La inseguridad social marca nuestro entorno

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

He seguido de cerca el caso de tres hermanos (jóvenes los tres), José Alberto, Ana Karen y Luis Ángel de apellidos González Moreno; los cuales fueron secuestrados sustraídos de su propio hogar el pasado viernes 7 y encontrados muertos dos días después, el domingo 9 en el km 27 de la Carretera a Colotlán.
Lo que aquí escribo es con un profundo respeto a sus familiares y hago alusión al caso para poder sustentar lo que pretendo decir del entorno de inseguridad y de riesgo que se vive en el estado de Jalisco.
No es verdad que Jalisco sea un estado seguro, el botón de muestra que tenemos a la mano nos sirve para demostrarlo. Ante este lamentable acontecimiento, las autoridades locales del fuero político han guardado silencio. Tanto el gobernador, como el fiscal general del estado, así como las autoridades judiciales, se han visto rebasadas. La verdad no sabemos si algún día tendremos acceso a ella. ¿Qué fue lo que pasó en todo esto y por qué?
Diversos colectivos, grupos de académicos y de estudiantes de distintas dependencias, han manifestado su indignación ante estos hechos. Destaco el FORO DE PAZ Y CONVIVENCIA, que aglutina de manera plural a un grupo importante de académicos y académicas, trabajadores de la educación y de la cultura, investigadores y dirigentes de organismos civiles; dicho FORO fue desde donde se animó, junto con otros colectivos, la movilización para crear mecanismos de ayuda, encontrarlos vivos en un primer momento y ahora encontrar la verdad después de su muerte. Si bien es muy prematuro aventurar juicios al respecto, yo aquí destaco tres grandes reflexiones:

a) La condición de ser joven en esta ciudad y en esta entidad es un riesgo, no importan tus actividades, ni tu condición social. Ser joven te convierte en un objetivo para los grupos delictivos en la entidad.
b) ¿Quién tiene la autoridad y el poder en el estado? Los gobernantes formales pretenden disfrazar su inoperancia en el caso, a partir de aspiraciones políticas poco legítimas. La demagogia, los anuncios espectaculares y las promesas que no se cumplen son parte de este entorno de inseguridad que caracteriza a esta entidad. Ante ello, se requiere reforzar las formas civiles de participación y organización. Desde abajo y sin tintes de aspiraciones políticas, es necesario reconvertir el estado de cosas. ¿Cómo instaurar una cultura de seguridad y civilidad dentro de un entorno que sigue reproduciendo los mecanismos de riesgo e inseguridad?
c) Alguien decía que, si los medios no difunden la noticia, nosotros debemos hacerlo. El problema no es sólo de difundir un hecho triste y lamentable que llena de luto no sólo a una familia sino a la sociedad entera. El problema es darle carpetazo a este tipo de asuntos. No sólo la denuncia y la protesta, también la exigencia por la verdad y por mejores condiciones sociales es la tarea que nos ocupa.

Ganar el espacio público, hacerlo nuestro para caminar por las calles libremente es la tarea. Para reconvertir el clima de inseguridad de nuestro entorno, ante ello, los jóvenes deben ser los más seguros por todo lo que significan.

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. mipreynoso@yahoo.com.mx