La dignidad es un valor humano

 en Verónica Vázquez

Verónica Vázquez Escalante*

Hace algunas décadas hubo una publicidad que se difundió por la radio reiteradamente. Contenía un breve mensaje sano y atinado. Por fines publicitarios se le agregó música y tonada “pegajosa”, decía así: “Basta de que ahí se va, basta de que a mí qué, vámonos respetando, todo hay que hacerlo bien”.
Era una invitación a evitar divagar en las responsabilidades, a concentrarse en lo que nos corresponde hacer desde nuestro lugar en la sociedad. Sí desempeñamos bien o muy bien o de manera excelente las responsabilidades respectivas, en conjunto evitaremos repetir las cosas, gastos inútiles, pérdidas de tiempo y un largo etcétera que sería el pretexto para no trabajar bien y a la primera. Apostarle a la buena suerte al pensar “quién quita y pega”, es una actitud indigna.
Existe un alto porcentaje de obtener éxito en lo que se realiza al planear previamente, sólo si uno se compromete a cumplir seriamente en su trabajo sin echar culpas ni hablar mal de lo que se hace o se tiene que hacer. Respetarnos es dignificarnos, es laborar sin pensar en que el trabajo es para otra persona; es de uno, para uno mismo.
Así como el trabajo, los comentarios también debemos mantenerlos al margen de lo que implica hablar sin detenerse a pensar por unos momentos lo que se va a decir. Arrojar frases que crean polémica, depende del tono y el campo al que se ataca para que tengan éxito o rotundo fracaso. La dignidad humana, por increíble que parezca, pende de la forma de hablar y decir lo que se comenta.
Dignificar el trabajo es hacerlo bien, también hablar bien de lo que se hace. Si la gente de un país habla mal de su mismo país, se está autodevaluando ante el resto del mundo. Si un docente devalúa su trabajo, la sociedad también lo hará, si un médico condiciona sus servicios, claro que estará en duda el tipo de asistencia a recibir y entonces la dignidad laboral, social, política, académica y principalmente humana se fractura tanto, que llegan a desquebrajarse logrando así que nadie confíe en nada.
No invito a mentir, de ninguna manera ni a callar lo que se tenga que expresar, simplemente a decir las cosas dignamente ya que tal valor humano se degrada a velocidad vertiginosa. Las críticas, las situaciones terribles y grotescas que se viven actualmente a nivel estatal y nacional traerán, a corto plazo problemas mayores a la Nación, a nuestra casa y a nuestras generaciones, sin embargo, el antídoto es hablarlo y expresarlo de manera objetiva. Enunciar y calcular el peso de lo que se dice asumiendo la responsabilidad que se obtendrá.

*Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad 145 Zapopan. veve30@hotmail.com

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