Los valores de Juárez

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

Las razones por las que el calendario cívico patriótico reserva una fecha para la conmemoración del natalicio de Benito Juárez emergen de la obra misma del personaje.
Sus valores de libertad y justicia, sus principios de lucha y de gobierno, todavía tienen camino por iluminar.
La reforma eléctrica reciente, la posición de la Suprema Corte, la posición del poder ejecutivo, los amparos, el interés superior de la nación, el pueblo, los intereses económicos, la memoria viva sobre las expropiaciones como la petrolera, la industria eléctrica, la difícil justicia, las nuevas formas de traición, Juárez inspirador de prácticas de gobierno, maestro de valores para todos los mexicanos.
Está ocasión, tercer lunes del mes de marzo, según la reforma del artículo 74 de la Ley federal del Trabajo, alineado por ende el calendario escolar, la fecha del natalicio (21 de marzo real) invita al acercamiento, a una lectura de los momentos aquellos en los que el liderazgo de Juárez fue determinante para la viabilidad de la República.
Que la patria de a luz a personajes como Juárez es ya hemiciclo en la memoria colectiva y a lo ancho de la República mexicana.
El México fundacional del siglo XIX, las logias como instituciones políticas, las dos constituciones, la obra juarista, los dos tercios de la dictadura de Porfirio Díaz, la historia nacional que nos susurra al oído para vacunarnos contra el olvido.
Dentro del análisis mismo del proyecto juarista de gobierno destacan cuatro aspectos:

1. Su convencida lucha contra las fuerzas conservadoras de mediados del siglo XIX incluyendo el activismo de una parte del clero mexicano; el laicismo, la libertad de creencias como principios constitucionales, conseguidos a golpe de lucha.
2. Su energía al encabezar la lucha contra Maximiliano de Habsburgo, su carácter que lo llevó a negar el indulto, la lección a propios y extraños con su intransigencia, cuando de defender la República se trata.
3. La austeridad republicana con la que condujo su gestión gubernamental, la generación de mexicanos ejemplares ricos en formación, compromiso y en prácticas de honestidad.
4. Educación. La ilustración del pueblo, la lucha contra la ignorancia y los fanatismos como misión épica que trasciende el tiempo y la coyuntura aquella. La escuela Lancasteriana. La instrucción como medio de formación de las masas iletradas. El camino largo para que el arma del alfabeto transforme las mentalidades sedimentadas. La educación liberal y su enfoque como medio de emancipación de la pobreza en sus múltiples rostros, Benito Juárez afirmaba: “Libre y para mí sagrado, es el derecho de pensar… la educación es fundamental para la felicidad social; es el principio en el que descansan la libertad y engrandecimiento de los pueblos”

Una gran proporción de mexicanos sentimos entonces orgullo de haber tenido al frente del país a Don Benito Juárez García. Su obra, legado imperecedero de generaciones, sigue siendo faro de luz, aún en complejos tiempos pandémicos y electoreros como los de 2021.
Juárez ideólogo, cuando hay un racimo de partidos políticos sin principios ideológicos, sin ideales.
De la famosa carta escrita por Victor Hugo y publicada en “El Figaro” el 27 de junio de 1867, abogando por el perdón al usurpador Maximiliano derrotado, recupero el contenido del párrafo siguiente:

“Usted acaba de demostrar el poder de la democracia. Ahora, muéstrenos la belleza de la misma. Muéstrenos la aurora después de la tormenta. A los bárbaros, enseñeles la civilización. A los déspotas muestreles los principios”.

La petición de la carta de Victor Hugo con todo y ser un gran escritor no prosperó.
De manera poética, en coyuntura de culto al héroe, Juan de Dios Peza escribía:

“Dale del huracán rugiente
El poder no domado y estruendoso,
Que así quiero cantar de gente en gente
Las inmortales glorias de un coloso”

