Lo que flota en la atmosfera de la educación en medio de las turbulencias políticas

 en Andrea Ramírez

Andrea Ramírez Barajas*

Los anuncios y registros de pre-candidatos a la presidencia de la república sirve de marco para darnos a entender que ha llegado el tiempo del despilfarro y de la turbulencia política (hacer mucho ruido y pelar pocas nueces) mientras unos se mueven, otros se han quedado a cuidar el changarro en tanto llegan los nuevos dueños de las sillas y los espacios suntuosos, léase oficinas de gobierno.
La turbulencia política demuestra una vez más que la educación en nuestro país, no es lo que más le interesa a los políticos. Los políticos tienen una visión muy pragmática, ellos y ellas quieren votos y más votos, provengan de donde sea, mientras más sean es mucho mejor, no importa la manera de cómo se consigan.
La educación en cambio, no se mueve sobre la base de obtención de votos, su dinámica y acciones giran en torno a lógicas diferentes, generar y consensar ideas, ensayar propuestas, legitimarlas con los docentes y de nuevo generar propuestas, consensarlas… así las cosas, la política y la educación en nuestro país se juntan sólo en el momento de elecciones, cuando hay posiciones por repartir, es decir, puestos y posiciones, cuando se diseña un programa estratégico que administrará muchos recursos, a los políticos no les interesa si se avanza o no en educación, pero si les interesa y mucho los recursos con los que contarán de esta secretaría.
En este momento, en que la educación ha pasado a un segundo plano, que ya no es tan mediática (a partir de prometer mentiras y de tratar de convencer con propuestas sin fundamento), abajo, lo que queda es una cruda realidad la cual crece y se incrementa debido a que persisten rezagos y asimetrías en el corazón de nuestro sistema educativo, es decir, en la vida de las escuelas y en la práctica de miles de docentes.
En estos momentos del inicio de la turbulencia política, lo que vemos en educación son sólo relevos en las jerarquías, que la educación no se ha reformado, que los diseñadores de la reforma no han sido capaces de corregir las inconsistencias más elementales que se les ha demostrado, que las y los docentes y estudiantes seguimos esperando una propuesta más coherente y apegada a las necesidades de nuestro entorno y que el discurso gastado desde la oficialidad no sirve ni para convencerse entre ellos mismos.
La coyuntura política tenderá a llevarnos ante un nuevo escenario educativo, en donde podremos mirar con mayor claridad la realidad educativa actual, por la que pasa nuestro país, pero también las posibles salidas y las áreas de oportunidad que deberíamos de aprovechar de igual manera, quienes si tenemos un interés legítimo en que la educación pública mejore en realidad.
Lo que los políticos comienzan a decir, son reiteraciones de los discursos anteriores o promesas carentes de sentido y fuera de lugar por desconocimiento de las demandas de la realidad del propio sistema educativo o por ingenuidad.
En el microuniveso de los políticos, cuyas aspiraciones están las de ocupar cargos diversos de la administracion pública no he escuchado, ni leído una propuesta mínimamente seria y coherente que nos permita visualizar que la educación en nuestro país (junto con sus grandes problemas) tendrá una salida decorosa en el corto y mediano plazo. De esta manera, no podemos pedirle “peras al olmo”, debemos buscar por otro camino, consultar a otros actores, aislar a la política que todo lo contamina a su paso y todo lo echa a perder. De enero a julio de 2018 viviremos otra etapa de tiempo muerto y de estancamientos en el desarrollo educativo de nuestro país.

*Doctora en educación y consultora independiente. andrearamirez1970@hotmail.com

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