Libros infantiles y juveniles

 en Rubén Zatarain

Rubén Zatarain Mendoza*

El 2 de abril se estableció como el Día Mundial del Libro Infantil y Juvenil, con la finalidad de promoción de la lectura.
Tal propuesta se realizó en 1967 por la IBBY (International Board on Books for Young People) en el día coincidente del natalicio del escritor danés Hans Christian Andersen, prolijo escritor de libros para el público infantil.
En esta fecha se promueven los buenos libros y sincronizado con el periodo vacacional de Semana Santa, leer cuentos puede ser una buena actividad de ocio recreativo y formativo para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes.
La literatura infantil y juvenil, su mediación de imaginación y fantasía, el avance en el saber sobre la infancia, la Pedagogía de la lectura y los estadios de Psicología Infantil (animismo, simbolismo, acercamiento progresivo a la realidad) y los saberes sobre el desarrollo cognitivo de los jóvenes.
El niño y el joven como universales, el libro como objeto de conocimiento, la trascendencia de las propuestas literarias allende nuestro país.
Por ejemplo, los cuentos del danés Hans Christian Andersen que siguen vigentes y alimentan la imaginación en lugares, espacio y tiempos tan diferentes. La princesa del guisante, el patito feo, la niña de los fósforos, el intrépido soldadito de plomo, la sirenita, el príncipe malvado, la tía dolor de muelas, entre otros.
Los libros infantiles y las historias que han marcado generacionalmente, el presente en el tema de la literatura para menores de edad.
La formación de lectores y la crisis de la lectura por la alienación y cosificación de los ojos y oídos por los medios digitales.
Los libros juveniles y el mercado amplio de los lectores potenciales. Los consumos culturales de esa gran franja de jóvenes en proceso de educación en los entornos escolares.
El contexto sociocultural de la familia como variable predictiva del lector capaz y de su capacidad de elección.
La clasificación de los textos por estadios de edad, por poder adquisitivo de los destinatarios, por consumos culturales motivados extrínsecamente en la familia.
La construcción histórica de la misma noción de infancia como nicho de mercado editorial, cómo población objetivo de esa institución con finalidades diversas como es la escuela.
Las prácticas sociales de la lectura y escritura, los métodos para su enseñanza y aprendizaje, el ideal de formar al lector eficaz para obtención de conocimiento y recreación, para echar a andar la rueda de la industria.
Las dificultades para definir el concepto de niñez, los libros ilustrados y estructurados con fotografías para facilitar la comprensión de historias y captar el interés del nobel lector. Su fascinación por los héroes y villanos, la representación del bien y la maldad. La lectura en voz alta, el niño en su rol de escucha de las figuras afectivas que respeta y ama, la lectura como medio de conciliación del sueño, el encuentro con los valores y antivalores.
La lucha por capturar el interés y el mercado que representa la infancia entre las versiones Walt Disney y los autores y los relatos y cuentos primarios. El cine y la televisión, los dispositivos electrónicos que han infligido derrotas en la lucha por la atención de la infancia.
La infancia y la juventud en la sobrevivencia, sus entornos pobres en cultura y oferta lectora, el lujo de disponer de tiempo para la lectura cuando son fuerza de trabajo.
Lo subyacente a los contenidos y mensajes, el centro de gravedad del terror y el misterio, de la magia, de los monstruos y los imaginarios heredados y actualizados, la literatura rosa femenil, las emociones enmieladas y aterciopeladas, el romance como sentido de vida.
La nueva literatura infantil y juvenil que demanda la atención de temas como la diversidad sexual.
Las tramas de los textos destinados al público juvenil. Las dificultades también para definir el concepto y la significación del ser joven, la suma de sus historias escolares, los prófugos de la lectura por designación, los contados lectores analíticos y críticos que produce la escuela, los hiperquinéticos y déficit de atención incapaces de concentración y comprensión lectora.
Los textos científicos, históricos, filosóficos, literarios a la vera del camino, el viandante con ojos y oídos distraídos.
Sus objetos de interés y lecturas, las aventuras, la magia y las tramas románticas, los amores reales y platónicos, la apropiación de la realidad y los viajes diversos al mundo de la literatura, los espacios y los tiempos, sus construcciones.
El segmento de población de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, la odisea para disminuir inequidades en la distribución y consumo de bienes culturales, la lectura como espacio de apertura de horizontes.
Los contenidos y valores de los textos escritos para la infancia y los jóvenes. La proporción de ellos, lectores inteligentes, exigentes; la necesaria creatividad e innovación para los escritores que hacen textos para este nicho de mercado, la competencia con el libro digital, la crisis de las bibliotecas públicas y las bibliotecas escolares.
El ideal de un país, de una república de lectores, capaces de apropiarse de los bienes del saber humano en una primera estación de lectura recreativa a través de las versiones para niños.
La oportunidad de releer para la generación adulta, de recordar los clásicos y revisar las historias y las tramas, de recrear los ambientes socioafectivos de las propias infancias.
La oportunidad de transmitir la pasión por leer y el gusto por hacerlo, de hacer una práctica de lectura laica y pensar en estos días de descanso de fervor religioso y de prestar oídos a las voces que narran sobre iconos religiosos y a los relatos bíblicos.
Los príncipes y los reinos, las cortes y los castillos, las sedas y las joyas, los artificios y los rituales del paradigma monárquico sin lugar en el imaginario de un ciudadano republicano, cuya noción de imperio se remonta a los lejanos líderes aztecas o a los amenazantes Iturbide y Maximiliano de Habsburgo.
Los libros de literatura infantil como medios para reinstalar lectores.
Los libros de literatura juvenil como medios para reconquistar el dinámico interés de los usuarios.
Revisemos, clasifiquemos, ordenemos, demos sentido.
Leamos en la escuela.
Leamos en casa.
Compartamos historias.

*Doctor en educación. Profesor normalista de educación básica. zatarainr@hotmail.com

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