La otra cara de la moneda

 en Verónica Vázquez

Verónica Vázquez Escalante*

Mantener una sola visión en las situaciones que se deben observar para así entender determinado tema, puede considerarse como un criterio pobre. El tener solamente un panorama del problema nos hace, a todos los seres humanos, manejar un rango limitado de posibles soluciones o conocimiento del ser y hacer. Una parte de la filosofía que se ha mantenido vigente y pertenece al racionalismo occidental, es la frase lanzada por René Descartes: “Pienso luego existo”. La locución Latina es “cogito ergo sum” y su traducción literal sería “pienso, por lo tanto soy”.
Si uno se detiene a reflexionar profundamente sobre esta frase, sin ninguna duda puedo afirmar que las preguntas surgirían de manera natural y con un verdadero deseo de despejar incógnitas que emergen de tal tarea. Un niño cuestiona desde sus primeros años de vida y desea saber ¿por qué llueve?, ¿por qué hay sol? Y bueno, miles de preguntas que generamos desde que se empieza a tener uso de razón, sin embargo, el hecho de tener algunas respuestas en la vida, no debe impedirnos ver la otra cara de la moneda.
El ejemplo es sencillo y entendible pero no siempre así en la práctica. Desde el padre de familia, el maestro y los mismos amigos o entre iguales, al platicar e intercambiar ideas, debemos motivarnos a ampliar el escenario de lo que se comenta e intentar entender por qué alguien dijo o actuó de alguna manera.
Intentar y ver la otra parte de la conversación, genera a una persona con criterio, con visión amplia y se espera que se maneje con un grado menor de errores ya que tener una macrovisión, siempre será mejor que tener un punto a alcanzar sin voltear a ver que le rodea o qué hay detrás del objetivo.
El hecho de tener la conciencia plena de que soy capaz de pensar y así existir, es también brindar la claridad de que no siempre se tiene la razón de lo que se hace, se entiende que existe un margen de error el cual puedo evitar tanto como sea posible alertar los sentimientos que darán la razón en el justo momento.
Ahora bien, bajo esta misma lógica puede decirse que si la otra persona piensa, también existe; entonces puede haber conversación y cada quien con su respectivo punto de vista sin olvidar el respeto y el derecho al ser y pensar.

*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. veve30@hotmail.com

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