales que nos involucran.
Abonemos todos a un clima de serenidad para cruzar las aguas turbulentas de la crisis en la que nos encontramos.
Todos manejamos un conjunto de emociones aprendidas en nuestras relaciones humanas y sociales.
Las condiciones de aislamiento social impuestas en la Fase 2 de la emergencia nacional del Covid-19 impone el gobierno de nuestras formas reactivas, impone la regulación emocional.
Importante será hacer esfuerzos adicionales personales y generar ayuda mutua para funcionar eficazmente y manejar proactivamente nuestras emociones.
Repasemos nuevamente y cada minuto de tiempo valioso, seamos eficaces para:

● Manejar el miedo.
● Manejar el tedio y el aburrimiento.
● Aprender a respirar y meditar.
● Canalizar los estados emotivos autodestructivos como la sensación compulsiva de hambre.
● Hacer ingesta de bebidas y alimentos en cantidad y calidad.
● Saber escuchar y posicionar el valor del silencio.
● Trabajar nuestro enojo y canalizarlo productivamente.
● Pensar positivamente y huir de escenarios y desenlaces fatalistas.
● Confiar en los otros; el otro no es sólo un potencial portador del virus.
● Entrenar la voluntad y la fortaleza.
● Cultivar la tranquilidad y serenidad.
● Auto insacular stress para aumentar tolerancia.
● Vacunar el espíritu contra el virus de la actitud y la displicencia.
● Huir de la actitud de desaliento y fatalismo.

De esta eventualidad saldremos adelante y seguramente más fortalecidos. Para finalizar dos recomendaciones breves:

1. El cuento ” El pájaro del alma” de la escritora israelita Mijail Snuit para quien la metáfora del pájaro y la llave de las emociones en sus patas es nuestra alma compuesta de cajones y en cada uno de ellos podemos despertar una emoción positiva. Respondemos a lo que sucede a nuestro alrededor. Así reacciona nuestro pájaro del alma si abre uno u otro cajón. Él tiene la llave y es quien custodia los cajones, nuestra alma- pájaro puede ser quien cante hoy que lo necesitamos.
2. El “libro de los abrazos” del uruguayo Eduardo Galeano, escrito en 1989, particularmente el breve relato los sueños de Helena.

“Aquella noche hacían cola los sueños, queriendo ser soñados, pero Helena no podía soñarlos a todos, no había manera. Uno de los sueños, desconocido, se recomendaba: Suéñeme que le conviene. Suéñeme que le va a gustar.”

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

Comentarios
  • Griselda Gómez de la Torre

    La inteligencia emocional puesta a prueba en tiempos de pandemia, pero más allá está como lo explica el psicoanálisis: el inconsciente .
    Soy una casa,
    Está oscuro en mi interior
    Mi consciencia es una luz solitaria.
    Una vela en el viento
    Parpadeante
    A veces aquí, a veces allá .
    Todo lo demás está en las sombras.
    Todo lo demás está en el inconsciente.
    Pero están ahí,
    Las otras habitaciones, nichos, corredores, escaleras y puertas. En todo momento.
    En lo que vive en nuestro interior ,
    Y merodea en nuestro interior, está todo ahí.
    Trabaja y vive, dentro de la casa que soy yo.
    El poder del inconsciente.
    Lo que realmente queremos en lo más profundo, vendrá a nosotros, para bien o para mal.
    O al contrario, podemos sostener que aquello en lo que una persona se transformó, era su deseo más profundo.

  • Patricia Arellano Zataráin

    En este periodo de aislamiento social y permanencia en casa con la compañía familiar, en lugar de dejar demasiada tarea escolar a los niños, niñas y adolescentes de primaria y secundaria, tareas de difícil comprensión cuando no han visto los temas, se debería haber optado únicamente y a nivel nacional la lectura, análisis y ejercicios del Programa Nacional de Convivencia Escolar adecuándolo al trabajo en casa con la familia. En él se abordan temas muy atinados sobre el manejo de las emociones, comportamientos y conflictos. Soy docente y estoy a favor de trabajar esos contenidos de comportamiento humano y regularización en lugar de inútiles ejercicios y actividades de otras materias sin la guía del docente.

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