Lo nuevo que no tiene nada de nuevo y el olvido de la historia
Jaime Navarro Saras*
Lo que se ha visto acerca del debate y la confrontación de los partidos políticos en relación a la Reforma Judicial no es nada nuevo, de hecho, cada que se intentan hacer cambios a la constitución, así sucede, sobre todo, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto y éste que está terminando con Andrés Manuel López Obrador.
Son recordadas y aún está presente en la memoria colectiva, lo sucedido con las reformas a la educación y la energética, solo por nombrar dos de las más polémicas de Peña Nieto, los personajes que en 2013 modificaron la constitución permanecieron sordos y ciegos a las marchas, plantones y discusiones en las calles, plazas, en el Congreso y el Senado, tanto del magisterio como de la población y de los partidos de oposición. Estos partidos y personajes de no tan grato recuerdo, ahora exigen ser escuchados y proponen que se detengan las reformas al poder judicial por todo el daño, según ellos, que le harán al país.
Es cierto que ha habido plantones y marchas de estudiantes y demás personas en contra de la Reforma Judicial, pero ninguna se equipara en número y confrontación a las que hubo en contra de las reformas de Peña Nieto, en ese entonces no se dieron reclamos de ningún periódico o medio de comunicación estadounidense o de Canadá (sus socios comerciales) y, por supuesto, el gobierno de EEUU hasta fiesta le hizo al presidente de las reformas y fue portada en revistas, periódicos y se le hicieron todas las fanfarrias habidas y por haber. Localmente, tanto Televisa como TvAzteca y los diferentes medios oficialistas (El Universal, Reforma y las revistas como Nexos) hacían creer que todo era felicidad y su narrativa no presentaba los negritos de las reformas, qué decir de los intelectuales y periodistas favorecidos por el sistema.
Estos personajes visionarios aseguraban que tendríamos una educación de primer mundo y que el petróleo en manos de particulares haría un México mejor: más próspero y que la gasolina sería más accesible, de lo cual, no sucedió ni una cosa ni la otra; lo cierto es que el magisterio se vio disminuido en derechos e ingresos por la profesión, además que su imagen se deterioró aún más (los maestros que protestaron en Oaxaca, por ejemplo, fueron equiparados a lo que se ha dicho de los peores terroristas y los carteles locales e internacionales), igual sucedió con el tema del petróleo, la gasolina no fue más barata y, lo único cierto, es que aparecieron nuevos ricos gracias a esas reformas.
Quienes ahora se manifiestan en contra de la Reforma Judicial, aseguran una catarsis y el derrumbamiento de la democracia y la justicia en México, este petate del muerto está lejos de ser cierto, como cuando decían que con la llegada de AMLO a la presidencia, el dólar llegaría a 30 pesos, sin embargo, cuando él llegó a Palacio Nacional el peso se cotizaba en $20.453 y el día de hoy está en $19.88; incluso alcanzó el precio más bajo en la última década y fue de $16.74 hace un par de meses. Lo mismo con el tema del parecido a Cuba o Venezuela, contrario a esto, el Banco Mundial ha aceptado que el gobierno de AMLO sacó de la pobreza a 9.5 millones de mexicanos.
Qué tanto podrá impactar la Reforma Judicial en la dinámica del país, realmente no lo sabemos, lo cierto es que no podemos estar peor que como estamos, ya que con el sistema de justicia actual tenemos una corrupción evidente en juzgados y ministerios públicos en dónde el dinero y las relaciones hacen la diferencia entre tener la justicia a favor o en contra, y éso, tanto con este modelo de justicia vigente o el que se llegue, si se aprueba la reforma judicial (que es lo más probable), debe cambiar de raiz y para siempre las prácticas de corrupción, de otra manera, volveremos a poner el dedo en el renglón y señalar lo que se desarrolle de la misma manera, de lo que ahora se cuestiona.
Otro aspecto no menos importante, es el que tiene que ver con el sentido de la historia y, donde la escuela tiene un compromiso con los niños, niñas y adolescentes, lo cual solo es posible intencionarlo con modelos educativos que se centren en el fomento y desarrollo del sentido crítico, para que los hechos significativos que ocurran en la sociedad (como ahora la Reforma Judicial), no pasen desapercibidos y que las necesidades del cambio emerjan desde la propia sociedad, la cual debe contar con una serie de habilidades y competencias para que los acontecimientos no se olviden rápido y que le puedan exigir a sus gobernantes buenas prácticas y todas en beneficio de sus gobernados y no solo para favorecer a sus institutos políticos o a su equipo de trabajo, los familiares y los amigos de éstos.
*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com
Lo valioso de esta reflexión es el acento en reconocer la memoria histórica y las luchas de los grupos sociales, y dejar la anestesia mediática a la que somos sometidos cuando no hacemos un análisis crítico de la realidad.
Me ha encantado esta perspectiva.
Saludos y mi reconocimiento a su compromiso social.
Estoy de acuerdo, tenemos la responsabilidad de recordar y recordarnos los sucesos del pasado y ser concientes de los presentes, así mismo como dice Paulo Freire
“Nadie educa a nadie —nadie se educa a si mismo—, los hombres se educan entre si con la mediación del mundo.”