Lecturas e interpretaciones de la realidad educativa

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Hace unos años, concretamente en la década de los 90 del siglo pasado, el tema de la educación como actividad periodística se limitaba a las notas que los reporteros redactaban producto de lo que las autoridades educativas y sindicales querían difundir o promover. A nivel editorial era casi inexistente, salvo dos o tres analistas nacionales que de cuando en cuando escribían textos en relación a alguna coyuntura o un hecho significativo en educación.
Durante esa década, en Jalisco se gestó un movimiento editorial a propuesta de El Occidental (periódico local de la OEM), donde martes a martes se conjuntó un grupo de profesores universitarios y de educación básica quienes (como decía nuestro entrañable amigo Gildardo Meda Amaral) fueron por más de una década (de 1989 a 2004) el termómetro de lo que sucedía en la educación local, pero sin dejar de lado los procesos educativos y sindicales emanados desde la SEP y el SNTE (ya en tiempos de Elba Esther Gordillo Morales).
Hoy en día (y en alusión al texto de Juan Carlos Miranda Arroyo, “Columnistas, medios y coyuntura educativa” publicado en el portal SDPnoticias el 28 de diciembre de 2018) son mucho más de 20 personas las que día a día analizan, critican y comentan temas relacionados con la educación, nunca como antes surgieron tantos medios (sobre todo a raíz de la reforma educativa de Peña Nieto) que se centraran en la educación. La lista es interminable y no sólo en la capital del país, sino en la mayoría de estados de la república mexicana, basta adentrarse en las redes sociales para leer lo que están haciendo, obviamente que parte de sus publicaciones son réplicas de otros medios, pero en mayor o menor medida tienen su propio equipo de colaboradores.
Escribir y analizar la educación implica algunas variables a tomar en cuenta para saber que tan acertadas son sus opiniones, además de qué público los lee y cuántos lectores los siguen y difunden sus trabajos para poder establecer su nivel de influencia en el debate educativo, de acuerdo a ello, estas serían (a reserva de recibir observaciones de los implicados) los perfiles de quienes escriben sobre educación en México y un poco más allá:

1.- Son personajes que están en la nómina de alguna instancia relacionada con la educación llámese SEP, SNTE, universidades (ya bien sea como académicos, directivos y otras funciones administrativas), cuya función es resaltar todo lo visible de las instituciones, son sujetos que están acostumbrados a ver el vaso medio lleno, su nivel de crítica se basa en la defensa de éstas y no suelen debatir más allá de ello.
2.- Éstos también suelen trabajar en las instituciones educativas antes mencionadas, sólo que su posición y visión de la realidad educativa es más crítica debido al conocimiento de los procesos porque han estado allí, suelen debatir y cuestionar la política educativa gubernamental y generan propuestas de mejora, algunos han estudiado más allá de su formación inicial como docentes, otros más hacen investigación y trabajan formando profesores, no son profesionales de la pluma, sino que escriben editoriales como una actividad complementaria al trabajo que realizan como maestros, son, además, muy activos en las redes sociales donde difunden sus producciones y otros materiales que consideran valiosos e interesantes para su lectura.
3.- Vienen del mundo de la academia, han hecho estudios aquí, allá y acullá, algunos cuentan con doctorado, han hecho investigación y aterrizaron (por cosas del destino) en los temas educativos, muchos son miembros del SNI y reciben becas del Conacyt, en educación se sintieron cómodos porque encontraron reconocimiento rápido, gracias a que sus obras y trabajos académicos son referentes básicos en las fuentes bibliográficas de tesis y trabajos académicos. Sin embargo, muchos de ellos carecen de la parte rupestre y profunda de la educación tales como haber trabajado en comunidades rurales o en la periferia de las ciudades, haber andado del tingo al tango en escuelas públicas, haberse evaluado año con año para ingresar a la desaparecida carrera magisterial, atender cotidianamente grupos sobrepoblados y con alumnos sobre estimulados, entre otras cosas, en el caso de la educación básica, amén de la educación universitaria, que esa es otra historia.
4.- Son periodistas de oficio, conocen todas las rutas y caminos para obtener la información y además saben leer de manera excelente la realidad desde la visión de los sujetos, sus trabajos suelen ser profundos, pero desde los ojos del exterior de los procesos y de las voces de los protagonistas, en algunos casos han sido voceros y analistas educativos de alguna administración pública.

En fin, lo cierto de todo, es que independientemente de quien escribe y publica sobre educación, su mirada y visión de la educación puede servir para muchas cosas, igual como referente para tomar ideas e incorporarlas al discurso propio, para discrepar y debatir sobre ello, como un aliciente para bajar el estrés o, en el peor de los casos, para nada. Es muy válido valorar el esfuerzo de quienes escriben sobre educación, especialmente por el tiempo que se toman para intentar mejorar las cosas, la mayoría de ellos no reciben retribución económica alguna más allá de alguna felicitación y eso es doblemente valorable.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

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