Las pedagogías de rehabilitación en situación de adiciones

 en Rafael Lucero Ortiz

Rafael Lucero Ortiz*

La reciente ejecución de 28 jóvenes en un centro o anexo como mediáticamente le llaman, para el tratamiento de las adicciones. No es el primer acto de violencia que denuncia a la sociedad y al Estado el abandono total en que tenemos a los jóvenes.
Desde las ejecuciones de 23 jóvenes en Ciudad Juárez en 2009 y en Chihuahua, de 19 en el 2011, van más de una docena de estos eventos, con más de un ciento de jóvenes ejecutados.
Lo primero que tenemos que reconocer es que las adicciones son, desde hace tiempo, un problema de salud pública, pero sin política pública de tratamiento. ¿Dónde están las instituciones de salud mental orientadas a la prevención del consumo de productos nocivos a la salud o de desintoxicación y rehabilitación? A grosso modo, la oferta pública que hay no cubre ni el uno por ciento de la demanda.
Los sucesos continuos de estos eventos, desde hace más de una década, nos interpelan por la ausencia de una política integral del cuidado de niñas, niños y jóvenes.
Desde el punto de vista pedagógico, lo primeo que hay que asentar es que ante la ausencia de una política de cuidado por parte del Estado, los mismos cárteles del crímen organizado se han encargado de crear fachadas de centros de rehabilitación para la promoción, acompañamiento y desarrollo del mercado interno de estupefacientes.
Estos centros fachada han desarrollado toda una pedagogía de iniciación, regalando las primeras dosis y entregando a consignación paquetes para la venta de menudeo, que proporcione la autosuficiencia del consumo propio. Es una pedagogía de desarrollo y sostenibilidad de mercado.
La fachada les reditúa de múltiples maneras, además de mantener el mercado cautivo y en desarrollo, la oferta de rehabilitación, sirve a las personas adictas a creer en la ilusión de que estos centros son el camino a la recuperación, cuando en realidad son centros de enganche para la distribución y consumo.
Los datos difundidos por la prensa estos días, informan que en Irapuato hay 265 de estos centros y que de ellos, sólo 65 están registrados, cifras que por sí mismas hablan del dinamismo de los cárteles y de la población cautiva que cuando deja de serles útiles, simplemente la ejecutan, sin necesidad alguna de búsquedas y persecuciones, sencillamente allí están disponibles, acostados; si alguna muestra de civilidad quieren brindarles, les ordenan ponerse de pie para cumplir el ritual del fusilamiento. No sé si les signifique algo, en términos de tranquilidad de conciencia o profesionalismo, pero el gesto se ha repetido en varios eventos.
Al margen de estos centros fachada, que al parecer son los más, existen los que podríamos calificar de los auténticos centros de rehabilitación de población con problema de adicciones. Y que no necesariamente son todos los registrados, porque el registro oficial, también cuenta con su propia pedagogía. La pedagogía de la simulación, que es genérica al servicio y al poder público de las distintos órdenes de gobierno.
En primer término, lo que aquí llamo centro auténtico de rehabilitación, se caracteriza por poner en el centro a la persona en situación de adicción y a través de un diálogo a profundidad, los facilitadores acompañan a las personas a que ellos mismos comprendan su situación, clarifiquen sus alternativas de recuperación, decidan sus propios retos y mecanismos de control.
Esta pedagogía focalizada en el fortalecimiento de la autoestima, personalidad y sociabilidad, se instrumentaliza de manera muy diversa a través de herramientas que ofrecen los organismos internacionales que han desarrollado, además de conceptualizaciones, metodologías, instrumentos y materiales didácticos. Entre ellos, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de las Naciones Unidas, a través de la UNESCO, el Instituto Nacional contra el Abuso de la Drogas (NIDA), por sus siglas en inglés.
Hay en México, una red integrada por estos organismos internacionales, incluidos sus homólogos a nivel Latinoamérica e instituciones de los diferentes órganos de gobiernos en las entidades federativas, Centro de Integración Juvenil (CIJ), es lo más profesional y en términos económicos, al alcance de la población, ciertamente con una cobertura limitada del servicio.
Independientemente del nivel de profesionalismo de estos programas, las mismas evaluaciones del impacto concluyen que no es mayor a un 5% los casos de rehabilitación definitiva. Por lo anterior, tenemos que insistir en una política pública del cuidado integral de niñas, niños y jóvenes que articule, salud, nutrición, deporte, educación, cultura y renta básica o ingreso vital, que les ofrezca un futuro de oportunidades de realización personal y profesional. Sin este horizonte posible no son viables los jóvenes ni la sociedad.

*Analista y consultor independiente. rlucero1951@gmail.com

  • Héctor Murillo

    Gracias, Rafa, lo que no se explica es el porqué de la falta de regulación por parte de las autoridades. Ésto, tristemente, es un cáncer diseminado por todo el país y no se hace nada. Un abrazo.

  • Luis Ernesto Lozano Arana

    Tristemente se ve como el crímen organizado como suelen llamarle ahora a los vendedores de droga. Cada vez ganan más terreno a las autoridades de los tres niveles, tonto llevan la delantera q ellos mismos deciden hasta donde quieren dejar vivir a un joven tienen un control total incluso el control de la natalidad por q muchos de esos jóvenes asesinados ni siquiera son padres y los q son dejan huérfanos a sus hijos. Triste realidad Amigo

  • José Luis Álvarez Maya

    Ante la ausencia de la debida atención con una política pública. Surgen la auto organización civil, con sus respectivos riesgos y aunque haya buenas intenciones ciudadanas, la falta de información y soporte gubernamental, posibilita la infiltración de la delincuencia organizada, con las posibles y lamentables situaciones descritas.
    Cierto, la viabilidad de la juventud está en altos riesgos y en consecuencia la de la sociedad…

    Saludos mtro. Rafael…

  • Maria Guadalupe

    No hay una estrategia probada en la prevención.
    Saludos Maestro Lucero, gracias por compartir

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