Los saberes necesarios, una tarea pendiente de la educación en México

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Cada vez que se evalúa a los alumnos que asisten a las escuelas públicas y privadas en México, sobre todo en los grados superiores (bachillerato y licenciatura), a los responsables de dar este servicio educativo se les oye decir que el problema original de los malos resultados se viene arrastrando desde la educación básica, de igual manera los funcionarios, directivos y docentes de la escuela secundaria culpan a los de educación primaria, los de primaria a preescolar, los de preescolar a la educación inicial, ésta a las familias y las familias al gobierno, es un círculo interminable y, lamentablemente, ese discurso se ha mantenido vigente por muchos años a tal grado que esa idea la han convertido en un paradigma rígido que explica dicha realidad de la manera más simple e irresponsable, se quiera o no reconocer, eso lo han justificado como una forma de exculparse todos los involucrados, pero lo cierto de ello es que en mayor o menor medida todos somos responsables de los buenos y de los malos resultados que presentan los estudiantes, no sólo las escuelas y sus protagonistas son parte esa responsabilidad y “culpa”, sino también los padres de familia, funcionarios, medios de comunicación, sindicatos, partidos políticos, empresarios, políticos y la sociedad en general… todos.
También es cierto, y eso sí es terreno exclusivo de las escuelas, que los saberes generados por la instrucción con que egresan las nuevas generaciones de los diferentes grados escolares (educación básica, media, superior y hasta el posgrado), carecen de elementos sólidos para desempeñarse en los diferentes espacios, tanto laborales como los de otro tipo donde se requieran dichos saberes, nunca como ahora (y sólo por citar algunos ejemplos), se han visto tantas aberraciones en el lenguaje escrito (amén del hablado), hoy en día son bastante comunes y hasta aceptadas socialmente las faltas de ortografía, qué decir de la redacción de textos llena de vicios, muletillas y falta de estructura por el limitado vocabulario de los jóvenes, no menos importante la falta de profundidad y curiosidad para acercarse a otros planos del conocimiento de una manera crítica y creativa, es evidente la dependencia excesiva que la población tiene de los teléfonos celulares, las tablet y las computadoras, pero más como medios para el entretenimiento y la ociosidad que como instrumentos para desarrollar habilidades y competencias que sirvan para resolver problemas cotidianos, igual de evidente es la incapacidad para leer mapas y seguir instructivos, el GPS (por desgracia) ha pervertido la noción espacial, que decir de los asuntos de la identidad histórica y cultural, etcétera.
Se dice reiteradamente que los estudiantes que egresaban de las escuelas del siglo XX, sobre todo antes de las Tics, aparentemente eran más sólidos sus saberes, habilidades y competencias que quienes egresan actualmente de las escuelas, las políticas educativas cegadas por el paradigma de enseñanza a través de las nuevas tecnologías y cosas por el estilo en las aulas, se han desentendido del desarrollo de otras actividades como la psicomotricidad, la escritura manual, las actividades artísticas, la educación física, las manualidades, la lectura, etcétera. Gracias a ello tenemos una generación de jóvenes esclavizados en los aparatos eléctricos y sumidos en la dictadura del individualismo, con habilidades físicas limitadas, carentes de iniciativas creativas, asiduos consumidores de productos “chatarra”, con poca vida social y clientes idóneos de la industria del juego electrónico. La escuela no puede ni debe seguir sumida en esas prácticas, la NEM y el proyecto Recrea en el caso de Jalisco, tendrán que valorar las cosas que se hacen de manera incorrecta, sobre todo si es que quieren educar de forma diferente a las nuevas generaciones, lo cierto es que la escuela está en deuda con las generaciones actuales y que, digámoslo de una manera más concreta, con acciones y políticas demasiado lejos de los enunciados del Artículo Tercero de la Constitución y tan cerca de las empresas y organismos que fomentan el consumismo, así como las conductas y prácticas basadas en el individualismo y la competitividad bestial, así de enorme y clara es la tarea de estas nuevas formas de dirigir las políticas educativas desde el gobierno.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

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