La gracia de ser impune

 en Marco Antonio González


Marco Antonio González Villa*

Resulta difícil aceptar y digerir que hay personas que jamás pagarán por aquello que hicieron y que haya lastimado o perjudicado la vida de otros. Tengo claro que la frase de Oscar Wilde “En la vida real, los buenos no son premiados ni los malos castigados; el éxito se lo llevan los fuertes y el fracaso los débiles” tiene cada vez más sentido para mí y para muchos mexicanos; insisto, aunque no lo pueda digerir.

Queda claro que los últimos años, o los últimos sexenios, o las últimas décadas, ya no sé hasta dónde regresarme, en México ha habido personajes que, pese a sus malas acciones, pueden vivir tranquilamente, sin preocupación alguna, con una sonrisa en el rostro y un cinismo en el alma.

¿Entonces por qué llamar gracia a la impunidad?, la respuesta puede ser interesante. El término gracia puede tener y jugar con diferentes acepciones. En una primera definición puede significar elegancia y desenvoltura en los movimientos de una persona; y así fue durante el último sexenio, muchos de cuello blanco, elegantes todos ellos, movieron dinero a través de diferentes cuentas e instituciones para desviar fondos hacia… aún no lo sabemos, pudo ser una campaña, un partido político o los bolsillos de alguien.

Por otro lado, también existe la noción de gracia divina, que es un don o favor que le concede Dios a alguien para ayudarlo. Recuerdo las palabras de Nixon, que se pueden ver en la película La entrevista del escándalo, en donde señala que si un presidente hace algo no es ilegal, en donde la implicación se centra en señalar que se puede hacer cosa por el lugar que ocupa, que muchos mandatarios asumen como concedido por gracia divina. Por eso algunos pueden someter a personas en el Estado de México, adquirir bienes inmuebles de dudosa procedencia o cubrir a diferentes amistades de desvío de fondos, injuriar a los docentes, pero, por ser el presidente, lo puede hacer y no está mal.

En un último sentido, qué vamos a recuperar, la gracia alude también a una habilidad que posee una persona, incluida el humor. Está es de las más incómodas, porque podría mostrarnos alguien que puede burlarse de los demás, ser sarcástico, irónico, pero siempre sonreír. Y así nos pueden mostrar un rostro que intenta tener gracia, transmitir alegría, pero acaba siendo una burla.

Viendo el desfile de personajes en los últimos sexenios que vivieron, viven y, probablemente, vivan en la impunidad, creo ya no tener duda: ser impune es una gracia.

*Maestro en Educación. Profesor de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala.antonio.gonzalez@ired.unam.mx

  • Marco Romo

    La gracia de ser impune: (Tan solo en la SEJ tenemos muchos ejemplos de desvíos de recursos públicos)…

    Dirección General de Formación Continua para Profesionales de la Educación en el Estado de Jalisco, estando como titular el Mtro. Alonso Soto Zavala.

    Los desvíos millonarios en este año fiscal del CONVENIO para la implementación del Programa para el Desarrollo Profesional Docente para Educación Básica, que celebran la Secretaría de Educación Pública y el Estado de Jalisco.

    28 de febrero de 2018, se firma el convenio y se pública en el DOF (…)

  • MARCO ANTONIO GONZALEZ VILLA

    Marco muchas gracias por tu aportación como siempre, que complementan y enriquecen siempre el texto. Alejandro Gracias

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