La naturaleza del SNTE: decir, desdecirse y volver a decir

 en Jaime Navarro Saras

Jaime Navarro Saras*

Es hasta ocioso, a esta altura de la historia del SNTE y conociéndolo desde siempre, revisar el sentido real e irreal de su naturaleza, para todo mundo es conocido que han sabido aplicar a la perfección una de las frases clásicas de Goucho Marx: “These are my principles. If you do not like, I have others” (Estos son mis principios. Pero si no le gusta, tengo otros).
El motivo de este artículo se debe, principalmente, al comunicado de adhesión “sin condiciones” del SNTE al gobierno de Andrés Manuel López Obrador en el marco de la celebración de su triunfo en las elecciones de hace un año, en dicho desplegado ante los medios de comunicación asumen el compromiso de sumarse a su proyecto (de AMLO), además “reiteran su total apoyo a quien encabeza hoy los esfuerzos del Estado Mexicano para realizar la Cuarta Tranformación de la vida nacional, que representa la esperanza de construir un país más justo, más igualitario, con oportunidades de bienestar y progreso para todas y todos los mexicanos”.
Es curioso, pero hace un año le decían algo muy parecido al candidato del PRI José Antonio Meade y aliado del extinto PANAL: “Le reiteramos el respaldo total de nuestra militancia y de nuestros aliados: mujeres, jóvenes, indígenas, empresarios y de manera especial de los trabajadores de la educación de todo el país que voluntariamente han expresado su voluntad de participar con un proyecto liberal y moderno”, decía Juan Diaz de la Torre en un evento organizado para promover a dicho candidato.
Contrario a la sumisión ante el PRI, atacaban cada uno de los pronunciamientos de López Obrador, sobre todo lo relacionado con la posible derogación de la reforma educativa de Enrique Peña Nieto en caso de ganar AMLO, y no sólo defendieron la extinta reforma educativa como propia, sino que la promovieron y la aplaudieron presumiéndola como la iniciativa madre que llevaría a México hacia la modernidad y que, a la postre fue una de tantas razones por la cual salió Juan Díaz de la Torre del SNTE, en su lugar dejó a Alfonso Cepeda Salas (personaje incondicional y demasiado cercano a él) y quien poseía la mayoría de hilos y relaciones con los distintos niveles de gobierno.
Alfonso Cepeda Salas es la versión amable del SNTE, un tipo carente de protagonismo, sin imagen pública y falto de carisma, su perfil está más relacionado con la negociación detrás de las puertas y la asesoría medrosa, personaje que creció a la sombra de los dirigentes que le precedieron y, digámoslo elegantemente, el menos peor de todos los que formaron parte del equipo de Juan Díaz, incluidos los ahijados y entenados de Elba Esther Gordillo Morales, la madre incómoda de todos los que ahora se dicen reinventores del nuevo SNTE y diseñadores de un sindicato democrático, incluyente y preparado para el nuevo escenario de la libertad sindical anunciada por los padres de la Cuarta Transformación.
El SNTE es lo que todos conocemos (un camaleón de fácil adaptación a los tiempos) no por algo jamás ha perdido protagonismo independientemente del color partidista del gobierno en turno, las cuotas descontadas de manera obligatoria a los trabajadores son las que le dan ese poder y para el Estado eso es muy conveniente, debido a ello, difícilmente podrá cambiar su naturaleza, a menos que los maestros asuman un papel más activo y surjan liderazgos que sepan sumar esa energía, de otra manera: sean ustedes bienvenidos al SNTE de la Cuarta Transformación que bailará al ritmo que le toque quien o quienes manejan los hilos del poder, independientemente si van a mejorar o no las condiciones laborales de los trabajadores de la educación.

*Editor de la Revista Educ@rnos. jaimenavs@hotmail.com

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