Literacidad: oportunidad invaluable

 en Carlos Arturo

Carlos Arturo Espadas Interián*

Nuestra especie se encuentra definida entre lo abstracto y lo concreto, entre lo tangible y lo intangible. Las culturas se ven plagada de rituales, ceremonias, signos y símbolos amalgamados con sustratos ideológicos que son materializados en los productos culturales y evocados por quienes tienen acceso a ellos, sea para generarlos o para hacer uso de ellos.
La educación, entre otras tantas misiones, tiene la de afinar o en su caso habilitar a los seres humanos en los códigos abstractos que constituyen nuestras culturas; de forma tal que esta habilitación posibilita apropiarse de la riqueza civilizatoria que forma la tradición, visión de mundo y realidad de un grupo humano.
La escritura y la lectura conforman aspectos centrales en la transmisión de esa riqueza, así como también su reconstrucción, transformación, permanencia, enriquecimiento o empobrecimiento de la misma. Estos procesos de escritura-lectura se han integrado en el concepto literacidad, el cual los recupera y precisa a partir de su función dentro de los marcos socioculturales e histórico-políticos, aspectos que de por sí les eran propios pero que se fueron desdibujando con el empobrecimiento académico en algunos lugares del mundo.
Leer implica comprender, transformar y transformarse; escribir comprende finalidades específicas que sepámoslo o no, se enmarcan en referentes dimensionales diversos, que plasman mundos en realidades sociales determinadas por sus sustratos teóricos, experienciales y en general de vida que constituye al ser que produce el documento, a la par que lo transforma o reafirma. La literacidad, que implica ambos procesos, resulta en y de la reconstitución, deconstrucción y construcción de los seres humanos y de las culturas. Estos procesos que, si bien pueden realizarse en los entornos institucionales diversos, tienen lugar en un espacio que le es propicio por excelencia: la escuela.
Hay sociedades donde se habilitan espacios no formales para trabajar con la literacidad, sin embargo, hay otras donde el único disponible es la escuela. Se necesitan perfiles específicos para trabajar desde una lógica que comprenda el trabajo fuera de la escuela, por ello la formación de los educadores populares, animadores socioculturales, profesorado y carreras afines –con perfiles diferenciados y variados–, son indispensables en el mundo actual.
Se imbrican varios procesos referidos a: formación de perfiles profesionales e intermedios, configuración de espacios no formales e institucionales específicos, producción de textos, configuración de estrategias didácticas y demás, que permitan trabajar desde una planificación sistémica que recupere la riqueza de la literacidad en la formación de ciudadanos, perfiles profesionales y… lo más importante: la formación de seres humanos productores de sus mundos y realidades desde una perspectiva social, colectiva-planetaria, glocal y de responsabilidad hacia la especie humana en su conjunto.

*Profesor–investigador de la Universidad Pedagógica Nacional Unidad 113 de León, Gto. cespadas1812@gmail.com

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