Mucha de la fuerza moral de Benito Juárez tiene pilar en su origen y convicciones liberales.
Toda su visión sobre la justicia, una de sus grandes fortalezas, se expandía a su visión de justicia social.
En la historia patria que estudiamos cómo educandos en la escuela primaria, una de las fotografías del benemérito de las Américas era muy reconocida, y el imaginario infantil se veía reforzado porque aquella escuela se ubicaba justo en la calle Juárez de aquel pueblo nayarita.
“Calle Juárez” decía aquella lámina de letras negras y fondo blanco, salpicada por las tormentas y el viento, colocada en una de las esquinas externas de la escuela donde generaciones de niños aprendimos las primeras letras y procesamos los primeros textos con sentido.
Juárez era también tema de los ensayos escolares de dibujo y de los cromos del salón de clases al lado de los frísos primaverales y aunque la redacción de la Historia en los textos de la Madre Patria no era del todo comprensible para aquellos educandos iniciales, se materializaba progresivamente el incipiente culto al héroe nacional.
Del libro aquel de lecturas en Lengua Nacional, de la contraportada del niño cortando las jugosas manzanas del árbol saludable, que hunde sus raíces saludables en la madre patria, de la generación de libros de texto gratuitos a blanco y negro de principios de los setenta, un personaje nacional destacaba: Benito Juárez.
Aunque por los rumbos tropicales aquellos, el ganado ovino no es algo que progrese, en los dibujos a tinta negra, era placentero imaginarlo niño, como cualquiera de nosotros, cuidando ovejas bajo la sombra de un árbol, con su sombrero raído y su flauta en mano.
En tal lectura entre histórica y recreativa se hablaba también un poco del origen étnico Zapoteco y de su nativo estado de Oaxaca.
Difícil de concretar el pensamiento histórico infantil con sólo la voz del profesor, aunque sus explicaciones bajo 35 grados de calor húmedo promedio, se esforzaban por comunicar la Historia de la mejor manera.
De niño no hay muchos referentes, pero ocasionalmente y en época de zafra veías transitar familias Coras por la localidad, un poco en el color de la ropa de manta, de la piel de sus niños, encontrabas de manera más cercana un ejemplo de cómo podría haber sido la tez de nuestro héroe nacional, cuando niño.
Nos era más lejano verlo icónico en su traje negro tomando las decisiones importantes, algunas controversiales para los sectores conservadores.
Más tarde entenderías que la identidad nacional tiene en sus cimientos el bronce del color de la piel de nuestros pueblos originarios, pero antes que nada, la historia compartida de mestizaje y la riqueza cultural y lingüística que nos une bajo un cielo común, la gobernabilidad que como tejido social nos compromete a todos.
En los patios cívicos escuchamos por años la lectura de las efemérides del mes de marzo y entre ellas destacaba el día 21, marcado como el natalicio de Benito Juárez.
Lento pero por fin lo aprendimos, Juárez es inolvidable presencia en la conciencia nacional.
El mensaje es claro, la patria siempre amenazada por intereses externos e internos, por luchas de ideas que complican el progreso de las mayorías, tiene mucho por aprender de la obra de Juárez.
Lejos estaba la visita aquella al Castillo de Chapultepec, al concluir la educación secundaria, lejos observar por primera vez la carroza aquella, donde determinado hizo su travesía republicana y la defensa heroica ante las fuerzas invasoras; lejos también la visita a su monumento en mármol en el hemiciclo a Juárez y verificar con ojos de profesor su inigualable grandeza al leer Historia de México.
Efraín Huerta y su poema Avenida Juárez,

“Marchar hacía ninguna parte, olvidado del mundo
Ciego al mármol de Juárez y su laurel escarnecido
Por los pequeños y los grandes canallas…”

Nuestro Juárez vivo en las escuelas, en las plazas públicas, la patria siempre ayuna de buenos liderazgos, los valores Morales y cívicos por aprender y consolidar todos.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

Comentarios
  • Griselda Gomez de la Torre

    “Nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho”….
    ”El respeto al derecho ajeno es La Paz”….
    Frases que aprendimos desde la escuela primaria y que resuenan en la conciencia fundada desde la educación primaria como principios morales de una sociedad a la que aspiramos aún en ciernes de ser consolidada.
    La figura de Juárez liberal, el de los hombres y mujeres libres y de buenos principios. Todo un legado aún por transcender de lo aprendido de las aulas a nuestra democracia social y marco de convivencia.
    Muchas gracias por la oportunidad de reinventar – nos a través de la palabra en donación que nos permite el viaje a espacios coyunturales de su niñez.

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