La práctica multigrado cambió mi perspectiva

 en Invitados

Leticia Hernández Aquino*

El día que decidí ser docente no sabía a lo que realmente me enfrentaba, tenía amor pero no pasión, no sabía lo que me generaría estar frente a un grupo de niños, donde su educación depende de ti y es que aún sin ser docente, estando en formación, la energía que ellos me generan cuando tengo jornadas de prácticas es indescriptible, son inspiración para seguir formándome e intentar darles lo mejor, a lo largo de estos semestres he tenido varias experiencias, pero la más significativa me tocó vivirla en una comunidad rural, en una escuela multigrado, bidocente, donde los servicios carecían, pero la humildad prevalecía sobre todas las cosas. Pocos eran los niños que asistían a la escuela y eran tan pocos que podíamos darnos cuenta muy detalladamente de como era su vida, de la carencia económica, pero en algunos también de una familia, donde ellos mismos se sostenían ytambién a sus hermanitos más pequeños, donde tenían que caminar una hora para llegar a tomar clases, con zapatos rotos, ropa vieja y un suéter delgado para el frio tan intenso que hacía en la comunidad, eso para mí significaba las ganas que tenían de salir adelante y, entonces la pasión por enseñarles, por compartirles conocimiento se extendió, me rebasó, en ese momento supe que, educación era lo mejor que yo podía ofrecerles a esos niños, sin duda alguna abrió horizontes en mi forma de ver la educación, me llenaron de motivos para seguir preparándome, mis ganas por llenarlos de saberes me rebasaban, no quería que a partir de ese momento ningún niño se quedara sin educación.
La forma en la que te corresponden en esas comunidades es demasiado gratificante, te hacen sentir parte de su familia y su agradecimiento es inmenso, basta su sonrisa y un “maestra ya le entendí” pero ellos nos daban más que eso, no imaginan lo bonito que era el que las mamás prepararan el desayuno para todos los niños, en leña, compartiendo todos juntos el alimento, el olor a café de olla y un “Maestra adelante, siéntese” jamás lo voy a olvidar, la calidez de las personas es inigualable, su calidad humana y el calor que te brindan los alumnos y su familia realmente te llenan el alma.
Fueron pocos días lo que compartí con ellos, pero bastaron para darme cuenta que estaban llenos de ganas por salir adelante, y entonces mi trabajo era dar todo de mí, la pasión que sentía al explicarles un tema, jamás imaginé sentirla, jamás imaginé lo feliz que me haría compartir conocimiento a los pequeños, y más allá de eso, era enriquecerles el alma, el espíritu, transmitirles no sólo conocimiento, alegría también. Durante esos días cambió mi perspectiva, y entendí que la pasión de educar implica sembrar esperanza, luchar contra todas las adversidades que se nos presenten durante el proceso de enseñanza, y todos esos sentimientos, son nuestros alumnos quienes nos los transmiten esos mismos sentimientos, ello justifican y hacen que valga la pena cada dificultad o adversidad, incluso cada decepción en el camino.
En esa escuela multigrado pude darme cuenta de lo que realmente quiero y, es precisamente, prepararme cada día más, para poder ofrecerles lo mejor, para poder romper con todos las adversidades económicas y sociales. Tan grande fue nuestro lazo con estos chiquillos, que nos invitaron a su graduación, solo tres niños de primaria se estaban graduando, pocos, pero en esos tres niños “vi esperanza, vi ganas de salir adelante, vi responsabilidad y coraje frente a cada obstáculo” esas fueron mis palabras al dirigirme a ellos y sus familias. En ellos vi nacer mi pasión por educar… y estaré eternamente agradecida por dejarme entrar en su aula, en su escuela primaria, en sus corazones.
Hoy sé que quiero dedicar parte de mi vida a la educación multigrado y reflejar en mis alumnos la pasión que tengo por educar, por transmitir conocimiento, por transmitir esperanza en todos los niños, pero más en aquellos para los que las adversidades no son un obstáculo para seguir estudiando.

*Estudiante de la Escuela Normal Urbana Federal de Cuautla, Morelos. leticiahdezaq@gmail.com

  • Jaqueline Mejía

    Hoy en 2019-2020 siguen existiendo este tipo de escuelas, es importante dar un espacio digno, una atención dónde se ve reflejada la presencia del maestro maestra; aún las carencias que se muestran, son pocos en la escuela porque es una comunidad pequeña, es bidocente pero no por eso dejan de dar una atención de educación, con calidez humana, son niños muy respetuosos sin malicia. Las maestras que atienden dan el 200% por sus niños. Brindan más de su tiempo, brindan más de su cariño y dedicación solo por amor a su trabajo, es pesado, pero ahí siguen porque les gusta su labor y les apasiona.

  • María de Jesús Salazar

    Muchas felicidades a todos los maestros que trabajan en comunidades remotas, ahi donde nadie se quiere quedar mucho tiempo, ahí en donde tanto nos necesitan, exijamos a nuestras autoridades que tanto mencionan la equidad, que se vuelva una realidad para nuestros niños de comunidades rurales con tantas carencias

  • Esther

    El Maestro que trabajó en multigrado definitivamente logró formarse como docente.

  • MTRO. LINO (ZONA 292 PRIMARIA-VERACRUZ

    EFECTIVAMENTE EL TRABAJO MULTIGRADO TE MARCA, TE HACE VALORAR NUESTRA PROFESIÓN PORQUE EN ESOS LUGARES TE SIENTES VALORADO POR LOS NIÑOS Y LOS PADRES DE FAMILIA, QUIENES ENTIENDEN QUE ERES EL ÚNICO MEDIO POR EL CUAL TENDRÁN ACCESO A LA EDUCACIÓN FORMAL. NO OBSTANTE, HAY QUIENES APROVECHAN ESA LEJANÍA PARA HACER DE LAS SUYAS Y FALTAR CONSTANTEMENTE..
    MI RECONOCIMIENTO A QUIENES AL ESTAR FRENTE A UN GRUPO MULTIGRADO, LO TOMAMOS COMO UN RETO PARA SUPERARNOS Y DAR LO MEJOR DE NOSOTROS A ESOS CHICOS. MULTIGRADO INDUDABLEMENTE TE FORJA COMO DOCENTE.

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