Las Chivas Rayadas y el ejemplo para la educación

 en Marco Antonio González

Marco Antonio González Villa*

Alguien de nosotros lo tenía que decir o tal vez yo tenía la necesidad de decirlo. Para todos aquellos que el fútbol genera pasión y en particular para aquellos que sienten un vínculo con Las Chivas del Guadalajara, es un hecho que no se vive un buen momento y las palabras crisis, mediocridad y descenso han estado, continua y lamentablemente, en boca de los comentaristas deportivos.
Pese a que se han identificado diferentes factores que han propiciado esta situación, es un hecho que el problema principal se centra en el hecho de no querer invertir y, aún así, esperar que se den los mejores resultados. Idea que en los últimos años ha sido una máxima para el ámbito educativo.
¿Qué pasó con este equipo que hace algunas décadas era llamado el “campeonísimo”?, es simple: en aquella época contaba con los mejores jugadores nacionales y el resto de los equipos no disponían de grandes presupuestos, lo que favoreció que Las Chivas fueran un equipo sumamente competitivo.
Y entonces, todo cambió. Algunos equipos empezaron a invertir cantidades considerables en jugadores, tanto nacionales como extranjeros y así lograron acabar con la hegemonía de los rojiblancos, por lo que emergieron “otros” grandes que paulatinamente, y gracias a su dinero, les fueron dando alcance, e incluso, los han rebasado ya.
Así, podemos observar que en las últimas 4 décadas le han dado a su afición, con cuenta gotas, un campeonato cada 10 años en promedio, en los que podemos encontrar un elemento en común: cuando han conjuntado equipos en los que hay hombres de mucha experiencia y, por lógica, no baratos, entonces el equipo dio resultados. Pero después vienen nuevamente la venta de jugadores y la falta de inversión y los resultados, obvio, no se dan. Tal situación se presenta hoy en día en todo el mundo, gracias a la globalización y la libre competencia: los equipos ricos ganan más campeonatos.
Así que Las Chivas son un claro ejemplo de lo que se tiene que hacer con la educación como primera, y muy obvia, medida: invertir. Los equipos invierten en estadios, aquí hacen falta mejores escuelas; los equipos invierten en grandes sueldos para los jugadores y su formación, en lo educativo se podría pagar mejor a los maestros e invertir también en su formación; los equipos buscan generar identidad local y arraigo, aspecto que hace falta buscar también en las escuelas que han buscado homogenizar o “globalizar” la forma de ser. Cuando se realizan inversiones fuertes los dueños exigen, con todo el derecho, mucho a los jugadores, lógica que funciona distinto entre gobierno y maestros, ya que, invirtiendo poco, exigen que el maestro cumpla con funciones y responsabilidades que no le corresponden, pero lo hacen.
En esta tendencia de poner a cargo de la Secretaría de Educación a personas que no se formaron en el magisterio, sería bueno que algún día pusieran al frente al dueño de uno de los equipos con éxitos recientes, no sé, tal vez con su visión y el trabajo de todos logremos ser grandes en educación. O tal vez, perdón la reiteración, todo sea cuestión de invertir más y mejor, ¿o no?

*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala. antonio.gonzalez@ired.unam.mx

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