Los descuidos de la enseñanza del inglés como prioridad de la reforma educativa

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Una de las grandes campañas y banderas de la reforma educativa defendida y promovida por Aurelio Nuño, lo fue la propuesta obligada (casi religiosamente) de enseñar el idioma inglés en las escuelas como una prioridad nacional y la salvación de todos los rezagos educativos acumulados desde Vasconcelos para acá, ya que, a decir de él y de los promotores de la reforma, los estudiantes estarían entrando en un estatus de alta jerarquía cultural y educativamente hablando, -nada más falso-, dirían los expertos de la lengua y la comunicación.
Mientras esa publicidad corría a la velocidad de un millón de pesos por hora en los principales canales de difusión, se ignoraban y no se estudiaban los datos arrojados por la Encuesta Intercensal del INEGI en 2015, que entre otras cosas señala la disminución de población que habla lenguas indígenas, principalmente porque las nuevas generaciones se niegan a hacerlo, los padres y hablantes van envejeciendo y no se esfuerzan por promover la lengua materna debido, entre otras cosas, a la discriminación que son presa dentro y fuera del círculo familiar, además de la hegemonía del español y el inglés, este último bastante sobrevalorado y promovido en exceso (por obvias razones de la globalización).
Este fenómeno de desculturización de la población indígena lo vemos (de manera palpable) en las regiones del sur de México, por cuestiones de pobreza y falta de oportunidades en sus comunidades se ven obligados a salir e instalarse en zonas turísticas (Cancún, Riviera Maya, Playa del Carmen, etcétera), posteriormente encuentran la oportunidad de aprender a hablar español, inglés, francés y cualquier otra lengua que le signifique una buena propina y mejor calidad de vida, beneficios que no le permiten e impiden acceder desde la lengua materna.
Esa falta de oportunidades que los gobiernos le han negado a los pueblos indígenas al relegarlos y no darles el apoyo económico, educativo y de todo tipo para su desarrollo respetando la idiosincrasia y ritmos de crecimiento propios y sin visiones globalizadoras, se quiera o no reconocer, los ha cegado acerca de la riqueza que tienen las lenguas maternas como evidencia cultural y tradicional de los pueblos originarios, al contrario de ello, los ha hecho menos y se sienten menos en relación a sus compatriotas que no hablan lenguas indígenas y tampoco viven en comunidades alejadas de las grandes urbes.
Fuera de las comunidades indígenas y su tragedia viviente en términos culturales, educativos y de sobrevivencia, en las escuelas de educación básica de la SEP hay tanta preocupación porque los estudiantes aprendan inglés que han descuidado la enseñanza y promoción del español, eso ha generado grandes y evidentes carencias de vocabulario y de significados, tienen unas prácticas que han provocado vicios en el lenguaje común al transformarlo y crear un diccionario mínimo para comunicarse, se quejan de no entender lo que escuchan fuera de sus círculos de convivencia y, sobre todo, los tecnicismos y el lenguaje de la literatura más allá de los famosos Memes cuya pésima ortografía y aberrante redacción es lo común.
Uno de los elementos evidentes que arroja la Prueba PISA es que la gran mayoría de estudiantes que la contestan no entienden las instrucciones de las preguntas y eso es grave, estas generaciones se han pasado por arco del triunfo a toda esa rica tradición literaria del país con personajes como Juan Rulfo, Juan José Arreola, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Elena Garro, Carlos Monsiváis, Elías Nandino, Jaime Sabines, José Emilio Pacheco, Rosario Castellanos, Jorge Ibargüengoitia, Mariano Azuela, José Revueltas, Manuel Payno y amén de los que aún viven y pasean año con año por la FIL de Guadalajara.
Es de lamentar que mientras la SEP insiste en imponer una segunda lengua (con lo cual coincido ya que es necesaria para mejorar la activación cerebral y el acercamiento a los lenguajes), y desatiende toda la riqueza que la lengua propia y las lenguas originales le han aportado y le seguirán aportando a la cultura e historia del país.
De ninguna manera, las lenguas indígenas son una vergüenza para para nadie, el asunto es cómo convencer a quienes poseen esas competencias lingüísticas por herencia o aprendizaje voluntario o involuntario y se den cuenta que son un orgullo para el país y es necesario que sigan vivas porque eso garantiza que no mueran esas culturas.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

Comentarios
  • Teresa

    Excelente artículo

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