Los retos del normalismo y los cambios del equipo directivo en las escuelas Normales

 en Andrea Ramírez Barajas

Andrea Ramírez Barajas*

La razón de ser del surgimiento y desarrollo de las escuelas Normales en nuestro país, desde el año 1887 cuando se funda la primera Escuela Normal en Orizaba Veracruz destinada a formar docentes para la educación básica (primaria), es la de formar personas que a su vez se encargarán de atender a otros, para formar(los) como ciudadanos, a niños, niñas y jóvenes en los tres niveles de educación básica (preescolar, primaria y secundaria). Después de creada la primera escuela Normal se viene un movimiento en cascada por edificar escuelas Normales a todo lo largo y ancho del país, es por ello que muchas de ellas son centenarias y algunas beneméritas, como el caso de la ByCENJ que se encuentra en nuestra ciudad.
Con el paso de los años producto de los cambios sociales, el desarrollo científico y tecnológico y el avance en las ideas pedagógicas las corrientes y los modelos educativos, la formación como núcleo central de trabajo y de reflexión, se ha tornado cada vez más demandante. Los esfuerzos y acciones institucionales desde la esfera gubernamental, han quedado muy por debajo de las exigencias sociales. De igual manera, años después se fueron creando nuevas escuelas Normales bajo otro prototipo, ya sea de acuerdo a quienes va dirigida la formación: (de Especialidades, Indígenas, de Educación Física, para Educadoras, para Educación Secundaria, etcétera) o de acuerdo a su modalidad de organización, Rurales, Regionales, Experimentales. En otro tiempo eran más diversos los estilos de formación docente, hoy producto de las prioridades de política educativa tienden a homogenizarse. Actualmente las escuelas Normales se rigen con las mismas propuestas y modelos formativos. Plan 2012 para preescolar y primaria, Plan 2004 para Especial y Plan 1999 para Educación secundaria. Sin embargo, es necesario reconocer los retos y los desafíos actuales de la educación Normal. En dichos retos se reconoce lo siguiente:

a) La necesidad de imprimirle a las escuelas Normales un signo y una identidad ligada a la Educación superior, con investigación, organización de cuerpos académicos, trabajo colegiado, intercambios académicos nacionales e internacionales, estímulos y apoyos para la investigación y la extensión artística y cultural.
b) Rotación de personal privilegiando la rotación y movilidad de profesores de carrera (de tiempo completo y medio tiempo) regulados por el sistema de homologación, en donde se combine la docencia con la investigación.
c) La tendencia a virtualizar la atención educativa o a generar ámbitos de formación que rebasen los espacios formales por otros, menos convencionales.
d) Garantizar un mejor sistema de acompañamiento a los estudiantes a partir de diseñar esquemas ágiles de tutoría y orientación que atiendan las necesidades de los propios estudiantes en formación.
e) Contar con instancias de liderazgo potentes y facilitadoras de todo lo aquí dicho.
f) Diseñar propuestas basadas en un esquema der planeación que vaya más allá del ciclo escolar o de los tiempos políticos (trienio, sexenio) y que mire a futuro.
g) Y lo más importe, desde mi punto de vista, discutir la formación como esencia, desde la teoría, la filosofía, la epistemología, a partir de crear un clima de trabajo con rigurosidad intelectual sobre todo en los formadores de formares.

En todo lo anterior estamos deficitarios, no contamos ni con infraestructura ni tampoco con una cultura que nos acerque a transformar a las escuelas Normales de nuestro país (de nuestro estado) en verdaderos centros experimentales de formación profesional de los nuevos docentes.
Es por eso que hoy sorprende el proceso de convocatoria para relevar las direcciones de las 11 escuelas Normales del estado. Ya mis colegas Jaime Navarro y Miguel Ángel Pérez se han ocupado de algunas aristas del problema. Yo me ocupo aquí de la sustancia, ¿hasta dónde los nuevos directores y directoras que aspiran a los cargos tienen claro los nuevos retos, esquemas, modelos y tendencias de la formación? ¿Hasta dónde tienen expertos en formación docente? O todo es grilla y politiquería como ha sido de esta administración a lo largo de todo el sexenio.
Discutamos los asuntos de fondo, el cambio de directivos en las escuelas Normales termina siendo un distractor, una cortina de humo para dejar de pensar lo que realmente interesa. Y junto a ello también un asunto muy grave, cómo las comunidades de las escuelas Normales son ignoradas, son tratadas como menores de edad, sin derecho a voz ni voto. Hay que esperar como responde la masa crítica de las escuelas Normales, ¿hasta dónde dichas comunidades estarán dispuestas a permitir que ingrese a la principal oficina de su institución una persona ajena a la misma?

*Doctora en educación y consultora independiente. andrearamirez1970@hotmail.com

  • MANOLO

    Estas cosas suceden cuando las secretarias de educación federal y estatales se convienten en agencias de outsourcing de la OCDE. Es decir, cuando se piede la historia y las identidades de la escuela Normal como institución. Cuando deja de instituir e instituirse, las Normales se convierte en agencias colocadoras de egresados manufacturados de acuerdo a modas internacionales. Se ignora que las posibilidades de transformación de esta institución se fundamentan en sus condiciones de posibilidad y no en las fantasías de personeros que creen que reinarán transexenalmente

  • Clara Campos Arciniega

    Lo que me gustaría que sucediera, quede quien quede es lo que mencionas y dejas como último punto, considero que es fundamental: ” discutir la formación como esencia, desde la teoría, la filosofía, la epistemología, a partir de crear un clima de trabajo con rigurosidad intelectual sobre todo en los formadores de formadores.
    Lo que no me gustaría que ocurriera es lo que mencionas: “como responde la masa crítica de las escuelas Normales, ¿hasta dónde dichas comunidades estarán dispuestas a permitir que ingrese a la principal oficina de su institución una persona ajena a la misma?”
    Porque entonces estarían las escuelas Normales en una lucha intestina que a nadie conviene, tenemos que reconocer que “grillos” hay dentro y afuera y no es necesario que se activen en ese sentido si no en la formación propia como formadores a fin de cambiar la formación que se ofrece a los futuros docentes.

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