Las siete maravillas

 en Verónica Vázquez

Verónica Vázquez Escalante*

El mundo entero se rige por competir, ganar, demostrar que es mejor “x” cosa porque así lo hizo alguien y lo ha demostrado con acciones. Es fácil observar e inmovilizarse, aunque lo ideal siempre debe ser, seguir la operación. Simples pasos del método científico en la que aplica la frase de René Descartes, “pienso….luego existo”… por lo tanto al existir, actuamos. Entonces, todos podemos demostrar que hicimos algo bien o muy bien.
En tiempos pasados se habló mucho de las siete maravillas del mundo y la consigna era detectarlas porque tenían que cubrir requisitos como estructuras imponentes, tan grandes como fuera posible y hechas de piedra. Deberían de considerarse con magnificencia, o sea ricamente decoradas, costosas. Demostrar un reto técnico y se buscaba una construcción alta en bronce. Obvio, podrían sumarse las características en un todo.
Las siete maravillas antiguas fueron la pirámide de Guiza, los jardines colgantes de Babilonia, el templo de Artemisa, la estatua de Zeus en Olimpia, el mausoleo de Halicarnaso, el coloso de Rodas y el Faro de Alejandría. No se sabe con exactitud si llegaron a existir o no pero quedaron en la historia como tales.
En el siglo XXI se dictaminaron otras siete maravillas, ahora son fehacientes y gracias a la avanzada tecnología, podemos conocerlas en foto, videos o visitarlas físicamente. El Cristo del Corcovado, la zona de Machu Picchu, La Muralla China, Petra, Taj Mahal, el Coliseo Romano y Chichen Itzá. Definitivamente y sin temor a equivocarme, considero que es digno de voltear a ver que tres de estas, están en América y de los 35 países que conforman este continente México ocupa un lugar. De las banderas más bonitas del mundo, México ocupa el primer lugar, también nuestro país ocupa el primer lugar de la región de américa latina en enviar personas calificadas a países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Desgraciadamente todavía llevamos un primer lugar en muchos campos nada honrosos. Sin embargo, hay que resaltar las fortalezas, los elementos trabajados y favorables para la formación de jóvenes y que ello sea favorable, ya que éstos serán los conductores de la nación.
Las siete maravillas que pueda detectar un docente en el aula, tanto en el trato diario con padres de familia, en el área de trabajo o en uno mismo, ahí están. Son palpables y son áreas de oportunidad, son fortalezas y lo que está sostenido de una manera poco visible, que se cambie a perceptible, con firmeza. Si las siete maravillas fueran 100% naturales, también México tendría un digno lugar pero, dado que son construidas, creo que brinda una oportunidad mayor de dejar amplias las posibilidades en nuestro alumnado, una esperanza de participar en un país que puede generar más maravillas.

*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. veve30@hotmail.com

Comentarios
  • Julieta Pérez Fernandez

    Ahora concursa los pueblos por el nombramiento de “Pueblos Mágicos” y es agradable saber que ya se les ha otorgado esta distinción a mucho!
    ?????

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