La formación de los formadores. Las escuelas Normales en el debate nacional

 en Miguel Ángel Pérez Reynoso

Miguel Ángel Pérez Reynoso*

El acuerdo (sin número) en donde se establece el cambio en las reglas de operación de las Escuela Normales del país (incluyendo las 11 Escuelas Normales públicas del estado de Jalisco), que fue publicado hace una semanas, traerá implicaciones operativas e institucionales importantes en el corto y mediano plazo, al interior de dichas escuelas.
Las escuelas Normales viven actualmente una especie de estado de estancamiento, debido a la inercia institucional de los últimos años y a las contradictorias políticas públicas en el terreno de la formación de docentes y de agentes educativos.
Los cambios están pensados en la transformación hacia la mejora de las condiciones institucionales y de operación de las escuelas Normales públicas del país ¿y qué dice que el SNTE, está de acuerdo en todo esto? El SNTE ha sido la agencia más resistente para modificar a las escuelas Normales públicas en el país, no sólo imponía e impone directores de escuela, también recluta a docentes que forman parte de las plantillas académicas y más adelante incidió en los acuerdos, orientaciones y hasta en las reglas para definir el desarrollo institucional de las escuelas formadoras de docentes.
El acuerdo, si bien en el papel suena bien, ya que aspira a crear un esquema muy parecido en el que basan su funcionamiento las instituciones de educación superior, en la realidad el reto se ve muy lejano para poder cumplir con dicha aspiración. No sólo estorban los grupos de poder que se han enquistado en la estructura de las escuelas Normales, también estorba la (in)cultura de simulación, de flojera y de poca productividad académica, que se ha instalado como parte de la identidad de las escuelas Normales públicas del estado de Jalisco En otro tiempo las escuelas Normales se les pensaba (en el imaginario social y educativo), como una extensión de la educación secundaria o, dicho en términos modernos, era una escuela secundaria grandota, los docentes muchos de ellos venían de tener horas en secundaria y las Normales eran definidos institucionalmente como unas extensión de la secundaria.
Ahora ante un nuevo intento (porque no es el primero), todo se remite al año 1984 en donde por decreto se cambian las reglas para ingresar (como alumno) a una escuela Normal, de transformar la vida institucional y académica de las escuelas Normales, ya las fuerzas de resistencias están actuando. Imaginemos la convocatoria de un concurso de oposición para reclutar a personal académico, ¿quiénes serán los candidatos que asistan a cubrir las plazas vacantes?, ¿quiénes serán los árbitros encargados de llevar con neutralidad dicho proceso?, y por último, ¿cómo se encargarán los nuevos candidatos para incorporarse en el enlodado mundo de la vida al interior de las escuelas Normales? La imaginación no nos alcanza, pero estamos ante un cuadro que va entre lo abstracto y el hiperrealismo, ¿cómo sería esto? Algo parecido a lo que está por venir en las escuelas Normales.
La propuesta -repito-, es sugerente, Lo primero sería desmantelar y hacer a un lado a los grupos de poder (incluyendo al SNTE), para que, más adelante crear una estructura académica que garantice un buen tránsito hacia el cambio institucional para crear con la generación de una nueva inercia y una dinámica (basada en la colegiación, la productividad y una nueva vida institucional al interior de las escuelas Normales).
¿Es mucho pedir? Sí, porque esto nunca se ha hecho, es un escenario inédito jamás vivido y poco imaginado al interior de dichas instituciones, por ahí hay gente que se molesta por lo que aquí se afirma, que desde la trinchera del normalismo reclama, diciendo “aquí si se hace investigación”, aquí si hay colegiación, aquí hay una vida académica favorable, puede que esto sea cierto, pero esa no es la regla, sino muy raras, rarísimas excepciones.

*Doctor en educación. Profesor-investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. mipreynoso@yahoo.com.mx

Comentarios
  • Manolo

    Nada que ver con el título. La formación de formadores es un tema tan delicado que no puede quedar en manos de los actuales “formadores”

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