Las olimpiadas (y otras quimeras) postergadas

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

En este año se hubieran llevado a cabo los Juegos Olímpicos, que representa el evento deportivo más grande para el mundo, dado que participan competidores de prácticamente todos los países de la orbe en diferentes disciplinas, tanto individuales como de conjunto. Cada 4 años vemos conjuntados por un breve lapso, a los mejores atletas.
Cada uno de los participantes se prepara durante años para tener un momento de brillo que lo lleve a la inmortalidad y a ser grabado su nombre en la historia de los juegos. Observamos así a hombres y mujeres, de diferentes edades, en el mejor momento de su vida, cuando son más rápidos, más fuertes o con mayor destreza dentro de su área de competición. En algunas disciplinas hay jóvenes que ya son consideradas o considerados veteranos, como en la gimnasia, y en otras vemos a participantes ya en la madurez de su vida.
En tres ocasiones, durante el siglo XX, los juegos tuvieron que suspenderse; las causas son obvias, ya que fueron en tiempos en los que el mundo estaba sufriendo las Guerras Mundiales; en esta ocasión, los juegos no se suspendieron, quedaron postergados para el año 2021, siempre y cuando la pandemia lo permita.
Sin embargo, este cambio inesperado pudo, cual efecto mariposa, haber alterado los resultados que se hubieran presentado este año en varias disciplinas; hay quienes se encontraban en su mejor momento y nadie podría haberles ganado, pero durante la pausa de un año pudieron o pueden sufrir una lesión, perder fuerza física o algún factor más que afecte su desempeño el próximo año; otros se encontraban en la edad límite para desplegar fuerza y habilidad, por lo que un año más puede ser un elemento que vaya en su contra; en sentido opuesto, hay quienes no se encontraban en las mejores condiciones, por lo que no hubieran ganado nada, pero el retraso fue benéfico y llegarán en mejores condiciones para pelear una medalla; hay quienes, por edad, pensaban retirarse compitiendo por última vez, lo cual ya no podrán cumplir.
Los sueños, las aspiraciones y las posibilidades de éxito cambiaron en un año. De manera similar, vemos lo mismo en otros escenarios; jóvenes preparándose académicamente por años, estando en un buen momento de su vida, listos para ingresar al mundo laboral y tuvieron que retrasar sus metas por la falta de oportunidades, lo que incrementará la competencia con los jóvenes de la siguiente generación en la lucha por un lugar. O, por ejemplo, personas de 39 años que perdieron su trabajo y el año que entra, si la pandemia lo permite, se enfrenten a una búsqueda en un escenario laboral que en ocasiones demanda “menores de 40 años”. Profesores que han intentado retirarse compitiendo aún en buen nivel, pero tendrán que hacerlo en otro momento porque lo administrativo simplemente quedó rebasado con la pandemia.
Las olimpiadas, las metas y los sueños de muchos quedaron postergados con la pandemia; deseamos de verdad que se puedan llevar a cabo. Confiemos que se desarrollen el próximo año, lo necesitamos.

*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

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