La escuela como orquesta

 en Verónica Vázquez

Verónica Vázquez Escalante*

La mayoría de las personas tenemos siempre preferencia por escuchar un estilo de música u otra. Ésta puede unirnos o separarnos, cambiar nuestro estado de ánimo e incluso apoya al 100% programas, videos, series, TV, cine o radio. Sólo por mencionar algunos casos.
Aquellas personas que se han dedicado a las artes visuales, tendrán que darle un lugar muy especial a la música. Ahora bien, la música así, como tal, tiene una infinidad de variables; no me detendré a mencionarlas porque desde la clásica y hasta la que deseen mencionar, hay innumerables historias, explicaciones, actitudes, derrotas o victorias y más.
La música es un mundo increíblemente amplio, productivo y, alguna vez, alguien dijo que “celoso”. Quien se dedica a este arte, debe de dar todo: tiempo, conocimiento, habilidades y destrezas. Sin embargo, esto no es tan sencillo; no es igual hablar de música que sólo de un instrumento musical. La música en su conjunto llega a formar un estilo, una moda o una época y, desde luego, que eso va determinando etapas y géneros. En realidad, se podría tratar el tema ininterrumpidamente pero el propósito del presente artículo es equiparar una orquesta con la escuela. El concepto del diccionario dice que la orquesta es un “conjunto de instrumentistas que interpretan obras musicales, sinfónicas o de cámara, siguiendo las indicaciones de un director”, ¿verdad que se puede cotejar con nuestra labor educativa?, tenemos diferentes cargos, distintas responsabilidades, hay quien tiene más habilidades en un campo que en otro. La escuela es como la música, es amplia, variable, tiene muchos elementos que la forman y la deforman. Unos sabemos unas cosas y otros dominan otros sucesos pero no debemos olvidar que estamos frente a la misma responsabilidad.
Finalmente, dentro del círculo de trabajo, lo ideal es estar en sintonía con el Director/a para que sea armonioso el tiempo que se invierte en nuestra tarea educativa, para que el alumnado, en su corto periodo de escolar, desarrolle todas las habilidades implícitas de la edad, la época y el momento histórico que les toca vivir. El pensar y re-pensar la educación siempre arrojará más elementos positivos que negativos y, actualmente, repercutirán en la niñez existente; que es el bono de juventud que tiene la Nación mexicana a corto plazo.
En una misma sintonía es ver qué quiero del alumnado, a dónde los llevo, cómo dirijo clases y sesiones. Se está preparando el 11º Congreso Internacional de Educación Superior en La Habana, Cuba para febrero de este año y el tema es: “La universidad y la agenda 2030 para el desarrollo sustentable”, ¿Acaso como docentes ya tenemos esa visión? Claro que muchos argumentarán que para entonces ya se jubilaron, pero eso no significa que podamos desentonar desde ahora sino estimular a sintonizarnos sin perder de vista que la educación es el esfuerzo de varias generaciones.

*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. veve30@hotmail.com

Comentarios
  • Julieta Pérez Fernandez

    Estimada Doctora:
    Muy acertado su artículo que equipara a un trabajo docente con un trabajo musical, organizado, acorde, respetuoso que busca un fin común. Quiera el Cielo que así suceda en las escuelas y universidades, ya que el despegue del trabajo educacional, debe ser EL PROPÓSITO, LA INTENCIÓN.
    Un mismo pensamiento, un mismo fin, una misma entrega, donde nadie se luce, pues de eso se trata de una ORQUESTA.
    Felicidades¡
    PD. VAMOS A CUBA!

    • Verónica Vázquez-Escalante

      Gracias Doctora Julie, me alegra ver que se comprende la preocupación por la calidad educativa desde el primer nivel y hasta universidad para crecer en esa armonía que tanto se necesita en la humanidad. Ese propósito e intención que usted apunta y con mayúsculas, son metas alcanzables pero con la suma de voluntades.
      Gracias nuevamente y un fuerte abrazo.

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